Bachelet en Cuba

No sé porque se decepciona la disidencia cubana con la Presidenta Michelle Bachelet con su viaje a Cuba, si ella con el resto de los Presidentes de América Latina le dieron un espaldarazo a la dictadura castrista, cuando invitaron al hermano de Fidel, Raúl Castro a la Cumbre de Río. Los únicos que no se prestaron a ese circo fueron los el Presidente de Colombia y el Presidente del Perú, Alan García. Así los gobernantes de América Latina tiraron por la papeleta de reciclaje la Carta Democrática que firmaron con pomposidad y fatuo, al invitar a Raúl Castro. Hay que recordar que Lula devolvió dos boxeadores cubanos a Fidel, pues son patrimonio del Estado cubano.

Parece que la disidencia cubana en su versión socialdemócrata le cree el cuento de que la Presidenta fue torturada –cosa que es mentira- y de la historia del general Bachelet, encargado de las JAP, esto es, del mismo sistema de abastecimiento que han tenido los cubanos por cincuenta años. El general Bachelet quería doblegar a los chilenos por el estómago y así someterlos al régimen totalitario. ¿Cómo le pueden creer a una mujer que prefirió vivir su exilió en un Estado totalitario como la ex RDA en vez de una sociedad democrática como Australia? Después de todo, los cubanos en el exilió no conocen la famosa declaración de Bachelet, cuando vivió en la ex – RDA: “vivió muchos momentos felices”. Si los izquierdistas chilenos le dicen al resto del mundo que la Tierra es plana, se lo van a creer rápidamente. Para la izquierda chilena, los cubanos en el exilió en Miami eran considerados fascistas. No le pidan peras al olmo.

Además, la disidencia cubana no fue informada de las declaraciones de la Presidenta previo al viaje. En efecto, el Instituto Libertad y Desarrollo publicó el 9 de enero en artículo titulado: “La visita de Bachelet a Cuba: Lamentable respaldo a la Dictadura”, en que revisa una declaraciones que realizó para el canal Megavisión. La Presidenta dijo: “tiene un sistema de elección de su Presidente distinto a Chile”. No le asombra que tenga partido único que se fusiona con el Estado. También se olvidó de las declaraciones de la Presidenta, el escritor Roberto Ampuero , quien le mandó a los medios una ‘Carta Abierta a la Presidenta’ y en que aún se cree el cuento de la moral superior de la izquierda.


Como de costumbre, la prensa no realizó su trabajo. El noticiero CNN Chile titulaba el viaje a de Bachelet a Cuba: “Reencuentro”. A los periodistas no les importó que Cuba dos veces haya tratado de provocar guerras civiles en Chile: la primera, en tiempos de Allende y las armas en la embajada cubana, entre otras cosas y, la segunda, con la internación de las armas en Carrizal Bajo. ¡Y que decir del periodista que entrevistó al terrorista del Mir y empresario, Max Marambio que se conformó con la cuadratura del círculo sobre el socialismo cubano que le explicó éste! Marambio hablando de ‘derechos colectivos’. O que la hermana de Salvador Allende, que se radicó en Cuba haya sido asesinada por Fidel.


La izquierda siempre ha tenido un doble estándar en todo, ya sea en DD.HH y en rendir culto a dictadores. En el primero, para la izquierda los terroristas no violan los DD.HH., y en el segundo no se les ocurre llevar a las Justicia a dictadores como el fallecido Erick Honecker y el muerto viviente Fidel Castro. Las organizaciones de DD.HH. brillan por su ausencia.

Más aún, asombran las diversas declaraciones de los sectores de los oficiales y de la extrema izquierda. Por ejemplo, el nuevo embajador en Cuba, Gabriel Gaspar sostuvo: “No conozco casos de censura”. Y los escritores cubanos en el exilio, cuyos libros están prohibidos. Más asombran las declaraciones del actual líder del Partido Comunista chileno, Jorge Teiller: “que ha salido de la pobreza, que tiene altos índices en educación, lo mismo en salud, deporte, seguridad social. Qué bueno que se haga este viaje, porque así se deslegitiman todas estas mentiras".

A los que defienden el sistema castrista de salud cubano como la Presidenta, los periodistas de CNN Chile y otros, les recomendaría el libro “Health, Politics and Revolution in Cuba Since 1898” de la antropólogo norteamericana, Katherine Hirschfeld, quien fue a vivir como un cubano común y corriente en 1996. Siguiendo su postura antropológica social o etnóloga. Sin embargo, en Cuba le tocó vivir la realidad del sistema salud cubano. La doctora vivió con una familia cubana. En Cuba contrajo el dengue, una enfermedad infecciosa de origen africano, recién conocida en 1959. Las autoridades cubanas habían dicho a la comunidad internacional que la enfermedad se había erradicado en la década de los ochenta. Con todo, la epidemia de 1996-97 se convirtió en secreto de Estado. Y así: “La autora atravesó por una experiencia surrealista kafkiana en un hospital santiaguero que estaba militarizado, antihigiénico, sobrepoblado de pacientes, subequipado y atendido por unos pocos facultativos. Esto último es irónico, ya que Cuba envía personal médico (supuestamente "de exceso") a otros países; por ej., la Venezuela del Tte. Cor. Hugo Chávez, donde muchos de ellos desertan, pasando luego a otras naciones”.

Me aburrí. Leyendo las noticias de hoy, no soporto las declaraciones de Bachelet en Cuba y sus actividades en la isla, como una exposición de fotos inéditas de Fidel en Chile.