La izquierda no busca la reconciliación, sino mantener la odiosidad. La renuncia del General Santelices, jefe de la Guarnición de Santiago por el caso conocido como ‘Caravana de la Muerte’, nos ilustra que la izquierda no quiere la justicia, sino la venganza. Si quisiera justicia, entonces aplicarían las leyes, esto es, respetar la Amnistía y la prescripción, pues los hechos desafortunados ocurrieron hace tiempo. En ese caso fueron fusiladas 14 personas. Mas la izquierda no cantaba: "Los momios al paredón". Naturalmente, en Chile la prescripción sólo vale para los terroristas. Aún no admiten que fueron derrotados en todos los ámbitos, y que el progreso actual del país es fruto de las semillas que plantó el Régimen Militar.
El método para sacar a Santelices es propio de la izquierda, a saber, las purgas, el poder popular del senador Escalona y la inquicisión ‘progresista’, esto es, los grupos de DD.HH. Desde que Pinochet dejó la Comandancia, se ha ensañado con el Ejército, como si éste fuera el responsable del declable que provocaron quienes gobiernan ahora. Por eso, a cualquier militar que haya prestado servicios entre 1973 y 1990, lo sacan. Me acordé de un edecán del Parlamento, que fue exonerado de ahí, por el sólo acto de haber entrado en La Moneda el 11 de septiembre. El día de ayer, leyendo la sección ‘Cartas al Director’ de ‘El Mercurio de Valparaíso’, un señor recuerda que un edecán pariente de un político DC, Jaime Krauss fue acusado de haber asesinado a siete personas. La justicia estuvo a favor de él, sin embargo, el daño se hizo.
La izquierda en este affaire no se hace problemas en mentir. Miente el Ministro de Defensa, miente la Presidenta, como si fuese lo más normal. El General Satelices sostuvo en una entrevista que la entonces ministra de Defensa, Michelle Bachelet conocía sus antecedentes, tal como lo dijo el ex ministro de Defensa, Jaime Ravinet. Pasado el tiempo, cuando es Presidenta niega que sabía los antecedentes. Bachelet como buen izquierdista está acostumbrada a mentir. Después de todo, cuando se exilió en Australia dijo que no la habían torturado y, justo para el Informe Valech dice que fue torturada.
Un personaje que ya está colmando mi paciencia es, pues, el ex terrorista y fundador del Mir, el actual Ministro de Defensa, José Goñi, quien se ha caracterizado por decir frases al bronce, como: "a contar la verdad", "El Alto Mando de las FF.AA. requiere de personas intachables en toda su carrera". ¿Él se considera intachable? Cheyre manifestó en una radio, que Goñi sabía más de ‘instituciones paramilitares’ que de Defensa. En otra entrevista a ‘La Segunda’ dice que le preocuparon los ‘derechos humanos’, después del 11 de septiembre. Cuando ponían bombas antes del 11, asesinaban a carabineros por la espalda y secuestraron a personas como el director de ‘Las Últimas Noticias del Sur’, no les importaba los derechos humanos. ¿Por qué él no dice la verdad? Igualmente, Goñi ha manifestado: "Efectivamente fui del MIR. Fue una gran experiencia de formación personal, había una gran intensidad en la relación con la cultura y la filosofía, que hasta hoy me ha influenciado".
Asimismo, el caso del General Santelices confirma lo que yo he dicho otras veces, que a la izquierda le encantan las ‘cacerías de brújas’, sin embargo, no les gusta que los cazen a ellos. La propuesta del ex general de Ejército, Emilio Cheyre en el diario ‘La Tercera’ (10-02-2008) apunta, a que quienes estuvieron involucrados en los siguientes hechos, entre otros, no ocupen cargos públicos, desde la Presidencia hasta un jefe de servicio.: "Haber pertenecido o sido parte activa de organizaciones nacionales o extranjeras que llevaron adelante la subversión y la revolución en cualquiera de sus formas. En el fondo, los que crearon condiciones o atentaron contra la vida humana de algún chileno o chilena". La declaración gustó menos a la izquierda que a la derecha. Para Cheyre es lo mismo ser una persona que defiende la democracia liberal que ser un totalitario y partidario del terrorismo y el colectivismo, cuando afirma: "Haber expresado un llamamiento público, amparado en cargos en poderes del Estado, a la FF.AA.para que actuaran y derrocaran el gobierno en ejercicio en 1973" (Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973), o "Haber empuñado las armas en la lucha armada, independiente del sector político en que actuaron". Enseguida la Derecha a través del diputado Ward la desechó con estas palabras: "abriría heridas del pasado,que no corresponden cuando la ciudadanía exige mirar al futuro". Es la izquierda es la que revive el pasado a cada rato. ¿Se le olvida que la actual admistración quería revivir un Informe Valech versión 2.5? ¿Qué son los juicios eternos a los militares, sino tener el pasado en el presente? Casualmente, el domingo en la noche el canal público hizo un reportaje sobre supuestos ‘torturados’, cuando se publicó la carta del ex general Cheyre. ¿Lo habrá visto el diputado?
Puesto que para Cheyre es lo mismo ser comunista o capitalista, cae en el relativismo, cuando afirma: "los que generaron la crisis más grande y no la controlaron, el gobierno de la Unidad Popular, a una oposición de la Democracia Cristiana y del partido de la derecha de la época. Todos aquellos más la Corte Suprema, más el Senado, más la Cámara de Diputados, más la Contraloría General de la República, no los autores de los hechos criminales, pero sí los autores intelectuales, los que llamaron a las Fuerzas Armadas a desnaturalizar su función (...), que siguen escondidos en el anonimato, en la oscuridad y pretenden que sean responsables personas que ni siquiera habían nacido". Ergo, todos son culpables. Nadie es culpable. Cheyre creía que los socialistas son caballeros como él. Son matones.
Desde luego, la izquierda también intentó sacarle partido, como la diputada Allende y la ex ministra de Defensa Blanlot, al exigir ‘mea culpa’ a los parlamentarios de oposición. Si el gobierno tiene puros ex terroristas: la propia Presidenta; el subsecretario de Aviación;el ministro de Defensa, Goñi; el médico del Gobierno, que es un ex mirista que asaltó un banco en la década del 70, y cuando Lagos supo quién era su médico, recordó ese asalto audaz; el senador socialista y ex terrorista del Mir, Carlos Ominami. También que deben renunciar los senadores Escalona y Gazmuri, y los diputados Naranjo y Leal; el ministro José Antonio Viera Gallo, entre otros.
Al senador Ominami no le gustó la declaración del ex general, pues afirmó: "No es lo mismo quienes hablaron de violencia y quienes la practicaron". Sí, todo era retórica. La excusa típica de la mosquita muerta de la UP. La izquierda se creyó el cuento de que si provocaba una guerra civil, tendría la versión chilena de la Revolución Rusa, ya que ésta fue el producto de una guerra civil. Le digo a la generación de fracasados a la que pertenece Ominani y Bachelet: no es lo mismo matar a una persona que llevar al país a una guerra civil, para imponer un sistema totalitario. Provocaron una tormenta y se ahogaron en ella. Adoraban la guillotina y terminaron con la cabeza rodando por el suelo. Lo mismo se le puede decir al vicepresidente de la Democracia Cristiana, Jorge Burgos, quien afirmó: "La responsabilidad por el homicidio, la desaparición de personas le corresponde a quienes actuaron como autores materiales e intelectuales de esos delitos". Hasta en las crónicas negras policiales, individuos hacen desaparecer a personas, envenenan a sus cónyuges por la póliza del seguro o los entierran en el patio de sus casas. En su declaración no considera el terrorismo como una violación de los Derechos Humanos.
Exigo que renuncien, pues no están moralmente capacitados para dirigir al país.
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