Estado policial
¿Quién se hubiera imaginado una circunstancia como la actual el año pasado?
Solamente a través de una película o serie futurista. De repente, hemos perdido
nuestras libertades. Para la mayoría de los personajes públicos que aparecen
por televisión o que realizan programas en canales de Youtube, ya sea
políticos, ya sea médicos, las medidas tomadas son normales, pues estamos bajo
una pandemia de acuerdo a la definición que maneja la Organización Mundial de
la Salud. Aun cuando el porcentaje de muertos con respecto a la población
mundial sea mínimo.
En principio se llamó a guardar
cuarentena. Luego comenzaron las primeras restricciones: mascarillas y mantener
la distancia social, puesto que el virus es de baja intensidad, pero de rápida
transmisión.
Para salir de la casa, hay que pedir permiso en la comisaría. En algunos
establecimientos como supermercados y bancos te lo piden para entrar.
Según la doctora argentina, Chinda Brandolino nos quieren acostumbrar a que
pedimos permiso para salir, cuando antes gozábamos de libertad. Después de
todo, el ser humano es un animal de costumbre. Cada vez se hace el trámite por
el celular, esa información queda registrada y se guarda en una base de datos.
¡Es increíble la ceguera de personalidades académicas no que ven lo que se trae
detrás de la nueva anormalidad! El activista Robert F. Kennedy jr ha dicho que
a partir de ahora habrá que pedir permiso para ir la playa.
Habrá que recuperar nuestras libertades y la normalidad que conocemos con
la fuerza.
Las personas sanas no pueden ir a trabajar, porque solamente dan permisos
para dos días.
También podríamos incluir como restricciones a las libertades el hecho que
cada vez que vamos al banco o cualquiera lugar haya que lavarse las manos con
gel.
Igualmente que alguien nos tome la temperatura cada vez que se entra un
supermercado o banco. Antes si alguien tenía fiebre se iba a la casa. A nadie
se le ocurrían que estando en esa condición iba a propagar su enfermedad. Ahora todos somos culpables, mientras no se
demuestre lo contrario.
Los permisos duran unas cuantas horas: tres horas.
Las personas mayores de 65 años pueden caminar solamente 200 metros al día.
Ni la novela o película más distópica hubiera aparecido. Cuando supe de esa
información, me acordé que un medio español leí que un señor de 70 años en un
maratón de 42 km había realizado un tiempo de dos horas y tanto.
Hace un mes el doctor Anthony Fauci director del Instituto Nacional de
Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos propuso que en virtud
la propagación asintomática es necesario una vigilancia:“Lo que necesitamos hacer es encontrar por donde
penetran las personas infectadas en nuestra sociedad”. Después dijo: “También
la única manera de saberlo es mediante una amplia red”. El llamado “testing
pool”. El doctor Robert Redfield director de los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades preciso: “Una de las cosas claves es la vigilancia,
la expansión de la vigilancia, debido a la naturaleza asintomática de esta
infección”. Para ello les sirve las antenas 5G u otros dispositivos.
Israel por su
parte permitió vigilancia electrónica sobre sus ciudadanos. Y para las ya
contagiados están usando herramientas del servicio de inteligencia que se
emplea contra el terrorismo: que utiliza también
registros de tarjetas de créditos y permite rastrear no solo a los infectados sino también a quienes estén en
contacto con ellos.
Aquí en
Chile al gobierno se ocurrió la idea de darles una tarjeta a los infectados
para distinguirlos del resto. La OMS se opuso.
Todo lo que ha dicho entorno al virus es falso y las medidas que han
elegido no se basan en criterios científicos.
Este virus en cuestión no se propaga por el aire, ni por contacto,
sino por inoculación. O sea, a través de
una inyección. La mayoría de los ancianos que murieron en Italia, España y
Chile tres meses antes fueron vacunados con la vacuna de la influenza. Ésta te
debilita el sistema inmune. Si quieren saber más, escuchen a la doctora
argentina Chinda Brandolino.
Cuando fui al banco estuve haciendo fila afuera. Llego una joven madre con su hijo de seis o siete años
y le decía: “te sientes”, “no toques”, pues había una baranda como también le
decía “no te acerques a las personas”. Lo único que ha conseguido es que los
seres humanos le teman a todo.
Luego me encamine al supermercado y vi como las cajeras limpiaban
afanosamente el espacio por donde sale mercadería que uno se lleva.
Tanto ha llegado la locura que por televisión anunciaban un robot que
dejaba limpio de bacterias en un 99%.
Cuando pasé por un servicio de automóviles, observé que una mujer para
entrar a la farmacia ocupo su hombro para abrir la puerta, no las manos. Les
han metido tanto miedo y ha dicho tanta falsedades. En todas partes hay
bacterias y virus. Los buenos científicos han dicho eso, no los que siguen a la
OMS.
El ministerio de Educación quiere llevar la nueva anormalidad a los
colegios. Lo que significa que los cursos de cuarenta alumnos serán dividos en
dos. Obviamente, los estudiantes estarán un metro de distancia. No se les
ocurra a dos estudiantes sentarse uno al lado del otro, pues se pueden
contagiar. En la sala no puede faltar el frasco de gel cloro para lavarse uno y
otra vez las manos. Eso no se justifica, pues la población menos afectada ha
sido la de los niños. Ha atacado a las personas de Tercera Edad, porque ya
estaban débiles.
El actual ministro de salud, Enrique
París opto por una ingeniera social que es la nueva anormalidad del NOM. Él descarto la inmunidad de rebaño. Con ésta últimas nos hubiéramos evitado el
colapso de la economía y de todos los inconvenientes que conocemos.
Si el ministro de Salud fuese serio, sería contrario a las mascarillas. En
efecto, el virus es de tamaño nano. Por tanto, un bozal no lo puede detener.
Ahí está el video en que un doctor hace el test de oxigeno primero sin
mascarilla y luego con ella. Los resultados eran 17 con mascarilla y 20 sin ella. El aparato comenzó a sonar cuando llego al
número señalado. El video se hizo viral que hasta lo reprodujo un canal ruso.
Otro video muestra que les hacen a las mascarillas el test de las
bacterias. Encontramos los siguientes personajes Estafilococos, estreptococo, bacterias, gram negativos, bacilos
contaminantes.
A me gustaría que a los médicos defensores de las
mascarillas se hicieran el test de esfuerzo para ver los números reales.
Agregaría al test de oxígeno y al test de esfuerzo
otra prueba, que al ministro de Salud, la presidente del Colegio Médico y el
representante de la OMS en Chile hicieran un circuito todos con mascarillas: 30
flexiones, 20 sentadillas, 50 payasos, cargar un saco de 10 kilos o mancuerna
rusa de esa peso por un trayecto de 100 metros 10 veces, un sprint de 100
metros planos, trotar 10 kilómetros en terreno plano y por último trotar en
subido dos kilómetros. Pues alguien que es ministro de la Salud en principio
debería tener buena salud y buena condición física.
La peor solución frente al corona virus son las
vacunas que sirven, pues los científicos italianos descubrieron que muta. Es
pura lógica. El presidente Donald Trump escribió en su cuenta twitter el
28-04-2014: “Un niño pequeño y sano va
al médico, le inyectan muchas vacunas, no se siente bien y cambia: AUTISMO.
¡Muchos de esos casos!". Por eso, surgió el movimiento anti vacunas en los
Estados Unidos a mediados de los noventa del siglo pasado. Y ahora con las
obsesiones por las vacunas por parte de la salud occidental, dicho movimiento
se ha expandido.
Si hubiera médicos de verdad, buscarían otras
alternativas a las vacunas.
La aduana de Chile retiene “remedios mágicos”
procedentes de China, sin embargo no hace
lo mismo con las vacunas de ese país que no se han probado.
Javier Bazán
Javier Bazán
Etiquetas: 2020, autismo, Coronavirus, distanciamiento social, doctor Anthony Fauci, doctor Robert Redfield, Donald Trump, Israel, Nueva normalidad, Plandemia, Vacunas
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