sábado, julio 18, 2020

No saben nada del sistema inmune



Puesto que tienen la vacuna los principales países y están dispuestas a usarlas antes de noviembre, eso significa que ya estaban listas cuando comenzó la plandemia. El mismo sitio www.vacunas.org, dice que se necesitan un mínimo de cuatro años: “El record en desarrollar una vacuna completamente novedosa es de al menos cuatro años, lo que es más del tiempo que en cuanto a la distancia social o la economía puede tolerar”. Vemos, por tanto, como la comunidad médica y científica viola sus propios protocolos.

El canal chileno “El Baquedano” informa que todas las vacunas que conocen se ha demorado hasta 10 años.

Me enteré por un canal que China ya está vacunando a su ejército. Se desprende, por tanto, que ministro Enrique París está engañando a los chilenos con el cuento del gasto, ya es absurdo que el gobierno chileno le pida un laboratorio de China como si no estuviera hecha. El ministro de Salud no es serio. Es irresponsable y criminal, pues no puede probar una vacuna así nomás. ¿Por qué él no se prueba la vacuna y luego nos cuenta?

Un canal español mostro como un a una madre le pedía al médico saber los componentes de la vacuna que le iban a inyectar a su hijo. El médico apelaba a lo que decía el juez. La señora quería saber para así poder querellarse si la vacuna le producía daños colaterales a su hijo.

El medio mentira.es que ya mencione anteriormente retrata muy bien lo que estableció el reporte  "Escenarios para el Futuro de la Tecnología y el Desarrollo Internacional" de la Fundación Rockeffeler hace 10 años, lo cual consiste en desacreditar a cualquiera que contradiga la OMS, pues para ellos la única solución pasa por la vacuna, lo que es falso. Está la planta Artemisa, el dióxido de cloro, hidroxicloroquina, el ibuprofeno,que la Organización de la Salud se opuso. Sin embargo, ha resultado efectivo.  Ese medio, por ejemplo, ha tratado de desacreditar a la doctora española Natalia Prego Cancelo por las cosas que ha dicho por Youtube. Dicho sea de paso, esa valiente médica comenzó una campaña “Estoy en contra” en España que las personas no usen más mascarillas en los lugares públicos, sobre todo, pensando en la Tercera Edad, niños, gente con problemas de ansiedad y respiratorios, entre otros.

Según el sitio mentira, el actual jefe del gobierno español, Pedro Sánchez jamás dijo las siguientes palabras: “La normalidad no llegará hasta la vacuna” (5/04/2020). Hasta que las encontré.

El parlamento boliviano autorizó como ensayo clínico el dióxido de cloro a igual como en Ecuador.

La hidroxicloroquina se ha usado por 50 años y la OMS la descarta.

El medio diario.es tergiverza el concepto de inmunidad de rebaño: “La desconfianza en las vacunas pone en peligro la inmunidad de grupo contra el coronavirus”. Eso es falso. Tal inmunidad se logra como lo explicó el ex ministro de Salud, Jaime Mañalich y que fue objeto de burlas. Los médicos disidentes del mundo comparten la misma opinión. Los países que no han obedecido a la OMS les han ido bien: Japón, Suecia, Burindi, Vietnam y Uruguay.

En el canal de físico chileno, Ramón Freire “Bitácora del sur”  reproduce una conversación entre Checho Irane y el economista Sergio Melnick, quien se le acusó de hacer fake news sólo porque tradujo al castellano el nombre de la Fundación Melinda y Bill Gates: “reducción de la población”. Ese el propósito de las vacunas que ofrece sin que ninguna autoridad médica le salga paso, pues Gates no es médico. A los borregos eso no les importa. Decir eso lo convierte en conspiranoico.
Pues bien, Melnick dijo en esa conversación que le extrañaba que los médicos no dijeran nada de cómo fortalecer nuestro sistema inmune. Él dijo que tomaba 100 gramos de vitamina C. Dije que la OMS y los médicos en general no había dicho nada de cómo podemos mejorar nuestra inmunidad.

Los médicos chilenos no saben nada del sistema inmune, ni del sistema nervioso. Tenemos dos sistemas: el simpático y el parasimpático. El primero nos prepara la lucha y huida. En cambio, cuando activamos el segundo, nuestro cuerpo se relaja. Y si estamos bajo esa modalidad, nuestro sistema inmunológico se vuelve más fuerte. Hay que tratar de ser como esas personas que en medio de la tormenta mantienen la calma o como un guerrero sereno en medio del fragor de la batalla.

Según Nicolás Tesla, el mundo es frecuencia y vibración. A los médicos de este país no les ocurre pedirle a la población que vibren más alto o que no estén en la misma vibración del virus.

Cuando los monjes del Templo Shaolin practican Kung Fu activan el sistema nervioso simpático. Cuando practican Qi Gong o Chi Kung conocido como yoga chino, entonces activan el sistema nervioso parasimpático. Con el primero los músculos se tensan. Con el segundo, los músculos y tendones se relajan a través de la respiración: inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Su respiración es abdominal, mientras en el yoga de la India es completa y se respira únicamente por la nariz.

La mejor vacuna es nuestro sistema inmunológico.

No sabe el actual ministro de Salud, Enrique París. Tampoco Jaime Mañalich. E Igualmente, el Colegio Médico y su actual presidente. No saben nada ellos las distintas facultades de medicina que hay existen a lo largo del país. Si supieran algo sobre ello, se opondría que usemos las mascarillas. Primero, no sirven contra el virus.  Segundo, crea una falsa sensación de seguridad. Tercero, debilita el sistema inmune. Cuarto, en un paquete que trae mascarillas en francés dice que no sirve para los virus. Quinto, respiramos nuestro propio dióxido de carbono.

Lo único necesario es gozar de buena salud, estar tranquilo y estar relajado tal como explica el canal español Midfullness. Todas las políticas han apuntado a que el sistema esté bajo la modalidad de escape y lucha, porque el otro ser humano que me encuentro en la calle me puede contagiar. El miedo genera stress y ansiedad. Cuando se está en ese modo, el cuerpo genera cortisona. Y de ahí uno se puede morir de pena o tristeza hasta de cualquiera enfermedad conocida.

El oftalmólogo japonés Kazuhiro Makagawa escribe en su libro “Yoga de la corrección visual”:
“En Japón, en los viejos tiempo, se recomendaba los baños de mar en verano para prevenir la carencia de vitamina D y reforzar la respuesta inmune natural del cuerpo. Con ese fin, la playa Oiso, en Shonan, se convirtió en el principal destino donde tomar sol. Incluso cerca de mi casa, en un sanatorio ubicado en Fujimikogen Highlands, en la prefectura de Nagano, que era bien conocido antes de la guerra, los pacientes se sometían a baños de sol como parte del tratamiento”.

Desde que empezó esta locura a la población mundial les han negado el sol. Hace semanas escuché por un canal que los científicos descubrieron que el calor solar mata el bicho.

Ya que a la Organización Mundial de la Salud se le está acabando el relato, han buscado una justificación para mantener el uso de las mascarillas. Hasta el momento la OMS ha inventado un cuento, pues no hay verdad. Ahora según la Organización Mundial de Soros y China, surgen pruebas de que el virus puede transmitirse por aire, luego “de que un panel de 239 científicos alertara sobre esta posibilidad de contagio que hasta ahora no era contemplada por las autoridades sanitarias”.

Necesitamos oxígeno, estar en la naturaleza y sentir la brisa marina o el viento de la tarde.

Aquí hay puros borregos en los médicos. No hay nadie como la doctora española, Natalia Prego Cancelo, el doctor Ángel Ruiz Valdepeñas, el médico Indio Doctor Rashid Buttar, el francés Luc Montanier, del doctor español Enric Costa, la doctora Chinda Brandolino, de la médico alemana Katrin Korb, de la doctora Dolores Cahill, del doctor Dietrich Klinghardt, del médico español José Cabrera, del médico danés Peter Gotzche, del médico norteamericano Richard J. Roberts, del doctor Matías Monte-Padilla, decano del Colegio de Biólogos de las Canarias, del doctor Wolfang Wodarg, del doctor Karmelo Bizkarra, del doctor Shiva Ayyadurai y  del doctor Carl Vernon.


Javier Bazán






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