La Organización Mundial
de la Salud reconoció que el virus no están nocivo, pues según su criterio la
tasa de letalidad es del 0,6%. Además, ha dicho que ahora son contrarios al
confinamiento, cuando era eso lo que recomendaron: “Nosotros, en
la Organización Mundial de la Salud, no abogamos por los encierros como el
principal medio de control de este virus”. Sin embargo, tanto los medios como el oficialismo, entendiendo por el ello,
el gobierno a través de su ministro de Salud, el Colegio Médico y las
respectivas escuelas de medicina, sin actuando como si fuera letal. Ahora no
siguen la OMS.
Llevamos seis meses en
esta falsa pandemia y plandemia, porque fue planificada. Todas las medidas en
que estamos inmerso no tienen fundamentos médicos o científicos. Todas se basan
en la premisa que todos somos virus con patas, a pesar de que el virus salió
del laboratorio militar de Wuhan. De un centro que produce armas biológicas. Es
un supuesto, pues no hay evidencia científica al respecto. La segunda premisa
es que virus se propaga rápido.
Las medidas sanitarias
que surgieron por el coronavirus y la nueva normalidad no tienen bases médicas,
sino que fueron elaboradas por psicólogos, tal como señalo David Icke en
Trafalgar Square el 28 de agosto:
“Esto, toda esta
subyugación e imposición del fascismo sobre la raza humana en todo el mundo, no
está siendo dirigida ni siquiera por profesionales de la salud, sino por psicólogos,
justo al final de la calle…A metros de donde estamos, está el gobierno
británico…Con una oficina del gabinete, propiedad de empresas privadas, llamada
equipo de conocimientos del comportamiento, y su trabajo es simplemente
estudiar psicología humana y luego desarrollar lo que se aprendió, para volver
a modificar el comportamiento de la población, y se están enfocando en nuestros
niños, más que en nadie…”.
Otra prueba que esta es
una falsa pandemia en Chile, es que entrando inmigrantes venezolanos entre
gallo y medianoche. Lo vi en el canal CLV. Se supone que están las fronteras
cerradas por el virus. Y la prueba más contundente es las autoridades quieren
que votemos el próximo 25 de octubre para el Plebiscito. Ese día el bicho hará
una excepción. Justo cuando en un día 2000 personas se contagiaron.
A partir de la premisa de
que el virus se propaga rápido, se han derivado las medidas supuestamente
sanitarias. Primero, el distanciamiento social. Segundo, la prohibición de
saludar y abrazar. Tercero, las normas de higiene. Cuarto, el prohibir
cualquiera reunión de grupos, ya sea en supermercados, espacios libres,
gimnasios, escuelas, universidades, centros de yoga y dojos. Y por último, el
confinamiento.
Lo único que tienen para
justificar tales medidas es el test PCR. Gracias a éste sabemos el número de
contagiados día a día. Sin él los médicos no sabrían distinguir de una persona
sana y de otra que tenga el coronavirus.
Por esa razón van a buscar supuestamente contagiados. Las personas
muertas por el bicho mueren en los hospitales y no en las casas.
El PCR lo tienen para
provocar temor en la población. El segmento que no ha tenido problemas con el
bicho es, pues, los niños y jóvenes. El canal RVTE Noticias del 9 de septiembre
afirma que “En Israel, tras la apertura de colegios ya han tenido que cerrar
347 centros educativos”. Agrega: “Tan solo 9 días después del comienzo del año
escolar más de 1800 estudiantes ha dado positivo y 25000 están en cuarentena”.
Aún no se han dado cuenta los medios que
el PCR siempre da positivo.
No sabía cómo lo hacían
en nuestro país con respecto al test: van a las casas o testean en la calle.
Salí de mi duda, cuando el ministro de Salud informo que en un día se habían
contagiado 400.000 personas. Leyendo los comentarios a la noticia supe que
allanaban las casas. No es que los médicos sean vectores sino que el PCR
siempre o generalmente da positivo.
En Estados Unidos
informaron que se habían contagiados 500.000 de estudiantes universitarios. Sin
embargo, ningún muerto.
Cabe preguntarse, ¿Por
qué la Organización Mundial de la Salud eligió esa prueba? ¿Por qué desoyó al científico Karry Mullis?
Murió este año. Sin embargo, él se convirtió en uno de los tantos científicos
silenciados y tildados de negacionistas de la pandemia. Mullis dijo: “El PCR no
sirve para medir cargas virales”.
En un principio la OMS
recomendó hacer puros test. Luego cambió de parecer.
Reproduzco lo expuesto
por la doctora española María José Albarracín: “Los ácidos nucleicos fabrican
ARN que con la transcriptasa se convierten en ADN. Los virus son las cadenas de
ARN/ADN llamados exosomas, estos se liberan cuando el medio interno se
acidifica y pierde oxígeno. La prueba por PCR detecta una parte de esos
exosomas/virus/adn y la amplia. Esta prueba no es válida porque no han
secuenciado ningún virus completo por lo que pueden dar positiva con muchos
virus de ADN parecido”.
Dicho en otras palabras por la misma doctora: “Virus no
purificado=virus mal secuenciado. Virus mal secuenciado= falso nuevo virus.
Falso nuevo virus= test mal confeccionado. Esto se suma al hecho de que el test
PCR por defecto es inadecuado para detectar infecciones virales porque no sirve
como test cuantitativo”. A modo de conclusión: “Test inadecuado y mal
confeccionado= falso positivo. Falso positivo=Plandemia ”.
Recuerden que la OMS
cambió la definición de pandemia hasta no hace poco. Por ejemplo, los medios
globalistas han armado un escándalo por la cifra de muertos en los Estados
Unidos. Con todo, si comparamos los muertos por la cantidad de habitantes los
números son ínfimos. Así el país del norte con una población de 328 millones de
habitantes ha tenido 186000 muertes por coronavirus. Lo que equivale a 0,057%.
En Rusia han tenido 17527 muertes de una población de 146 millones. Y eso equivale a 0,00119%. En nuestro país
llegamos al 1%. ¿Eso corresponde a la definición clásica de pandemia? Los
números son menores, porque no todos mueren por el virus.
El primero que señalo que
el PCR no servía fue el presidente Tanzania, John Magufuli hace cuatro meses, pues
probó el test en una papaya, una cabra y otra cosa más. Y dieron todos
positivos. El video no lo han borrado. Descubrió que era un fraude. Por esa
razón, expulso a los funcionarios de la Organización Mundial de la Salud.
Lo mismo dijo el ministro
de Salud alemán el 5 de junio, Jens Spahn: “Muchos más falsos positivos que
positivos”.
El ministerio de sanidad
español emitió el documento “Instrucciones para la realización de pruebas diagnósticas,
para la detección del Covid-19 en el ámbito de las empresas” actualizado el 30
de junio del 2020. En el leemos: ”No se recomienda la realización de cribados
mediante la realización de PCR o técnicas serológicas, por las dificultades de
interpretación de los resultados en personas asintómaticas y de bajo riesgo y
las implicaciones en su manejo”. Agrega: “Por lo que se refiere a las pruebas
basadas en la detección de anticuerpos, es necesario hacer notar que
proporcionan información de la fase de recuperación, cuando muchas de las
oportunidades de intervención clínica o interrupción de la transmisión de la
enfermedad ya han pasado. Además de los falsos positivos que pueden aparecer”.
Falsos positivos
significa persona sana.
Los brotes lo sabemos
gracias al PCR. Los medios globales incluidos los chilenos han hablado de la
segunda oleada o brota. Ahora bien, de acuerdo a la Ley de Farr: “Una vez que
se ha alcanzado las muertes máximas, deberíamos trabajar asumiendo que la infección
ya ha comenzado a caer en los mismos pasos progresivos. El uso de las muertes
como sustituto de las infecciones por caída facilita la planificación de los
próximos pasos para reabrir aquellas sociedades que están encerradas”.
Lo que quiere decir esa cita
es que importan los muertos y no los contagiados. En todos los países los
muertos han descendido. Para mantener las cosas como están a todo le ponen
covid en los hospitales.
Si dejan de usar el PCR,
desaparecen los contagiados. Los médicos
simple vista no pueden diferenciar uno contagiado de una persona sana.
Hasta Sherlock Holmes se
hubiera dado cuenta.
Javier Bazán
Etiquetas: David Icke, doctora María José Albarracín, Jens Spahn, John Magufuli, Karry Mullis, Letalidad del covid-19, Ley de Farr, OMS, PCR
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