sábado, agosto 22, 2020

Médicos por la Verdad

 

El Evento 201 fue un ejercicio de guerra realizado por la Fundación Melinda y Bill Gates, el Foro Económico Mundial y el Centro John Hopkins para seguridad de la salud, o sea, la Universidad John Hopkins.  Empezó el 18 de octubre del 2019. Fue un ensayo  o un simulacro de una pandemia global y su impacto en la economía y sociedad. Esto es una prueba más que las organizaciones globales planifican pandemias. No existe el azar.

 Cuando comenzó la plandemia en el país, un conocido dijo que no nos podíamos saludar. A parte de ello, según la Organización Mundial de la Salud ya no se podía hacer respiración boca a boca, porque, entonces, el médico se podía contagiar.

 Pues bien, tenían que aparecer los Médicos por la Verdad para refutar semejante disparate y recordar a sus colegas, que ellos hicieron el juramento Hipocrático, el cual supone arriesgar su propia vida para salvar otra. Esa es otra praxis médica que la OMS se la ha saltado.

 Varios médicos y científicos habían sido silenciados por el globalismo. Vean el video “2020: El Año del Miedo Fabricado” basado en fuentes oficiales. La censura sigue en Facebook y Youtube. Me borraron tres videos. Bajo el fascismo sanitario no existe la libertad de conciencia. Y por consiguiente, la libertad de expresión.

 Primero, fue la conferencia de la comisión extraparlamentaria de Alemania y Austria, cuya razón de ser fue oponerse a varias medidas tomadas por los gobiernos sin ninguna base científica como el confinamiento y el distanciamiento social. El médico austríaco Martín Haditsh dijo en esa oportunidad que los países que no habían optado las cuarentenas draconianas les había mejor. Según él, jamás se debió haber fabricado la vacuna H1N1, porque produjo efectos nocivos. Eso no le importo a la Organización Mundial de la Salud.

 El médico alemán Heiko Shöning dijo que se oponía que los niños no pudiesen jugar libremente por los parques y que tampoco pudiesen reunirse con sus amigos. Él es padre de familia. Él se opone a la nueva anormalidad, cosa que también denunció hace dos meses y medio que el ex primer ministro de Austria, Herbert Kick. Para él era inhumano que los parques estuviesen cerrados. Shöning dijo en esa conferencia que en Alemania días atrás hubo una marcha racial de veinte mil personas y nadie se contagió.

 Podemos agregar que, cuando el multimillonario húngaro George Soros saco a sus soldados de Black Lives Matter a destruir los Estados Unidos por la muerte del negro George Floyd nadie murió en la calle. De hecho, en el país del norte los deportistas no pueden hacer los que les gusta. Sin embargo, las marchas políticas sí están permitidas y la gente lo hace sin distanciamiento social.

 Puesto que el presidente Donald Trump considero los templos como esenciales, la gente religiosa puede reunirse allí. Vi un video de un pastor norteamericano en que los feligreses estaban sentados uno al lado del otro.

 Para el fin de semana del 1 de agosto, si es que no equivoco en la fecha, alguien fue a Con Con y me contó que la playa Negra estaba llena de seres humanos divirtiéndose sin mantener las distancias y sin mascarillas. Nada de estar parcelando las playas como en España. El día sábado y domingo hizo mucho calor. Había dos carabineros mirando. Dudo que hayan multado. No pasó nada.

 Ahí están las pruebas.

 Otra prueba más del bajo nivel país, es que ningún político cuestione la nueva normalidad, porque están adoctrinados que los médicos o la OMS supuestamente velan por nuestra salud.

 Segundo, los médicos españoles, Alemania y de otros países se reunieron en España. Finalmente, el 1 de agosto se reunieron en Berlín frente a la Puerta de Brandeburgo en la marcha por la Libertad en que un millón trecientas mil personas caminaron, sin mascarillas, ni con el distanciamiento de un metro o dos metros. Nadie se contagió. Todos libres y sanos. Los medios globales calificaron a los que marcharon como nazis, negacionista de la pandemia y conspiranoicos. También trataron de reducir las cifras. La fila fue de siete kilómetros. Allí estuvo la doctora española Natalia Prego Cancelo, que luego subió su testimonio de la marcha en su canal.

 Los que organizaron la marcha por la Libertad eligieron la Puerta de Brandeburgo como el punto de encuentro para derribar el muro que puso la OMS, pues hace unos años allí había otro muro que tenía divido un país. Ese fue el significado simbólico.

 Después se han manifestado multitudes en diversos países como Bulgaria, Canadá, Polonia, Tailandia, Argentina, España y Bielorruisa. Sin seguir las normas inhumanas que nos han impuesto.

 Me alegro saber que después de 21 días en nuestro país aparecieron los Médicos por la Verdad denunciando la falsa pandemia. ¡Aún tenemos patria, ciudadanos! Hasta al momento había escuchado al médico chileno, Mauricio Castillo entrevistado por el periodista argentino Nicolás Moras. El doctor es partidario de la inmunidad de rebaño.

 En la conferencia de la comisión internacional estuvieron el doctor Joseff Tabasi, el doctor alemán Heiko Shöning, Martín Haditsh de Austría, el médico argentino Gastón Connulabat y la doctora Natalia Prego.

 El médico Haditsh en la conferencia pregunto, si existe una evidencia que la mascarilla sirve para detener el bicho. Si no hay pruebas, entonces no se usa la mascarilla. En comentario por Youtube alguien decía que antes de que el actual ministro de Salud ocupara el cargo, él había dicho que el bozal protegía un 30%. Un chiste. La pregunta es: ¿Protege o no protege? El médico austríaco sostuvo que no había razón para el distaciamiento social, puesto cuando en un grupo familia alguien había contraído el virus, los otros miembros no se había contagiado. Obviamente, pues su sistema inmune está en bien estado. Me enteré por un canal español que el gobierno de psicópatas quería que los hijos los cuidara el Estado y no los padres en el caso de que tuviesen el bicho.

 Al gobierno de Pedro Sánchez se le ocurrió la idea de poner a los asintómaticos en unos albergues. O sea, unos campos de campos de concentración.

 Dichos médicos han mostrado que la verdad existe. Por tanto, no vale expresiones como “Tú verdad”, “Mi verdad”. Tampoco es excusa para afirmar que los médicos tienen muchos puntos de vista, con lo cual uno no sabe a qué atenerse. Uno de los médicos está faltando a la verdad, porque están mintiendo. Todo lo que ha dicho la Organización Mundial de la Salud no tiene base científica. Eso ya lo habían dicho los científicos censurados principalmente por la plataforma Youtube.

 Si hubiera médicos con conciencia, no veríamos mujeres embarazadas con mascarillas, pues le haciendo un daño al ser que está en vientre. Asimismo, personas de Tercera Edad o los asmáticos, entre otros.

 A fines de junio gracias a un canal español que veo supe cómo operan las empresas que fabrican vacunas. En efecto, el medio www.larazon.es publica el siguiente titular: “Los fabricante de vacunas piden al Gobierno inmunidad legal ante posibles efectos adversos”. Así funciona el negocio de las vacunas en Occidente. Gozan de total impunidad. Además, cuentan con el apoyo de los gobiernos, de ese modo se ha creado un monstruo.

 Cuando el actual ministro de Salud, Enrique París anunció que se necesitaba 3000 voluntarios para probar la vacuna China que no se ha probado, lo que es absurdo, varios compatriotas tomaron conciencia de lo que ellos significaba. ¿Quién responde por efectos colaterales de las vacunas? Vean no más los comentarios cuando el canal ‘El Baquedano’ lo comentó en su momento.

 El medio español se pregunta:

 ¿Qué ocurriría si las vacunas que se están desarrollando llegan finalmente a administrarse y a medio plazo se comprueba que provocan algún tipo de daño colateral inesperado a los que se la pongan? ¿Tendrían que hacer frente las empresas a la responsabilidad subsiguiente y al pago de indemnizaciones? ¿No penalizaría esto al que ha actuado lo más rápido posible para poner fin a la pandemia? Este dilema está provocando un importante debate en la industria farmacéutica y ha llevado a varios de los laboratorios implicados en los proyectos que se están ensayando a demandar soluciones”.

 ¿Aún quieren su vacuna?

 Javier Bazán

 

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