jueves, febrero 11, 2021

Lo que no cuentan los medios de las grandes farmacéuticas

 



Durante esta falsa pandemia, los medios no han realizado su trabajo: CNN, T13, 24hr, Chilevisión, Mega, DW, BBC, El Mundo, El País, etc. Ponerlos entre la espada y la pared. Asimismo, tampoco se han dedicado a mostrar los trapos sucios de los grandes laboratorios que estos momentos están fabricando las vacunas. ¡Es increíble que no hayan nombrado al inventor del PCR, Karry Mulins! Hemos visto puros loros en los diversos canales. Cuando la OMS dijo que el confinamiento no servía y que ellos nunca lo recomendaron, Teresa Marinovic hablo “Los cómplices de la OMS” en nuestro país. Refiriéndose, específicamente, a los periodistas y médicos. Hacen propaganda y terror.

 Por ejemplo, en el 2013 el laboratorio Johnson & Johnson admitió: “Nuestros productos para bebé contienen formaldehido que causa cáncer”. Luego esa sustancia la vendieron en jabones y champús con el nombre hidantoína DMDM y 1,4 dioxano.

 En 1996, el laboratorio Pfizer necesitaba probar el fármaco “Trovan”. Para ello utilizaron como conejillos de India a niños de Nigeria, pues en ese momento había una epidemia de meningitis. El resultado de la prueba es que murieron 11 niños y los restantes padecieron parálisis o daño cerebral y ceguera.

 Nuevamente en Nigeria. Agosto del 2011. Pfizer suministra droga a niños sin ensayos clínicos y aprobación gubernamental contra la epidemia de la meningitis. Produjo daño cerebral irreversible.

En enero del 2012, el juez Warren Eginton ordena a pagar 2.3 millones a la doctora en biología molecular Becky McClain por haberle inoculado un virus genéticamente modificado similar al Sida: “una forma de ingeniería de lentivirus, un virus similar a la que puede conducir al síndrome de inmunodeficiencia adquirida, o SIDA“.

 Pfizer se declara culpable en septiembre del 2009 por vender y fraude por cuatro fármacos: Zyvox, Lyrica, Geodon y Bextra. Recibe la multa penal más grande en la historia de los Estados Unidos. Por cuatro veces dicha empresa se ha declarado culpable ante del Departamento de Justicia.

Según unos cables filtrados por Wikileaks, Pfizer gasta 17 millones de dólares para el congreso norteamericano se oponga al Tratado de Libre Comercio con Nueva Zelandia a raíz de su política sobre los medicamentos. Como no fue suficiente la presión a los parlamentarios de su país, buscaron la manera de que renunciara el ministro de Salud neozelandés, Helen Clark.

También hay casos de intereses entre políticos y los laboratorios

 Cuando fabricaron la vacuna Dengvaxia para la fiebre del dengue ocurrieron los siguientes acontecimientos. El objetivo era ayudar a los niños en Puerto Rico y otros estados. La vacuna se la inocularon a los niños.

 En el 2006, lanzaron la campaña de vacunación contra la fiebre del dengue en las Filipinas. La idea era vacunar a un millón de escolares. La compañía farmacéutica francesa Sanofi Pasteur estaba a cargo de la fabricación de la vacuna. Se demoró en 20 años en hacerla. Costo dos mil millones. El laboratorio había probado la vacuna con treinta mil niños alrededor del mundo. Luego publico sus resultados New England Journal of Medicine Pues bien, fueron vacunados cien mil niños.

 Mientras tanto en un suburbio de Washington, DC, el doctor Scott Halstead leyó el artículo de la revista mencionada: "Cuando leí el artículo del New England Journal , casi me caigo de la silla". Halstead leyó los datos de los ensayos clínicos y encontró un problema.

 La nota periodista dice lo siguiente: “Cuando esos niños contrajeron el dengue después de ser vacunados, la vacuna pareció empeorar la enfermedad en algunos casos. Específicamente, para los niños que nunca habían estado expuestos al dengue, la vacuna pareció aumentar el riesgo de una complicación mortal llamada síndrome de pérdida de plasma, en la que los vasos sanguíneos comienzan a perder líquido amarillo de la sangre”.

El médico Halstead dijo en su oportunidad: "Entonces todo empeora, y tal vez sea imposible salvar su vida. Un niño puede sufrir un shock".

 Luego agrega: "El problema es que la enfermedad se produce muy rápidamente, solo en unas pocas horas. Y no hay nada en el exterior del cuerpo que indique que la persona está perdiendo líquido en el interior".

 La siguiente afirmación de Halstead vale para este momento, pues según él, a una persona sana no se la puede vacunar: "Simplemente pienso, 'No, no se puede administrar una vacuna a una persona perfectamente normal y sana y luego ponerla en mayor riesgo por el resto de sus vidas de síndrome de pérdida de plasma'. No puedes hacer eso".

 Tomo acción escribiendo a seis revistas científicos y un video para el gobierno filipino.

 Naturalmente, el fabricante no estuvo de acuerdo con las conclusiones del médico, ya que argumento que la vacuna había sido aprobada por el organismo gubernamental supongo. Además, la compañía agregó otros estudios que respaldaban lo que ellos decían.

 En julio del 2016, la Organización Mundial de la Salud aprobó la vacuna para todos los niños entre 9 a 16 años.

 La OMS le pidió a Sanofi que hiciera más experimentos.

 En noviembre del 2017 la compañía Sanofi llego a las mismas conclusiones que Halstead: "Para las personas que no han sido previamente infectadas por el virus del dengue, no se debe recomendar la vacuna". La empresa encontró que la vacuna aumenta el riesgo de hospitalización y produce síndrome de fuga citoplasmática en niños que no han tenido el dengue.

 El terror se apodero de los padres, pues diez niños habían muerto. Los funcionarios de salud comenzaron hacer autopsias a los niños muertos.

 Según  South China Morning Post  :"En total, la Oficina del Fiscal Público está investigando la muerte de unos 600 niños que recibieron Dengvaxia". Todavía no se conocen los resultados de la investigación.

 No tenía idea de que la vacuna contra el sarampión puede generar el riesgo de encefalitis en la proporción de 1 en un millón.

 La Organización Mundial de la Salud tuvo que cambiar la recomendación con respecto a la vacuna del dengue. Sólo es para los niños que ya han tenido la enfermedad.

 La vacuna contra el dengue tardo veinte años. Las llamadas ‘vacunas’ contra el coronavirus son experimentos.

 El sobrino del ex presidente John Kennedy y fundador de Children’s Health Defense, Robert F. Kennedy, Jr., en un debate que hubo en julio el año pasado dijo que: “En los últimos 10 años, solo en la última década, esas empresas han pagado 35 mil millones de dólares en sanciones penales, daños, multas, por mentir a los médicos, por defraudar a la ciencia, por falsificar la ciencia, por matar a cientos de miles de estadounidenses a sabiendas”.

 Asimismo, sostuvo que los grandes laboratorios que están fabricando las vacunas contra el virus tales como Merck, Glaxo, Pfizer y Sanofi son “son delincuentes en serie condenados”.

 Teniendo en cuenta la experiencia de Filipinas y de Nigeria, resulta una irresponsabilidad que hayan ido a vacunar a los centros del Sename en nuestro país. El grupo de los adolescentes están sanos. Y lo que prueba una vez más que los médicos y científicos oficialistas no saben distinguir entre un ser humano sano de uno que no lo es.

 Javier Bazán

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