Nueva Carta Abierta de Vigano a Trump
CARTA
ABIERTA
AL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
DONALD J. TRUMP
Domingo,
25 de octubre, 2020
Solemnidad de Cristo el Rey.
“Señor
Presidente,
Permítame
dirigirme a usted en esta hora en la cual el destino del mundo entero está
siendo amenazado por una conspiración global contra Dios y la humanidad. Le
escribo como Arzobispo, como Sucesor de los Apóstoles, como el ex Nuncio
Apostólico para los Estados Unidos de América. Le estoy escribiendo en medio
del silencio de las autoridades tanto civiles como religiosas. Acepte mis
palabras como la «voz del que llora en el desierto» (Jn 1:23).
Como
dije cuando le escribí mi carta en junio, este momento histórico ve las fuerzas
del Mal alineadas en una batalla sin cuartel contra las fuerzas del Bien; las
fuerzas del Mal que aparecen poderosas y organizadas mientras se oponen a los
niños de la Luz, quienes están desorientados y desorganizados, abandonados por
sus líderes temporales y espirituales.
A
diario sentimos multiplicarse los ataques de aquellos que quieren destruir la
base misma de la sociedad: la familia natural, el respeto por la vida humana,
el amor por el país, libertad de educación y negocio. Vemos a los líderes de
naciones y líderes religiosos complacientes a este suicidio de la cultura
Occidental y alma Cristiana, mientras los derechos fundamentales de los
ciudadanos y creyentes son negados en el nombre de una emergencia de salud que
se está revelando completamente más y más como instrumental al establecimiento
de una tiranía inhumana sin rostro.
Un
plan global llamado el Gran Reseteo está en marcha. Su
arquitecto es una élite global que quiere dominar toda la humanidad, imponiendo
medidas coercitivas con las cuales limitar drásticamente las libertades
individuales y a aquellos en poblaciones enteras. En varias naciones este plan
ya ha sido aprobado y financiado; en otras está aún en una etapa inicial.
Detrás de los líderes mundiales quienes son cómplices y ejecutores de este
proyecto infernal, hay caracteres inescrupulosos que financian el Foro
Económico Mundial y el Evento 201, promoviendo su agenda.
El
propósito del Gran Reseteo es la imposición de una dictadura
sanitaria apuntando a la imposición de medidas liberticidas, ocultas detrás de
promesas tentadoras de asegurar un ingreso universal y cancelando la deuda
individual. El precio de esas concesiones del Fondo Monetario Internacional
será la renuncia a la propiedad privada y la adherencia a un programa de
vacunación Covid-19 y Covid-21 promovido por Bill Gates con la colaboración de
los principales grupos farmacéuticos. Más allá de los enormes intereses
económicos que motivan a los promotores del Gran Reseteo, la
imposición de la vacunación será acompañada de un pasaporte de salud y un ID
digital, con el consecuente rastreo de contacto de la población del mundo
entero. Aquellos que no acepten esas medidas serán confinados en campos de
detención o puestos bajo arresto domiciliario, y todos sus activos serán
confiscados.
Sr.
Presidente, me imagino que usted ya está consciente de que en algunos países,
el Gran Reseteo será activado entre el final de este año y el
primer trimestre del 2021. Para ese propósito se han planeado más encierros,
los cuales serán oficialmente justificados por una supuesta segunda y tercera
ola de pandemia. Usted está muy consciente de las intenciones que han sido
desplegadas para sembrar el pánico y legitimizar las limitaciones draconianas a
las libertades individuales, provocando ingeniosamente una crisis económica a
nivel mundial. En las intenciones de sus arquitectos, esa crisis servirá para
hacer irreversible el recurso de las naciones al Gran Reseteo,
dando por lo tanto el golpe final a un mundo cuya propia memoria y existencia
ellos quieren cancelar completamente. Pero este mundo, Sr. Presidente, incluye
personas, afectos, instituciones, fe, cultura, tradiciones e ideales: personas
y valores que no actúan como autómatas, quienes no obedecen como máquinas,
porque están dotados de un alma y un corazón, que están enlazados por un
vínculo espiritual que obtiene su fortaleza de arriba, de ese Dios que nuestros
adversarios quieren retar, igual como hizo Lucifer al comienzo de nuestro
tiempo con su «non serviam«.
Mucha
gente – como bien sabemos – está fastidiada por esa referencia al choque entre
el Bien y el Mal y el uso de términos «apocalípticos», los cuales de acuerdo a
ellos exasperan los espíritus y agudizan las divisiones. No es sorprendente que
el enemigo esté enojado al ser descubierto justo cuando cree que ha alcanzado
la ciudad que piensa conquistar sin perturbaciones. Lo que es sorprendente, sin
embargo, es que nadie hace sonar la alarma. La reacción del estado profundo a
aquellos que denuncian su plan es rota e incoherente, pero comprensible. Justo
cuando la complicidad de los Medios Masivos han tenido éxito en la transición
al Nuevo Orden Mundial casi sin dolor e inadvertidos, están saliendo a la luz
todo tipo de engaños, escándalos y crímenes.
Hasta
hace pocos meses, era fácil desprestigiar como «teóricos de conspiración» a
aquellos que denunciaban esos planes terribles, los cuales ahora vemos se están
llevando a cabo al más pequeño detalle. Nadie, hasta febrero pasado, habría
pensado que, en todas nuestras ciudades, los ciudadanos serían arrestados por
simplemente querer caminar por la calle, respirar, por querer mantener sus
negocios abiertos, por querer ir a la iglesia el domingo. Sin embargo
ahora está ocurriendo en todo el mundo, incluso en la pintoresca Italia que
muchos estadounidenses consideran ser un pequeño país encantado, con sus
antiguos monumentos, sus iglesias, sus ciudades encantadoras, sus
características villas. Y mientras los políticos están protegidos dentro
de sus palacios promulgando decretos como sátrapas persas, los negocios están
fallando, los talleres cerrando, y previenen que la gente viva, viaje, trabaje
y ore. Las desastrosas consecuencias psicológicas de esta operación ya se están
viendo, empezando con los suicidios de empresarios desesperados y de nuestros
niños segregados de sus amigos, compañeros de clases, diciéndoles que sigan sus
clases mientras se sientan solos en casa frente a un computador.
En la
Sagrada Escritura, San Pablo nos habla de «el que se opone» a la manifestación
del misterio de la iniquidad, el kathekon (2 Tesalonicenses
2:6-7). En la esfera religiosa, ese obstáculo al mal es la Iglesia, y
en particular el Papado; en la esfera política, son aquellos que impiden el
establecimiento del Nuevo Orden Mundial.
Como
es claro ahora, el que ocupa la Silla de Pedro ha traicionado su papel desde el
mismo inicio para poder defender y promover la ideología
globalista, apoyando la agenda de la Iglesia profunda, que lo eligió de sus
rangos.
Sr.
Presidente, usted ha declarado claramente que quiere defender a la nación – Una
nación bajo Dios, libertades fundamentales, y valores no negociables que hoy
son negados y contra los que se lucha hoy. Es usted, querido Presidente, quien
es «el que se opone» al estado profundo, el asalto final a los niños de
la obscuridad.
Por
esa razón es necesario que todas las personas de bien sean persuadidas por la
importancia de época de las inminentes elecciones: no tanto por el
destino de tal o cual programa político, sino debido a la inspiración general
de su acción que encarna mejor – en este particular contexto histórico – ese
mundo, nuestro mundo, el cual ellos quieren cancelar por todos los medios del
encierro. Su adversario es también nuestro adversario: es el Enemigo de la raza
humana, El quien es «un asesino desde el principio» (Jn 8:44).
A su
alrededor se reúnen con fe y coraje aquellos que lo consideran la guarnición
final contra la dictadura mundial. La alternativa es votar por una persona que
está manipulada por el estado profundo, gravemente comprometida por escándalos
y corrupción, que hará a los Estados Unidos lo que Jorge Mario Bergoglio está
haciendo a la Iglesia, el Primer Ministro Conte a Italia, el Presidente Macron
a Francia, el Primer Ministro Sanchez a España, y más. La naturaleza de
chantaje de Joe Biden – al igual que la de los prelados del «círculo mágico»
del Vaticano – lo expondrá para ser usado inescrupulosamente, permitiendo a
poderes ilegítimos tanto en política doméstica así como también en balances
internacionales. Es obvio que aquellos que lo manipulan ya tienen a alguien
peor que él listo, con quien lo reemplazarán tan pronto como se presente la
oportunidad.
Y aún
así, en medio de esa desolada imagen, de ese aparentemente imparable avance del
«Enemigo Invisible», emerge un elemento de esperanza. El adversario no sabe
cómo amar, y no comprende que no es suficiente el asegurar un ingreso universal
o cancelar las deudas de hipotecas para poder subyugar a las masas y
convencerlos de ser marcados como ganado. Esa gente, que por mucho tiempo ha
soportado los abusos de un poder tiránico y odioso, está redescubriendo que
tiene un alma; está entendiendo que no está dispuesta a cambiar su libertad por
la homogenización y cancelación de su identidad; está empezando a comprender el
valor de los lazos familiares y sociales, de los lazos de fe y cultura que unen
a la gente honesta. Ese Gran Reseteo está destinado a fallar
porque aquellos que lo planearon no entienden que aún hay gente lista para
tomar las calles y defender sus derechos, para proteger a sus seres queridos,
para dar un futuro a sus hijos y nietos. La nivelación inhumana del proyecto
globalista se destrozará miserablemente en el rostro de la oposición firme y
con coraje de los hijos de la Luz. El enemigo tiene a Satán de su lado, El
quién solo sabe cómo odiar. Pero de nuestro lado, tenemos al Señor Todopoderoso,
el Dios de los ejércitos arreglados para la batalla, y la Más Santa Virgen,
quien aplastará la cabeza de la antigua Serpiente. «Si Dios está con nosotros,
¿quién puede estar en contra nuestra?» (Rom 8:31).
Sr.
Presidente, usted está muy consciente que, en esta hora crucial, los Estados
Unidos de América son considerados el muro defensor contra el cual la guerra
declarada por los defensores del globalismo ha sido desatada. Ponga su
confianza en el Señor, reforzada por las palabras del Apóstol Pablo: «Puedo
hacer todas la cosas en El, quien me fortalece» (Fil 4:13). El ser un
instrumento de la Divina Providencia es una gran responsabilidad, por lo cual
usted recibirá todas las gracias de estado que necesita, ya que están siendo
fervientemente imploradas para usted, por mucha gente que lo apoya con sus
oraciones.
Con
esa esperanza celestial y la seguridad de mis oraciones por usted, por la
Primera Dama, y por sus colaboradores, con todo mi corazón le envío mi
bendición.
¡Dios
bendiga a los Estados Unidos de América!”
+Carlo
Maria Vigano
Título Arzobispo de Ulpiana
Ex Nuncio Apostólico para los Estados Unidos de América.
Etiquetas: Donald Trump, El Gran Reseteo, Estado Profundo, monseñor Carlo María Viganó, Nuevo Orden Mundial
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