miércoles, mayo 28, 2014

El futuro de Chile según Salvador Allende


¿Cuál era futuro que miraban en tiempos de la Unidad Popular? Parar los opositores al gobierno de Allende, el futuro inmediato era una Guerra Civil o dictadura comunista. Para el conglomerado de la Izquierda el futuro era una dictadura comunista o Guerra Civil, como habían manifestado varios dirigentes. Y lo único que pararía ambos senderos, sería una intervención militar. De más está decir, que la Izquierda chilena niega una y otras veces que ellos hayan querido pretender un conflicto civil con millones de muertos, y que todo fue un malentendido de los jefes de las Fuerzas Armadas. Fue retórica. Además, como un grupo humano que cantaba la canción de los Jaivas ‘Todos Juntos’ iba pretender hacerle daño a las personas vinculadas a la Derecha y la Democracia Cristiana. 
 Cuando era pequeño me gustaban las series inglesas UFO, Space 1999. En la primera, el futuro inmediato era el año 1980, en la segunda como su nombre lo indica era 1999. Parecía lejana esa fecha. Otro futuro global era un posible Guerra Nuclear. Según me contó un profesor de Historia, el chileno en aquella época se sentía que una hecatombe nuclear no lo iba tocar, quizás debido al aislamiento de la Cordillera y el mar. Cuando dieron la película norteamericana El Día Después y la película inglesa del mismo tema, ahí sintieron que la Guerra Fría podía tornarse muy caliente. Otro futuro apocalíptico mostrado en el cine, naturalmente, fue Omega Man y Soylent Green
 Allende están inconsecuente como los Izquierdistas caviar, que viven a costa de doña Juanita que tiene un negocio de empanadas, o del joven emprendedor abrió un negocio de comida japonesa. Un ministro de Estado o un parlamentario gana más de cuatro millones de pesos mensuales a costa de los contribuyentes. Ningún microempresario o mediano empresario gana esa suma al mes. Por eso escribí: “, que viven a costa de doña Juanita que tiene un negocio de empanadas, o del joven emprendedor abrió un negocio de comida japonesa”. En efecto, cuenta el periodista norteamericano James Whelan, autor de ‘Desde Las Cenizas”, que luego que el Almirante Huerta renunciara, Allende les dijo a los jefes militares que “no iba a suicidarse ni buscar asilo en Cuba”, y que “Voy a refugiarme en el Cordón Cerrillos”. Y agrego: “y no me sacarán de ahí”. No cumplió su promesa y se pegó un tiro con el arma que le había regalado el dictador Castro. Cerrillos era uno de los centros industriales ubicados en el sudoeste de Santiago, que tenía poblaciones marginales. Desde el momento en que la Izquierda llego al poder, lo quiso convertir en un bastión armado.


Ahora bien, dos días antes que el Almirante Huerta renunciará, Allende fue a la enorme fábrica textil Sumar, la cual fue incorporada al ‘área social’. Según Whelan, Allende regañó a los obreros, porque no tenía “moralidad revolucionaria”. El demente presidente luego les puso como horizonte Cuba: “Yo les pongo el ejemplo de Cuba”. Y añadió: “en donde la organización del pueblo es ejemplar. Ellos han tenido que sufrir racionamiento, incluso de azúcar. Pero, Cuba será, en ocho o diez años más, el pueblo con el más alto nivel social de Latinoamérica”. Eso era el futuro. Insisten en considerar a Allende un socialdemócrata o un liberal como lo hacer el ex ministro de Cultura y novelista, Roberto Ampuero. Eso también creía la actual mandataria, Michelle Bachelet, cuando era estudiante de medicina en la Universidad de Chile; Ricardo Lagos que el año 1973 fue nombrado embajador para la Unión Soviética; el actual canciller y jefe de los Almacenes del Pueblo, Heraldo Muñoz; el sociólogo del Mapu Eugenio Tironi; el ladrón detrás del juez, el subsecretario de Justicia, José Antonio Viera Gallo; los miristas Carlos Ominami, Pascal Allende, Gabriel Salazar, entre otros.


Nuestro futuro sería ser otra Cuba con una aureola cibernética, gracias al proyecto ultra secreto Synco, mientras nos desplazamos con el automóvil del pueblo, “el Yagan”.
 Puesto el domingo pasado fue el Día del Patrimonio, la Izquierda tiene convertido en museo la infraestructura de la industria textil Sumar. Más bien, para recordar a los sindicatos que elogiar al dueño que abrió ese negocio. Y de paso, recordar que fue un centro de tortura y prisión política. Omitiendo, que era una fortaleza armada.

 Hay que recordar que en 1980, el dictador Fidel Castro abrió el puerto de Mariel para que los cubanos saliesen de su país. Y así, entre abril y octubre de ese año salieron 125.000 cubanos, de los cuales muchos eran delincuentes. Lo que inspiro al director Brain de Palma hacer un remake de la película Scarface con Al Pacino y Michelle Pfeiffer.

 A Salvador Allende al parecer no les bastaban los años que habían pasado de la Crisis de los misiles para darse cuenta que el comunismo no era el paraíso. Qué estoy diciendo, si Allende antes de que fuese electo como candidato de la Izquierda, recorrió los países comunistas, entre ellos Corea del Norte y Vietnam, siendo el único líder occidental que conoció Ho Chi Minh. Bastaría viajar en una máquina del tiempo de las alienígenas ancestrales, y ponerse a suficientes metros de altura, y permanecer 10 años estacionados comparando el modo vida de los habitantes del Estado de la Florida, USA con la Cuba de Castro.

 Por lo que se desprende las palabras de Allende en la fábrica Sumar, no le molestaba en lo más mínimo que hubiese en Cuba un partido único, cero libertad de expresión, y por tanto, libertad de prensa.

 Dicho sea de paso, si uno lee los blog de los cubanos en el exilio, ellos recuerdan que Cuba antes de la llegada de Castro tenía unos buenos índices de salud y educación por sobre el resto de América Latina. Un buen ejemplo de ello, creo, que son los libros de álgebra y aritmética del profesor Aurelio Baldor. No tenía idea que era cubano. Al parecer desde bastante tiempo, los estudiantes chilenos no emplean ese libro. Más ahora, que la Nueva Mayoría desea sacar el álgebra de los planes de estudio. 
 Si la Unidad Popular hubiese triunfado, los chilenos todavía no conoceríamos los electrodomésticos que entraron gracias a la reforma económica que hicieron los militares y otros bienes, y que eran antes un privilegio de unos pocos. Otrosí, tener una opresión y ausencia de libertades.

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miércoles, mayo 21, 2014

Desigualdad capitalista versus escasez socialista


Es sabido por todos que a los socialistas no les gusta la desigualdad natural propia de la especie humana. Todos somos únicos, tanto es así que nuestras huellas digitales y dientes son únicos. Esa unicidad produce diferencias. Cada cual tiene sus talentos: unos más y otros menos, hasta que sabe cómo sacarles provecho. Por eso, dicen algunos: “Lo único que sé hacer es tal cosa”. Y viven bien y no andan promoviendo la envidia o comparándose con otro. 
 A los socialistas cuando critican la desigualdad no les interesa la igualdad ante ley. La ley es un obstáculo, a menos que se dicten leyes a su medida. Por desigualdad se refieren a igualitarismo, ya sea de partida como de termino. Una vida bajo control estatal protegida de la cuna hasta la tumba, cuando la vida es azarosa y llena de misterios.
 Cuando en una sociedad los pobres dejan de serlo más por mérito propio que por ayuda estatal, los socialistas que antes lloraban por la pobreza, ahora les escandaliza que el esfuerzo individual de cada persona los destaque más que a otras. Son las propias elecciones individuales que generan desigualdades. Siendo los seres humanos tan diversos, cada cual elijara cosas totalmente diferentes. Cada uno sabe lo que quiere y lo que busca en la vida. ¿Quieren que todos sean jefes? ¿Quieren que todos sean empleados? De hecho, las jerarquías no les gustan, siempre y cuando ellos estén en la punta de la pirámide. En una sociedad capitalista donde se intercambias distintos bienes y servicios, naturalmente, habrá jefes y empleados. Por tanto, empresas de distintos rubros producto de la división del trabajo. En una sociedad capitalista lo que brilla es la abundancia por doquier. 
 Ahora bien, cuando ellos gobiernan y aplican sus recetas que buscan abolir el mercado y estatatizar hasta el vendedor ambulante, tal como ocurrió en la Unidad Popular y en todos los países comunistas, y tal como está aconteciendo en Venezuela de Maduro, los bienes y servicios que damos por sentado de repente desaparecen. Los almacenes y supermercados están vacíos, no se encuentran repuestos de ningún tipo, la maquinaria está parada. Obvio, si no se puede transportar y excavar el combustible, ya que las máquinas dejaron de ser mantenidas. El sistema de producción que funcionaba tan bien en el capitalismo, en el socialismo se parece a las ruinas de las civilizaciones antiguas, o a un pueblo fantasma. 
 A los zurdos no les produce indignación y rabia que no estén los productos de una canasta básica, la misma que utilizan para saber cuántos pobres hay en una sociedad capitalista. La culpa es el especulador, no ellos. El actual ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz , cuando era director del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un cargo exento de impuesto como el que ocupaba Bachelet en la ONU:“Sin embargo, América Latina y el Caribe sigue siendo la región donde hay más desigualdad en el mundo”. Los programas de la ONU sólo sirven para justificar las malas políticas públicas de los ‘progresista’. En otro lugar escribe: “América Latina no es la región más pobre del mundo, pero sí la más desigual. Somos, de hecho, los “campeones mundiales” de la desigualdad”. 
 El actual ministro proponía entonces para reducir la desigualdad: “Igualmente es indispensable lograr consensos para una reforma tributaria que asegure al Estado ingresos estables y generados de manera justa para responder a las demandas sociales”. Y añadía: “Además, la tributación generalmente es mal empleada”. ¿Le importará Heraldo Muñoz los escases de bienes y servicios en Venezuela? Naturalmente, no. De nuevo el cuento de las supuestas demandas sociales. 
 Para los que no saben y que se creen el cuento de los post títulos, el actual ministro de Relaciones Exteriores chileno, en tiempos de la Unidad Popular fue Supervisor Nacional de Tiendas del Pueblo (Almacenes del Pueblo), según Wikipedia. O sea, estaba a cargo de esclavizar a los chilenos a través de la JAP (Juntas de Abastecimiento y Precios), que fue una de las cosas que más violento al país en esa época oscura, además de la ENU. La tarjeta JAP es el modelo de la cartilla cubana, que tiene el propósito de que la ciudadanía no se rebele. Para Heraldo Muñoz era normal someter a los que pensaban distinto a él a través del estómago y así conducirnos al paraíso marxista leninista. Cuando vino el pronunciamiento militar, en vez de irse a un país comunista, se exilió en los Estado Unidos, donde obtuvo un doctorado en Denver, Colorado. Luego saco más doctorados. ¡Qué ejemplo de consecuencia! 
 Según los socialistas como Ricardo Lagos, la pobreza se acabaría cuando: “Todas las unidades económicas deben pasar en manos del Estado". Al inepto de Muñoz no le importaba el desabastecimiento generalizado en el gobierno de Allende. 
 Luego, durante el primer Gobierno de Bachelet, Heraldo Muñoz escribió un libro titulado “La sombra del dictador: una memoria política de la vida bajo el régimen de Augusto Pinochet” (2009), cuya tesis principal es que: “asegura que Pinochet no fue necesario para el éxito económico de Chile”, "El verdadero milagro económico se produce en la democracia” y que el general Pinochet "se transformó en el impulsor de unas reformas liberales en las que no creía”. Las bases del milagro económico chileno las sentó el Gobierno Militar, tanto en lo económico como político, que la coalición a la que pertenece el canciller desea demolerlo ocupando la retroexcavadora. Y la Nueva Mayoría en la cámara de Diputados elimino la FUT. ¿Alguien cree que a Heraldo, a Lagos se le hubiese ocurrido el Decreto Ley 600, que protege las inversiones como hicieron los militares, quitarle grasa el Estado y bajar los aranceles? El oficialismo también desea barrer el DL 600. Por otro lado, la Izquierda cuando era oposición a Piñera culpaba al modelo liberal de las desigualdades. Entonces, ¿Quién no cree en las reformas liberales que han dado prosperidad al país?


Según Heraldo Muñoz por Venezuela y sus manifestaciones contra el gobierno de Maduro: “No podemos aceptar movilizaciones violentas que buscan derrocar al gobierno”.
 Basándome un poco en el padre Mariana de la Escuela de Salamanca, quien justificaba el derrocamiento del gobernante, si éste cobra impuestos injustos , entre otras cosas, puedo decir que se puede derrocar un gobierno, que intenta someter a control económico y político por parte de Estado a la sociedad civil. Y si, además, las propias políticas económicas generan desabastecimiento e impiden el desarrollo de las actividades económicas producto de la división del trabajo. 
 La actual mandataria, la chavista Bachelet dijo cosas parecidas a las de su ministro de Relaciones Exteriores: "No aceptaremos jamás que nadie, ni persona ni país, incite a través de mecanismos violentos, a derrocar a un Presidente legítimamente electo". Y agregó: "Esperamos que siempre se respeten los derechos humanos y la Constitución, y que la democracia sea el valor esencial". Lo que hay en Venezuela como lo que hubo en tiempos de Allende no puede llamarse democracia liberal, de esas que no le gusta al colectivista Agustín Squella. “Y para sacarse los pillos” como se dice en Chile , hizo la siguiente declaración: "Sólo conozco lo que ha salido por la prensa y no prejuzgo en base a eso". El canciller no le informa. Tampoco sabía nada Cuba o de la Alemania del Este. 
 Deduzco que el hombre de mundo, que es Heraldo Muñoz estará informado de la presencia castrista en Venezuela a igual que en la UP.
 Un venezolano que estuvo en Chile en tiempos de la Unidad Popular escribe : “Como no han podido doblarle la cerviz a todos los venezolanos -una buena parte compra en esos mercados subsidiados precisamente por el precio- se las ingenian para disfrazar la cartilla cubana en lo que bajo el régimen de Allende implementó el General de la Fuerza Aérea Chilena Alberto Bachelet Martínez, quien fue secretario de la Dirección Nacional de Abastecimiento y Comercialización (Dinac)”. Y añade: “Yo estuve en Chile en 1973 en una misión de la Unión de Turismo con Diego Arria cuando esa escasez, inflación y devaluación se desarrollaban. Recuerdo las colas frente a la Embajada de Venezuela a cargo del jurista y ex diputado Orlando Tovar para venderle a los diplomáticos criollos -igual que a otras embajadas- algunos artículos de valor que iban desde joyas a vajillas, de muebles a carros, de cuadros valiosos a utensilios del hogar. La tarjeta de la JAP estaba en pleno ardor pues era mucho más lo que no se conseguía que lo que se encontraba en los anaqueles”.


De hecho, la tarjeta roja que hay en Venezuela es una copia de la tarjeta de Allende. 
 Tanto a Heraldo Muñoz como a Bachelet la situación en Venezuela no les recuerda la Unidad Popular. ¿Tendrán demencia senil o Alzheimer? 
 De la misma manera, a la actual Presidente Bachelet que se siente orgullosa de su pasado esclavista le importa un comino que los venezolanos como ayer sus compatriotas les falte los productos en los almacenes y supermercados.
 Para ella, lo escandaloso no es el desabastecimiento sino la desigualdad.

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miércoles, mayo 07, 2014

Un hombre leal


A fines del mes pasado, murió el ex ministro de Agricultura y ex secretario general de la presidencia del general Pinochet, Alfonso Márquez de la Plata. No sé si algún representante de la llamada ‘generación perdida’ de la derecha, habrá dicho algo. Tampoco sé si los nuevos representantes menores de 30 años que están el parlamento dijeron algo sobre el fallecimiento de este hombre público. 
Frente primero al travestismo de Joaquín Lavín, el oportunismo de Allamand y la cobardía de de Andrés Chadwick y otros que sostienen que hay que cambiar los principios porque cambio la sociedad como Francisco de la Maza, la figura del ex ministro queda como un gigante. Un valor que brilla por su ausencia en la derecha es la lealtad, en Alfonso Márquez de la Plata resplandecía tanto que por contar la verdad histórica fue agredido cuando se presentó el documental ‘Pinochet’, por las hordas de los derechos humanos y la Nueva Mayoría. Tenía carácter. 
 Durante la Unidad Popular sin que él lo quisiera fue primero vicepresidente de la Sociedad de Agricultura y luego su presidente. 
 El periodista norteamericano James R. Whelan, autor del célebre libro Desde las cenizas: Vida, Muerte y transfiguración de la democracia en Chile: 1833-1988 de más mil páginas y primer editor del diario conservador The Washington Times, en la sección “agradecimientos” escribe a quienes le ayudaron a concretar el libro mencionado en primer lugar el fallecido ex ministro del general Augusto Pinochet, Alfonso Márquez de la Plata. Así lo describe Whelan: “Están los que no pueden ser olvidados. Encabeza la lista don Alfonso Márquez de la Plata, un caballero en todo lo más significativo de esa palabra. Aparece justo cuando el proyecto parecía definitivamente muerto. Guiado sólo por la convicción de que este libro merecía ser publicado en español, este gran señor, de gran idealismo y capacidades, se lanzó en la tarea ingrata de reunir los fondos necesarios para rescatarlos. No es exagerar al decir que sin la intervención y el compromiso incansable de don Alfonso Márquez de la Plata, este libro lisa y llanamente no habría llegado a ver la luz del día”. Y tenía razón el ex ministro.


A propósito del fin del sistema electoral binominal, si desea ver cómo será la democracia en los próximos años con los partidos chicos, échele una hojeada al libro Desde las Cenizas. El pasado nos dará una pauta.
 El ex ministro y empresario, además, de escritor, era más conocido en último tiempo por su trabajo editorial Maye, en la que se dedicaba a divulgar como bien dijo en su blog Hermógenes Pérez de Arce, la verdad histórica tergiversada por la Izquierda. Antes de dedicarse al trabajo editorial había publicado los siguientes libros El Salto al Futuro, El Gobierno Ideal, Una Persecución Vergonzosa, El Peligro Totalitario y Cinco Presidentes y el Poder.

El único libro que tengo del ex ministro es “El Peligro Totalitario” publicado en el 2002. En el plantea lo siguiente un problema vigente: “El Estado Regulador puede transformarse en un Estado de características similares a uno totalitario, como dictación de leyes abusivas, excesivas reglamentaciones, restricciones y controles, decisiones discrecionales y arbitrarias, las que van tejiendo una inmensa red que poco a poco va aprisionando y coartando la libertad de los gobernados. Estos son conducidos mansa y silenciosamente a perder, sin percatarse, sus garantías mínimas de ciudadanos libres. Esta fórmula es la más peligrosa por ser la más sutil y creo que en el día de hoy avanza, en muchas partes del mundo, sin contrapesos y sin que las grandes mayorías se den cuenta.
 Éste es, a mi juicio, el gran peligro del siglo XXI”.


Para escribir el libro mencionado, voy a citar algunos autores que coloca al final. No por pedantería, sino para que vean que el entorno no le era ajeno, o bien, para ilustrar que le preocupaba ‘la cosa pública’ y las ideas: Autobiografía de Arthur Koestler, John Adams de David Mc Cullough, The Death of Common Sense de Philip K. Howard, An American Life de Ronald Reagan, Communism de Richard Pipes, Como terminan las Democracias y La Tentación Totalitaria de Jean Francois Revel, La Clase Política de Gaetano Mosca, Maquiavelo y Lenin de Antonio Gramsci, Stasi de John Koehler, La Democracia en América de Alexis de Tocqueville, entre otros.
 Asimismo, no le fue indiferente la persecución que sufren los militares que combatieron el terrorismo, y que hoy se encuentran presos en el gulag de Punta Peuco a diferencia de los que aún están retirados y de los que están todavía en la política. Por eso, publicó el libro Miguel Krassnoff: Prisionero por servir a Chile de la historiadora Gisela Silva Encina. 
 Alfonso Márquez de la Plata se dedico a divulgar la verdad histórica. Primero apoyando el trabajo de James R. Whelen y luego publicando diversos libros que desmienten lo que ha dicho la Izquierda: Pinochet: Las “incómodas verdades del periodista italiano Mario Spataro; Pinochet: la otra verdad del francés Philippe Chesnay. Del terrorismo olvidado por los propios dirigentes de la derecha, La verdad olvidada del terrorismo en Chile (1968 – 1996) de Arturo Castillo. 
 Los dirigentes de la derecha no tienen problemas en codearse con terroristas del Mir o del FPMR o ayudistas de ese último grupo, o con la hija del agente de la KGB, Salvador Allende, el presidente del senado, Isabel Allende, sin embargo, cuando se presentó nieto del general Pinochet, primero al cargo de concejal y luego a diputado no lo apoyaron. En cambio, Alfonso Márquez de la Plata no tuvo problemas en publicar los libros de Rodrigo García Pinochet: El fin de la Concertación y El progresismo desafío para una nueva derecha.
 Asimismo, ha publicado los libros del ex allendista, el profesor Víctor Farías, que ha constituido un verdadero dolor de cabeza, desmitificando la figura de Allende: Salvador Allende: Antisemitismo y Eutanasia, Salvador Allende: El fin de un mito.


Si se trata de la Unidad Popular, además de los libros de Spataro y Chesnay, están los libros Allende, Thank you! de la periodista Nena Ossa y Lo Derrocó el Pueblo de Julio Bazán Álvarez.


Julio Bazán Álvarez , quien lo conoció lo describe de esta forma en su blog: “a muerto ALFONSO MÁRQUEZ DE LA PLATA. Mucho se ha dicho sobre sus múltiples actividades públicas, su lealtad política incondicional, su influencia en la historia del país. Alfonso fue un hombre público. Sobre todo, era un ser humano. Tenía una enorme capacidad de acercamiento con las personas, simpático, su mirada clara, transparente, invitaba al diálogo, sus críticas eran oportunas, respetuosas, a veces, irónicas. Gran lector, tenía una interesante biblioteca sobre historia y política, que ponía, generosamente, a disposición de quienes quisieran informarse. También fue escritor con varios títulos publicados, fue editor, querendón de su señora y de sus hijos, de su familia. La lealtad en Alfonso, era símbolo de nobleza del alma, fue orgulloso y fue humilde. Alfonso fue un caballero, reunió en si todas las cualidades de lo mejor de nuestra nacionalidad y de nuestras”.


¿Notan que las palabras de Julio Bazán son idénticas a las de Whalen? 
Fue un hombre público, no un político. De hecho, el autor de el ¿Es conflicto mapuche? dice que al autor del decreto ley 2580 fue obra Alfonso Márquez de la Plata como la implementación, los cuales ponían término a los Títulos de la Merced. Y con ello saneaba los títulos de dominio. Así con ese decreto se había resuelto el problema de las tierras en La Araucanía. 
 Así de importante fue. 
 El actual problema que hay en esa región se origino en el gobierno del Patricio Alywin. 
Alguien de derecha resolvió un problema, alguien de Izquierda creó un conflicto artificial. 
 Este es, pues, mi modesto homenaje a este gran hombre. Si alguien busca un modelo político ante tanta mediocridad en el mundo de la política, que se inspire en él.

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viernes, mayo 02, 2014

¿Totalitarismo en Democracia?


*Julio Bazán Álvarez

 Definiciones: 
Diálogo: 
3. m. Discusión o trato en busca de avenencia.
Avenencia: 
1. f. Convenio, transacción.
 El Ministro del Interior ha informado que” “…vamos a dialogar, pero un diálogo con sentido, para avanzar en el programa que recoge una demanda mayoritaria de la ciudadanía”. (Un cambio en el lenguaje: “el pueblo” se cambia por “la ciudadanía” igualmente vago y demagógico). 
 A raíz de esto hago la siguiente reflexión:
 La Real Academia Española define al totalitarismo como: “1. m. Régimen político que ejerce fuerte intervención en todos los órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad de los poderes estatales en manos de un grupo o partido que no permite la actuación de otros partidos”. 
Esta definición se refiere a sistemas políticos; distintos autores (generalmente de izquierda) los asimilan a los regímenes nazistas y fascistas del siglo XX. (Se olvidan de los totalitarismos socialistas). 
Recurriendo a las definiciones que la RAE da de las palabras “total” e “ismos”. Define “total”: “General, universal y que lo comprende todo en su especie”. Por su parte define el sufijo “ismo”: “Forma sustantivos que suelen significar doctrinas, sistemas, escuelas o movimientos”. Nos permitimos, por tanto, sustantivar “totalismo”, que, si bien no está en el diccionario de la RAE, se usa en psicoterapia para la comprensión del sujeto en su totalidad, sin disgregar sus conductas, disociándolas de esa totalidad. 
 Como creencia o estructura psicológica, definiremos “totalismo” como una convicción compulsiva que hace que el individuo genere un pensamiento psicopolítico que lo comprende todo, es general, universal y, por lo tanto, exclusivo y excluyente que, por su esencia, tiende a ser dogmático.
 El totalista está condicionado a imponer su visión del mundo y de la sociedad a todos, dado que esa visión lo comprende todo, lo soluciona todo, integra todo, teniendo como núcleo central su propio pensamiento y convicción. Es tal la fuerza de esta convicción que concluye, fatalmente, en que nada ni nadie puede resolver el problema vital de la sociedad sino él mismo.. 
La tendencia natural del “totalista” es conquistar, cada vez más, espacios de poder que le permitan imponer sus soluciones a los problemas derivados de la convivencia humana. El objetivo último es, obviamente, el poder total. 
En la conciencia del totalista no cabe duda respecto de qué es lo conveniente para la vida de los demás y concluye, consecuentemente, que sólo él o ellos deben, desde el poder total, ordenar la sociedad sin importar los medios que empleen para ello. La secuencia del proceso conduce a realizar acciones para imponer su visión y, por tanto, sus soluciones de conductas y comportamientos, a todos. El totalista es un apóstol dogmático de la totalidad, de manera que no concibe que existan otras soluciones, en materias trascendentes o contingentes, que las que los totalisitas creen.
 Surge, como lógica consecuencia, el totalitarismo, en que grupos organizados de totalistas, que comparten un mismo pensamiento orgánico, se hacen cargo de la conducción de las vidas de los demás componentes del cuerpo social. 
 Pero el totalitarismo se ejerce desde el poder político, no es posible que exista totalitarismo si no existe un Estado totalitario, es por tanto necesario que los totalistas accedan al poder, el proceso de este acceso es relativamente simple: en los programas que proponen existen soluciones para todas las aspiraciones de las grandes mayorías, sus propuestas son atractivas para el votante medio, que no hace análisis de factibilidad de esas propuestas, que vive agobiado por la falta de soluciones concretas a sus problemas y a sus aspiraciones personales y familiares básicos, las propuestas están impregnadas de la confrontación entre ricos y pobres, entre trabajadores explotados y empresarios “chupasangre” explotadores; comunicacionalmente se insiste en definir a los “ricos”, catalogando de “derechistas” a quienes tratan de factibilizar las propuestas sociales, políticas y económicas que los totalistas tratan de imponer, se produce un proceso psicosocial de la mayor trascendencia, los totalsitas consiguen el respaldo popular a sus propuestas de solución, al no lograr éxito con estas, no coligen que esta falta de éxito es el fracaso de sus ideas, concluyen que no ha sido posible lograrlo por razones externas a ellos, lo que los conduce a apropiarse del poder para tener el tiempo necesario que permita demostrar el éxito, se sigue un estado letárgico de los pueblos que, acompañado de la adicción al poder de los totalsitas que terminan transformados en totalitarios, sostiene el régimen totalitario…..hasta que cae después de grandes sufrimiento de aquellos que alienaron sus voluntades en favor de los totalistas y sus “utopías” imposibles de cumplir. Nace el socialismo real de Alemania Oriental, de la Unión Soviética, del Castrismo . El Siglo XX es rico en tales situaciones políticas y, más recientemente, vemos cómo se extienden en nuestra América expresiones renovadas de este ejercicio dialéctico. 
 La fuerza de la convicción totalista es extremadamente potente: todo les es aceptable para lograr los fines que su ideario totalista les impone, se transforman en dueños del Estado, de los bienes del Estado, de la maquinaria del Estado, los empleos del Estado son utilizados para conseguir, disponer y mantener el Poder. El fundamento del totalismo socialista es, desde un punto d vista filosófico, el Materialismo y el Determinismo Histórico, desde un punto de vista factual, ser representantes del “pueblo”, (Insisto, modernizado: ciudadanía) (en el lenguaje de izquierda, no es un ente claramente definido, sino una elucubración vaga y difusa): 
 Se llega así a una pregunta clave: ¿Puede existir un régimen político totalitario si no existe un pensamiento totalista encarnado en personas que determina la acción de esas personas?, ¿que dominan y controlan el Estado y que crean regímenes totalitarios? La respuesta es clara: no es posible.
 Pero, surge una nueva y lacerante pregunta: ¿Puede el totalismo expresarse en formas más sutiles que la brutalidad de los regímenes “totalitarios” (nazismo, estalinismo, castrismo), dado que un régimen totalitario como los señalados se hace, prácticamente, imposible de implantar en el Chile de hoy? 
Se puede.
 La convicción totalista ¿Se extingue en democracia? es decir, en un régimen democrático ¿existen las creencias totalitas y, por consecuencia, las acciones que generan estas convicciones? El concepto moderno de totalitarismo nace de la definición de Mussolini del “Gobierno Total”, es decir de la aplicación desde el Estado de la totalidad del pensamiento de una persona o de un grupo de personas en una sociedad determinada y, para esto, utilizar todos los medios necesarios, justificados por la certeza de que, el pensamiento orgánico de ese grupo de personas (totalismo), es el único aplicable para la “felicidad” social. Si aplicamos estas reflexiones a la realidad chilena actual podremos encontrar signos evidentes de que el pensamiento totalista está plenamente actuante, que los partidos de gobierno consideran que son dueños de la verdad absoluta en materias contingentes que atañen a la vida personal de cada chileno. En definitiva, que son dueños del Estado y de la Nación. 
El Siglo XX fue testigo de totalitarismos de distinto signo: nazista fascista y leninista estalinista. 
 Sin duda el totalismo socialista no murió con la transformación de Rusia, ni con la caída del muro de Berlín, sencillamente ha encontrado otras vías de acción. La democracia les permite actuar sin pudor en la expansión y ejecución del totalismo, de su ideario que condujo al régimen estalinista y al castrista. 
Se trata de controlar a los poderes públicos con la “voz del pueblo”, (ahora también llamados los “movimientos sociales”.) Se generan organismos de fachada que dicen representar a determinados grupos sociales: se inicia una movilización social por un determinado tema de alta sensibilidad ciudadana, al movimiento se van adhiriendo los organismos de fachada que se autodefine como “actores sociales” (generalmente dirigidos por miembros del Partido Comunista), que imponen políticas públicas que representan el pensamiento totalista. Un ejemplo claro es la movilización iniciada por estudiantes para el mejoramiento de la educación, que no muestra caminos realistas para lograr un mejoramiento de la calidad, sino que se transforma en un petitorio de tipo político totalista en que se adoptan las posturas más extremas para dar la sensación que “el pueblo” (los ciudadanos), lo que quiere es la estatización y el control estatal de la educación. Cabe preguntarse ¿Cuál es el respaldo real que tienen estas posturas en la base social? ¿Se quiere legislar con imposiciones socialistas al Parlamento, abusando de una mayoría circunstancial? ¿Quién define el límite para estas acciones? ¿O será que el eslogan de que paguen los ricos para que tú tengas todo gratis es el programa de la actual presidenta aprobado por la mayoría de los votantes? 
Si a lo anterior sumamos las prácticas comunicacionales dirigidas desde el Gobierno y desarrolladas a través de casi todos los medios de comunicación social por la manipulación del lenguaje periodístico, al margen de quienes sean propietarios de dichos medios, nos encontramos con el totalismo socialista instalado en la actualidad cotidiana penetrando mentes y pensamientos del ciudadano medio. 
Si bien lo expresado en párrafos anteriores son expresiones del uso del poder por los totalistas no es, ni remotamente, lo más grave que pasa en Chile desde el punto de vista de lo tratado. 
En efecto, las manifestaciones más graves y dañinas para nuestra sociedad son aquellas que se refieren a los cambios sustantivos que se impulsan para destruir los valores e instituciones que sustentan nuestra convivencia. La destrucción de la familia, el permanente ataque a las Instituciones, la destrucción sistemática y arrogante de lo que se ha hecho en Chile, la reinstalación de la lucha de clases como argumento de respaldo a sus propuestas. 
Esto está pasando en Chile, hoy, en este momento, ha pasado en la Cámara de Diputados, pasa en el abuso que impone la mayoría parlamentaria, se manifiesta en la veneración del “programa”, que nadie conoció durante la campaña y que hoy aparece con propuestas que, en criterio de muchos y serios chilenos, son aberrantes. 
El ministro Arenas no es demócrata. El ministro Peñailillo, no es demócrata, utilizan la predisposición al diálogo solo como un espacio para que se respalden sus programas dogmáticos. 
Chile está en manos de los totalistas de izquierda. 

* Julio Bazán Álvarez es autor de los libros "Lo Derrocó el Pueblo" y "¿Es Mapuche el Conflicto?". Ambos libros de la Editorial Maye.

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