Viviendo en la caverna de Platón
Sobre crisis todos han opinado, pero pocos son los que se atreven apuntar con el dedo a los responsables. Entre tanto gurúes que andan pululando en vez de iluminar oscurecen más la realidad. Así, Arnold Harberger de la UCLA, ‘padre de los Chicago Boys’: “deben haber nuevas regulaciones. Hay un sistema de mala regulación que conduce en parte a esta cosa (la crisis),”. En vez de decir que hay eliminar la Ley de Reinverversión a la Comunidad de 1977 de Jimmy Carter, la cual se relajó más durante la administración Bill Clinton. ¿El Congreso americano habrá derogado esa ley? No sacan nada con crear nuevas normas, si no eliminan las leyes que provocaron el desastre.
De igual manera, varios gurúes repiten las frases cliché, como Deepak Chopra, quien dice: "un sistema así debe de colapsar porque es un casino". Luego sugiere un nuevo sistema que nazca del alma. Respiren profundamente. El ensayista Tzvetan Todorov afirma: "que muestre que la política económica ultraliberal es peligrosa". No hubo una política liberal. Kofi Annand propone una nueva regulación internacional, si ya la banca es la más intervenida. Véase Banco Mundial, FMI y los bancos centrales.
El economista argentino Carlos Rodríguez Braun refutó la metáfora de la economía como casino. Rodríguez recuerda que esa idea provino de Keynes. Agrega: “La característica básica del casino es que el riesgo es claro, es el mismo para todo el mundo y es conocido de antemano”. Después les recuerda a los ‘progresistas’ que la mayoría de los casinos son públicos y son altamente intervenidos. Basta recordar cómo el gobierno chileno no quiso que se abrieran casinos por doquier. El mercado no funciona con las reglas predeterminadas como los casinos, que las personas que van a jugar conocen.
Igualmente en Chile, Agustín Squella escribe en un diario de ‘derecha’: “así como el mundo comunista vio caer el muro de Berlín como consecuencia del mal modelo que administraba y de su total falta de autocrítica, el mundo de las finanzas y los gobiernos que le permiten actuar salvajemente en la oscuridad han visto caer ahora, por las mismas causas, el castillo de naipes que presentaron como si se tratara de una sólida fortaleza”. Hay que responderle al señor Squella que, cuando fue la crisis Argentina los liberticidas como él dijeron cosas parecidas. Después de todo, Squella nunca ha defendido la propiedad privada en sus columnas. El desplome de Argentina era como el Muro de Berlín. Y todavía se atreve a hablar del fundamentalismo del mercado, cuando lo que falló fue el Estado. Lo mismo dice la Presidenta en la siguiente tontera: “Por eso indigna que el planeta entero esté sumido en una crisis provocada por el afán de lucro fácil de algunos y por la inadecuada regulación de los mercados de algunas de las economías más influyentes”. Lo que ocurrió en Estados Unidos fue seguir una política ‘progresista’, esto es, que el Estado obligó a prestar dinero a personas que no tenían respaldo económico, so pena de que los bancos no le diesen la acreditación para funcionar. Si no prestaban, tenían que cerrar. Draconiana la ley. Hay que recordar que la propia Presidenta quiso imponer, obligar y coaccionar a las empresas privadas para que ellas siguiesen el ejemplo del gobierno paritario. Afortunadamente, el soduko presidencial no se llevó al mundo privado.
Squella y otros tantos ungidos nos quieren dejar en la caverna de Platón, esto es, nos quieren hacer creer que las sombras que ven los prisioneros es la realidad. Y no quieren que veamos a la luz del sol y los objetos reales. Por eso repiten una y otra vez que la culpa es del mercado, que el negocio bancario está desregulado. A la izquierda, como dice Thomas Sowell, los hechos no les importan.
Etiquetas: Agustín Squella, Intelectuales progresistas, Platón, Ungidos