La movida de las Naciones Unidas
No se saca nada de criticar a la izquierda, sino se tiene en cuenta las Naciones Unidas. Es una batalla perdida. Lo digo no más porque a los representantes públicos del liberalismo, que aparecen en canales de Youtube y que son invitados en conferencias nacionales e internacionales explicando lo ocurrido en Chile, lo omiten.
Las Naciones Unidas es el gran paraguas que tiene la izquierda para protegerse e instalar sus políticas a nivel global, aunque sean minorías en cada país. Las agencias de la ONU podríamos compararlas con el Caballo de Troya.
Yo veo a la ONU como una tele de araña o una hidra con varias cabezas.
Esta entrada la quería escribir el año pasado.
Previamente, Chile había suscrito el Pacto de Refugiados de la ONU y no el tratado migratorio. Con todo, Piñera pretendía hace una nueva ley de inmigración basándose en el acuerdo que no se firmó. Eso es lo primero.
Cuando Bachelet viajo a Venezuela a investigar las violaciones a los derechos humanos, justo en ese momento llegaron refugiados al puesto fronterizo de Chacalluta. Como el país recién había firmado el acuerdo tenía que acogerlos.
Entre tanto, algunos países reconocieron como el gobernante de Venezuela al chavista Juan Guadió, entre ellos varios importantes como Alemania. Sin embargo, la Naciones Unidas reconocen a Nicolás Maduro como el presidente de ese país.
Luego de la visita de la Alta Comisionada ella firmó un acuerdo con la tiranía chavista relacionado con los derechos humanos. Se estableció un Memorando de Entendimiento. Bachelet dijo: “Mi Oficina y yo estamos comprometidos a trabajar de manera cercana con las autoridades, así como con las organizaciones de la sociedad civil, para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas en el país”.
Han muerto más de 330.000 personas en veinte años. Y así y todo, Bachelet pide “una solución pacífica”. Cuando ella perteneció al grupo terroristas Frente Patriótico Manuel Rodríguez, ahí se justificó el uso de la violencia. Por eso está Museo de la Memoria dedicado a quienes combatieron el gobierno militar, no a quienes sufrieron el terrorismo.
Por meternos con Venezuela, el país recibió un ataque el 18 de octubre pasado que nos encamina al Plebiscito del 26 abril, y que todo el proceso constituyente ya tiene el guion escrito como lo ha manifestado más de una vez Nicolás Maduro. Los venezolanos tendrán que sacarse la tiranía, así como nosotros lo hicimos con Allende.
Ahora bien, justo un día antes de la subversión y sedición Venezuela pasa a formar parte del Consejo del Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Hemos visto la torpeza de Piñera cuando pidió a la ONU que investigara y observara el actuar del gobierno, y no de los que destruyeron estaciones del Metro, incendiaron supermercados y los posteriores actos vandálicos que conocemos. Los Observadores de Derechos Humanos que mando Bachelet hicieron el ridículo, pues los violentistas hicieron lo que quisieron mientras estuvieron en el país. Totalmente indiferentes ante la violencia estos expertos. La conclusión fue que Carabineros de Chile son los que violaban los derechos humanos y no aquellos que han usado la violencia desde el 18 de octubre. Y por tanto, había reformarlos.
El programa de segundo gobierno de Bachelet se fraguo en las Naciones Unidas. Recuerdo haber visto un comentario del canal Paralelo 33, en que un forista ponía un enlace de la ONU referido a cambiar todas las constituciones del mundo. El Sistema de la ONU en Chile creo a través de sus diversas agencias en el país, el Grupo Interagencial sobre Cambio Constitucional en 2016. Luego que Bachelet anunciara el 2015: «Chile necesita una nueva y mejor Constitución que nazca en democracia y que exprese la voluntad popular”. Piñera asumió el programa del gobierno anterior al rendirse a la extrema izquierda. El Grupo Interagencial lo componen: PNUD, UNICEF, ACNUR,FAO, OIT, UIT, ONU Mujeres, UNFPA, OIM, OMS/OPS y la Oficina del Coordinador de Residente de las Naciones Unidas en Chile. Lo que se creó en esa fecha allanó el camino para que el país firmara en este gobierno a “la agenda 2030” de la ONU.
Todas las agencias de la ONU en Chile han denunciado que Carabineros hace tal o cual cosa, mientras le hacen la vista gorda a los violentistas, saqueadores, encapuchados, terroristas y vándalos. Además, los juicios de esa burocracia internacional los comparte el Instituto Nacional de los Derechos Humanos.
Luego de sus vacaciones en el país, Bachelet volvió a denunciar la supuesta violación a los derechos humanos no sólo en nuestro país, sino en Ecuador, Bolivia y antes metiéndose en el proceso de paz de Colombia. A Cuba no la toca.
Si Bachelet creyera en realidad en los derechos humanos, ella hubiera renunciado cuando las Naciones Unidas pusieron a Venezuela en el Consejo que aborda esos derechos.
Antes de Venezuela estuvo Cuba.
Y el líder ese país dijo que volvería a postular para formar parte por tercera vez del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU.
Otra cosa interesante que encontré, es que Cuba ha estado dos veces en ese consejo: desde 2014 al 2016 y desde 2017 al 2019.
Cuba a igual que Chile ha ido al Examen Periódico Universal en el Consejo de Derechos Humanos. Todo sigue igual en la isla cárcel.
Mientras tanto, la Alta Comisionada de Derechos Humanos y, por tanto, las Naciones Unidas se queda callada con respecto a la tiranía comunista cubana.
Teniendo todos estos antecedentes, ¿alguien se va tomar en serio los juicios sobre derechos humanos que ha vertido la ONU y Bachelet sobre Chile, desde que estalló la insurrección del 18 de octubre pasado?
Etiquetas: Cuba, Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ONU, Segundo Gobierno de Piñera, Venezuela de Maduro
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