miércoles, julio 30, 2014

Mas sobre la cultura y la memoria


El teatro no lo persiguieron, si bien, por ejemplo, la primera obra del dramaturgo Marco Antonio de la Parra, Lo crudo, lo cocido, lo podrido (1978) no la pudo presentar en la Universidad Católica. Según leí, esa primera obra trasuntaba el ambiente de encierro que se vivía por esos años. Esa es la visión de la Izquierda, omitiendo el mundo kafkiano de la UP. Entonces, ¿Cómo se explica el teatro Ictus? A fines gobierno militar me toco trabajar con el empresario Roberto Nicollini, quien durante un verano arrendo unos locales del centro comercial que queda en 8 Norte con San Martín, los cuales los convirtió en salas de teatro. Él traía a los actores de Santiago y de telenovelas a actuar en Viña, quienes tenían cerca de 30 años. Todos eran opositores al Régimen Militar.
 Asimismo, recuerdo que hubo una compañía de teatro que consiguió que una sección de un pasaje que queda en la calle Quinta con Valparaíso, en que presentaron una adaptación de la novela Pedro Páramo. En el teatro Municipal de Viña fui a ver el musical El Hombre de la Mancha de una compañía de teatro argentina y el Violinista en el Tejado, pues había visto las películas por la televisión abierta. 
 Naturalmente, a los actores izquierdistas no les gustaban las obras que se transmitía por televisión del actor español Pepe Vilar. 
 Igualmente, recuerdo que estando en la enseñanza media a mi curso nos llevaron al teatro municipal de la Ciudad Jardín a ver una obra de teatro griego. No sé si Sófocles o de otro dramaturgo. Tampoco sé si fue a todos los establecimientos, ya sea colegios o liceos. Supongo que la obra estaba dentro de los programas del ministerio de Educación.


La Izquierda emplea el mismo sistema de divulgación para sus obras a través de kioskos, que tanto le criticaron al economista Joaquín Lavín con su libro La Revolución Silenciosa, en la que él mostraba que las personas podía acceder a buenos libros y música comprando una revista determinada. Si es que no me equivoco, Lavín se estaba refiriendo a la colección de libros de la literatura universal y de habla castellana que sacó la revista Ercilla. Luego vino la colección de música clásica a través del casete. La zurdería distribuye la teleserie Los Archivos del Cardenal en formato DVD. La Izquierda tiene que agradecer la empresa norteamericana que inventó el disco compacto, que revolucionó el sonido. De lo contrario, no lo podrían vender. El otro formato, aunque poco amigable sería el video VHF. En realidad, no hubo apagón cultural como sostiene la Izquierda, pues gracias a la apertura comercial empezaron a llegar libros que solamente accedían a una minoría. Tanto es así, que cuando dieron por la televisión grandes miniseries como Raíces, Centenario, Vientos de Guerra, Shogun y Marco Polo se podían encontrar los libros en que se había basados esos espectáculos.

               

 A mí me gustaba el tema de Marco Polo y de la primera serie épica estadounidense, Centenario.

 

 A fines del Gobierno Militar, había una librería pequeña por el local, Altazor, que se encontraba en uno Norte con Libertad cuyos libros eran de gusto de los profesores de literatura, filosofía e historia y escritores. Y por tanto, eran caros. Al dueño de esa librería le fue tan bien que después se mudo a un local más grande y céntrico, en la galería que se conecta con el cine Arte y el café Samoiedo, por la calle Arlegui. Mientras escribo este post, encuentro una remembranza del poeta viñamarino, Sergio Madrid, quien escribe : “El ambiente literario de los ochenta en Viña del Mar giraba en torno a la librería Altazor. Fue lugar de tránsito, reunión y camaradería. Asimismo, era lugar de eventos públicos y centro operacional para muchas actividades. El caso es que se trataba del punto confluencial de todos los poetas que andaban por la zona: por ahí pasaron Gonzalo Millán, Enrique Lihn, Nicanor Parra, Omar Lara, José Donoso, etc., lanzando libros y revistas, por nombrar tan solo a algunos poetas y escritores que no vivían en la región. Y estos encuentros no carecían a veces de ciertos incidentes propios de la época, como sucedió con Lihn cuando fue censurado en la Sala Viña del Mar, y se hizo una presentación de emergencia en las afueras de la librería Altazor, ubicada en Uno Norte con Avenida Libertad. O como cuando Nicanor Parra lanzó su libro Los Sermones del Cristo del Elqui, y Rodrigo de La Sierra, poeta que por entonces era alférez en la Escuela Militar, lo increpó, defendiendo el régimen militar ”. Cuando iba en la enseñanza media y pasaba por ahí, no sabía que era tan importante. Y así hablan del supuesto apagón cultural. En esa librería supe de la existencia de la editorial española Alianza Editorial y de otras. 
 Otra librería que tenía buenos libros, por cierto esotéricos, estaba en otra galería. Todavía los malls no estaban masificados, salvo el Parque Araucano, que era toda una aventura ir para allá. Los libros esotéricos también son caros. A eso señor también le fue bien, que se mudo a un local más grande cerca de la tienda de ropa masculina Ferrucci. Ahora volvió a la galería donde comenzó.

 El economista argentino avecindado en España, Carlos Rodríguez Braun en su conocido Diccionario Políticamente Incorrecto en la sección de la letra O alude al fallecido actor inglés tanto de dramas como de comedias, Peter O’Toole. Braun cuenta brevemente que el actor inglés fue invitado a un programa de televisión de España, y cuando se le preguntó por la crisis del teatro, su respuesta fue la siguiente: “así, las cosas están mal, pero yo espero que algún día se acaben los manejos políticos y los subsidios, para que el teatro mejore”. Por haber dado esa respuesta, nunca más lo volvieron a invitar.

 Para el cuarenta aniversario del pronunciamiento militar o de nuestra segunda independencia, el médico, psiquiatra y dramaturgo Marco Antonio de la Parra dijo lo siguiente en una entrevista a la revista Paula sobre la figura del torturador, naturalmente en el Gobierno Militar, olvidándose de lo que hubo en la UP : “El torturador es una figura compleja. Oficio de sicópatas, convoca a sádicos que encuentran un rumbo organizado donde dar rienda suelta a sus impulsos. Figura más complicada es la del colaborador de la tortura donde uno encuentra personalidades aparentemente normales, desde el que cree que está en guerra y que eso justifica los medios, al que ha ido cayendo en este rol casi sin darse cuenta, abúlico, sin conflicto moral hasta que, algunos, rompen en una crisis personal y se ven obligados a cuestionarse. El sistema los silencia y su relato debe escucharse. Es durísimo acercarse y comprobar que, quizás, muchos podríamos haber caído en ese círculo”. 
 Asimismo, Marco Antonio de la Parra sostiene en esa entrevista que conoció el testimonio de supuestos torturados y torturadores, que se fueron a confesar con él. En la Unidad Popular justificaban la tortura para alcanzar el socialismo marxista leninista. ¿Qué raro que no se haya enterado de las torturas que realizaba el jefe de la Policía de Investigaciones (PDI) a los opositores al gobierno de Allende? De hecho, al joven parlamentario Luis Maira justificaba todos los atropellos enumerados por el Acuerdo de la Cámara de Diputados, entre ellos la flagelación y la tortura. En realidad, la tortura venía practicándose desde el gobierno del demócrata cristiano, Eduardo Frei Montalva. 
 El dramaturgo podría psicoanalizar a Allende, al comandante ‘Pepe’ del Mir, Altamirano, a los militantes del Partido Socialista que optaron la dictadura del proletariado y la vía armada. O preguntarse cómo la universidad creó monstros dispuestos arrasar con todo: de Lenin a Ho Chi Minh. Los grandes monstros del siglo pasado, todos pasaron por la universidad. Obviamente, me estoy refiriendo a la creación del grupo terrorista Mir que nació en la Universidad de Concepción. 
 La morbosidad de la Izquierda no tiene límites, pues, mientras buscaba sobre la obra UP del dramaturgo mencionado, en La Nación chilena llegue a una obra de teatro basada en la trágica muerte del matrimonio Luchsinger-Mackay ocurrida en enero del 2013. La obra se titula Los Millonarios. Trata de los abogados de un estudio que defienden al comunero y que, además, odian la cultura mapuche. Eso es una arista. La otra parte tiene que ver como dice el director y dramatugo, Alexis Moreno: “la segunda, tenía que ver con la noción de los millonarios y su relación con el poder", como el matrimonio quemado fuesen unos millonarios.


Para la actriz de ascendencia alemana, Alexandra von Hummel sostiene que: "la idea es que uno pueda generar una conexión sensible con estos temas, fuera de lo racional o convencional, pensando desde la ficción". Me imagino que la actriz mencionada tiene que ser como los culposos pijes de antes, que se sentía avergonzados de su buena cuna. Por eso la obra se llama Los Millonarios. Quizás le avergüence la colonización alemana, en el sur. En Chile, abundan los culposos. Ahí tenemos al escritor Arturo Fontaine participando como directorio del Museo de la Memoria y reseñando cada documental, cada montaje teatral y película relacionada con el gobierno cívico militar solo porque su padre, el periodista Arturo Fointaine Aldunate y autor del libro Los Economistas y el Presidente Pinochet fue partidario ese gobierno.
 Según el director del Los Millonarios: “el texto responde a una urgencia de crear y a la necesidad de retomar la comedia negra a partir de temas abyectos, con el fin de denunciar los vicios de un país que ha perdido toda idiosincrasia e identidad”. Si se trata de temas abyectos, la Izquierda tiene todo un prontuario que no desea que sepan, desde la traición de Allende como agente de la KGB. 
 A Jorge Edwards, quien era diplomático en París, cuando vino el pronunciamiento, renunció, valga la redundancia, no se ha pronunciado sobre la célebre frase que no era Presidente de todos los chilenos, dejando a los chilenos que no eran de Izquierda en la indefensión y del intento totalitario de ese gobierno. Es muy frívolo. Según él, Allende no sabía de economía. La Izquierda todavía pro comunista lo odia por su libro Persona non grata
 Otro escritor, a quien tuve la oportunidad de conocer, José Donoso, porque una señora amiga de mi padre, que tenía una librería en el Pasaje de Cousiño, lo trajo para Viña a fines del Gobierno Militar, no se le ocurrió escribir una novela basada en el avasallamiento a las libertades en la Unidad Popular. En cambio, sí, escribió la novela Casa de Campo para referirse al Gobierno de las Fuerzas Armadas en modo metafórico.

Para terminar ese tema que me ha salido largo, podemos concluir que los diversos personajes que componen el mundo cultural de la Izquierda chilena, ya sea músicos, pintores, dramaturgos, novelistas, poetas y documentalistas, han tenido cero autocrítica sobre el peor gobierno de la historia de Chile, que quiso quitarnos las libertades. Cero honestidad.

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jueves, julio 17, 2014

Arte Orwelliano


Escribir sobre cómo la Izquierda usa el arte para manipular la historia reciente me ha salido bastante largo, pues tiene muchas aristas. Puesto que los artistas de Izquierda son partidarios de las medias verdades, podríamos denominarlos arte orwelliano las obras que ellos hacen como en el libro 1984. Se encargan de borrar los registros que perjudiquen la visión que tiene el Partido dominante. 

 En la película Camino a la Libertad que trata sobre unos prisioneros que se escapan de un gulag, no sé si durante Stalin o después de la Revolución. Un preso le explica al recién llegado que él era un actor que personificó a una aristócrata. Y por haber hecho ese personaje que estaba sobre la media del pueblo, se convirtió en el enemigo del proletariado. Por tanto, lo condenaron a 10 años. El actor con ironía dice: “Nunca me habían evaluado tan alto”. Esa tontería pensaba instalar si la UP hubiese continuado. No sé si la actriz Delfina Guzmán, madre de la niña y actual ministro de Educación, Nicolás Eyzaguiirre habrá visto esa película por el cable; pues tenía entendido que ella se declaraba comunista. Eso era lo que crían las ex comunistas Clara Szczaranski y la periodista de Ciper, Mónica González. El mismo actual ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre que en su juventud fue comunista y ahora desea terminar el proyecto inconcluso de la ENU, como su madre, la actriz chavista, Delfina Guzmán. En efecto, ella se declaró en el 2013, “una chavista con mucha cautela”, ya que según la madre del ministro: “lo que hizo en Venezuela por la gente pobre y humilde fue espectacular”. 

 Mientras la mayoría de la población estaba contenta con la intervención militar que sacó a Allende por las malas, pues él no quiso renunciar como se le pedía. La Unidad Popular produjo en debacle y económico. Además de la odiosidad en la convivencia y los grupos terroristas que no eran a gusto de la población que, sin embargo, la Unidad Popular los apoyaba. Los actores de teatro en vez de estar contentos porque se evito un a Guerra Civil y la instalación de una dictadura comunista, prefirieron oponerse al nuevo régimen. Mientras escribo este post, encontré un sitio donde sostenía que durante la UP, el teatro jugó un rol importante. Los actores y dramaturgos eran partidarios de la esclavitud comunista.


El dramaturgo chileno Juan Radrigán reconoce que las obras de teatro hechas durante el Gobierno Militar eran unos panfletos, hasta que apareció el dramaturgo Marco Antonio de la Parra, quien por cierto, votó por la Nueva Mayoría. Los actores de Izquierda se ufanan que ellos llevaban el teatro a las poblaciones. Para continuar con el lavado de cerebro, el señor de la Parra estrenó su obra de cómo era vivir bajo el Gobierno Militar. Obviamente, desde la óptica de la Izquierda. 

 Para el cuarenta aniversario de la segunda independencia nacional, en que nos liberamos de la opresión comunista, muchas personas públicas se confesaron, por así decirlo, de sus traumas familiares, que a su vez, eran un reflejo de la militarización de la política llevada por la Izquierda. Así el periodista Ascanio Carvallo confesó que madre siempre había sido una mujer partidaria del general Pinochet. No obstante, que unos soplones de su barrio la acusaran de ser pro Unidad Popular, por lo cual cayó detenida por la DINA y llevada a un centro de detención. Después fue liberada y siguió tan leal al nuevo gobierno hasta su muerte. Según Carvallo, el error de la DINA; según ella sus vecinos de Izquierda. Le creo a la madre. El hijo es como Arturo Fontaine y Hernán Larraín Matte. Unos culposos de derecha. El decano de la Facultad de Periodismo de la UAI no es están buen periodista, ya que él entrevistó a un agente de la CNI, encerrado en Punta Peuco. El militar le dice que el Ejército creó una unidad anti terrorista. Luego le pregunta la frase tan manoseada y tergiversada por la Izquierda, para sentirse víctima, “si tenían orden de matar”. El militar le responde que los terroristas también tenían orden de matar. En otras palabras, el autor de ‘La Historia Oculta de la Transición’ no sabe qué es una unidad anti terrorista y no le conmueve la desigualdad ante la ley, que el propio militar le manifestó. 

 Otro que se confesó fue el dramaturgo y director de la Escuela de Teatro de la Universidad Fines Terra – una universidad de derecha - , Marco Antonio de la Parra. En una entrevista en ‘La Tercera’ el año pasado confiesa que su padre era socialista y su madre demócrata cristiana. Él como su hermano del Mapu eran contrarios a la vía armada. O sea, para de la Parra había que llegar a un gobierno totalitario por vía administrativa. Según el dramaturgo, su padre sabía que el camino violento terminaría mal. Lo que no entendió el padre de la Parra, es que el camino constitucional de un gobierno que salió de ley y la Constitución también salió mal. Los chilenos se opusieron a las políticas totalitarias de la Izquierda, ya sea la ENU, ya sea JAP, entre otras.


Para el colmo de los males, después del 11 de septiembre de 1973, a un primo suyo le tocó ser guarda espalda de la señora del general Pinochet, Lucía Hiriart. Eso lo volvió lo loco. Para que vea que es mediocre Marco Antonio de la Parra, citaré las palabras de Nena Ossa que le dice al representante de Checoslovaquia, en la Expo de 1970: “Lo que dije. Ha sido candidato a la presidencia cuatro veces: 1952, 1958, 1964 y ahora. Durante todos esos años le ha prometido tanto, tanto, el pueblo chileno, que no lo va cumplir. Por otro lado, si no están contentos, los chilenos son bastantes inmanejables”. Un periodista le pregunta en otro sitio: “¿Por qué la dictadura es un tema que sigue movilizando tu obra?” Marco Antonio de la Parra le responde con el típico retrato que tiene la Izquierda del general Pinochet: “Haber vivido el Golpe Militar y en dictadura son experiencias que te obligan a vivir en la sospecha, en la desconfianza, en la metáfora, bajo la vigilancia y el miedo. El miedo a la figura de Pinochet, incluso ya instalada la democracia. El miedo a ese padre de la Patria tan terrible”. Los únicos que tenían miedo eran las personas de la Izquierda y los grupos terroristas, los demás hacía su vida normal. Omite, por cierto, el miedo que tenía las personas que se opusieron a la Unidad Popular de caer bajo una dictadura comunista. Naturalmente, los comités de vigilancia de las JAP no le importaban y otras medidas de corte totalitario como ponerles obstáculos a las personas para salir del país, y otras señaladas en el Acuerdo de la Cámara de Diputados, ya que es el sueño de todo comunista convertir el país en una cárcel.

La mayoría de las obras de este señor se centran en el Gobierno Militar. Por eso, el año pasado el director de la Escuela de Teatro de la Universidad Finis Terrae, presentó la obra “UP”, basada en su experiencia familiar en que les dice a las personas de Izquierda, que la Unidad Popular, después de cuarenta años fue un fracaso y una derrota. Quizás se demoré en descubrir otros cuarenta años, que las ideas que inspiraron el gobierno marxista leninista de Allende había fracasado cuarenta años antes. El objetivo es molestar a la Izquierda. El diario La Nación de Chile, de ese modo describe la obra : “Menos de 24 horas han pasado del derrocamiento del Gobierno constitucional del Presidente Allende, a manos del Ejército, la Marina, la Aviación y Carabineros, instituciones que actuaron como brazo armado de los partidos de derecha de nuestro país, en un golpe financiado por Estados Unidos. Es cierto que el montaje no buscará respuestas políticas ni configurar una tesis sobre las causas del golpe. Como en otras de sus obras más intimistas, el dramaturgo sugiere una incursión en la vida privada, esta vez, orientando a sus protagonistas para que se muevan en esa delicada línea que conecta-separa lo personal con lo político. Pero las reacciones de la pareja no sólo se deben al terror que se está desencadenando en el país. Un factor fundamental será el hijo de ambos que no se encuentra en casa, ya que se ha sumado a quienes intentan la defensa de la democracia, abatida por la fuerza militar. Mientras esperan, se dedican a eliminar mediante el fuego todo lo que los conecte con la UP y el gobierno del Presidente Allende. De esta manera, la pira que consume libros, discos y otros materiales condenatorios ilumina en cierta medida el ambiente de semipenumbra en que se desarrolla la obra”. 

 El autor declara a propósito de su obra: "No se trata, de una obra política en términos estrictos, sino de cómo se fue metiendo la política en la vida cotidiana de los chilenos, cómo lo fue transformando todo, y cuánto lo intoxicó". No culpa a la Izquierda por politizar la vida cotidiana de las personas, pues cualquier acto que se desviará de la Revolución era considerado imperialista, facho, especulador y que otros epítetos. Como cuenta la periodista de derecha, Nena Ossa antes de la llegada de la UP se respetaba las diferencias dentro de un marco civilizado. Con la UP se quebró la convivencia y comenzó el sectarismo en todos los ámbitos, después de todo, los artistas apoyaron la célebre frase de Allende, que él no era Presidente de todos los chilenos. 

 Desde luego que cuando habla de ‘victimas’ siempre refiere a los revolucionarios marxistas leninistas y los guerrilleros terroristas. Los victimarios nunca son los dementes de la Unidad Popular.

 Al mencionado escritor no le basto haber vivido la Unidad Popular, sino que en la elección presidencial pasada, nos quiso traer de vuelta el nefasto gobierno de Allende, pues él junto con otros actores, escritores, entre los que estaban Pablo Simonetti, María Elena Wood, el actor preferido por el director de la película NO, Alfredo Castro, Delfina Guznán, el guionista de la película Machuca y director del Museo de la Memoria, Ricardo Brodsky, Luz Croxato, Ignacio Aliaga, la pintora Magdalena Atria, el director Gonzalo Justiniano, la escritora Pía Barros formaron con la Comisión de Cultura de la Nueva Mayoría, que sacó apenas el 26% de todos los votos. La propia ex candidata nos da una idea de lo que ellos entienden por cultura : “Así como hemos dicho que queremos que la educación cambie desde la perspectiva de un bien de consumo a un derecho social, lo mismo entendemos de la cultura para que sea un derecho social y el Estado -y así lo creemos- debe tener un activo rol que asegure a todos los chilenos el acceso a la cultura”, Entendieron. La cultura es un derecho social y no un bien de consumo, aunque necesite de la división del trabajo que da origen a la civilización para existir. Ya sabemos en qué se irá los millones de pesos que el Estado recaudará con la Reforma Tributaria. Los artistas de Izquierda que apoyan a la dictadura del 26% se ufanaran, por ejemplo, que harán un concierto gratis a los espectadores, mientras ellos reciben el sueldo que le da el Estado.


Según el actor Nissim Sharim, en un programa dijo que la Alegría todavía no llega. ¿Alguien me puede decir que significa esa expresión por boca de un Izquierdista? Quizás les moleste los nuevos ricos, la ropa barata que venden en el Líder o el Jumbo, la facilidad para viajar al extranjero, los miles de productos que venden en los hiper mercados mencionados, los malls y el acceso fácil para tener un automóvil . Tal vez, ese actor añora la economía cerrada que teníamos y la miseria que había en el país, la JAP de Allende y las colas, la desnutrición infantil y que comenzó a cambiar con las reformas económicas del Gobierno Militar. Los artistas como el mencionado dramaturgo de la Parra y otros se van por las ramas al explicar la caída de Allende. 

Para el psiquiatra no merece psicoanalizar a Allende o los miristas. Si hablan de tortura, se refiere a las supuestas cometidas bajo los militares, y no las que hacían la Unidad Popular a los opositores. Si hablan del terror, se refiere nuevamente al gobierno militar, y no al miedo que sentían tres cuartes de los chilenos de caer bajo una dictadura comunista. Los artistas de Izquierda desprecian la libertad. Por ello, votaron por más Estado e impuestos.

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martes, julio 08, 2014

El arte como arma política


Para el mundo de la Izquierda chilena y en particular los que apoyaron a la Unidad Popular, afirman que la derecha se queda en el pasado. Sin embargo, los ex revolucionarios marxistas leninista, que son varias generaciones, que van desde los estaban en la enseñanza media hasta políticos de la edad del ex canciller de Allende, Clodomiro Almeyda, son los que desde los noventa se han quedado en el pasado transmitiéndole el odio a la nuevas generaciones que tienen idea de nada. Los que apoyaron a la Unidad Popular los califico como la Generación Maldita. 
 Para los artistas de ese sector, los únicos en este planeta que tienen sentimientos, emociones y son sensibles están en su lado, pues las personas de derecha se guían por la razón y el sentido común. 
 Según el director del Museo de Bellas Artes nombrado por Salvador Allende, el pintor Guillermo Ñúñez el museo en el cual él trabajaba debía convertirse en un arma política al servicio de la Revolución socialista. Desde luego, éste último no tenía nada que ver el socialismo del laborismo inglés o la socialdemocracia alemana. Había que dejar, según ellos, ser el artista el mono de la burguesía.
 El género el documental es su arma.
 ¿Qué es el Museo de la Memoria? Un arma política, que ni siquiera es museo, sino mauseleo. ¿Qué fueron las teleseries Los Ochenta y Los Archivos del Cardenal? Un arma política. ¿Qué es el Ministerio de la Cultura? Un arma política que financia documentales y otros tipos de actividades al gusto de la Izquierda financiada por los contribuyentes de la derecha. 
 Ahora bien, el discurso revolucionario de los setenta lo reemplazaron por la memoria. Para que vean que es selectiva la memoria, en el blog de Maximo el forista Hugo Solo mencionó que él había en un colegio Saint Dominic de Viña del Mar y un año. A mí se vinieron otros recuerdos, olvidándome de la Guerra de las Malvinas y la crisis económica de 1982. Además, el forista Solo dijo que había muchos años atrás en ese colegio y luego estuvo en la Escuela Militar. Por lo que deduzco que habrá tenido como superiores o compañeros a los futuros agentes del Estado que combatieron el terrorismo. En fin la memoria no tiene nada que ver con el significado que le da la Izquierda. Lo que ellos plantean ya formulado por el escritor inglés George Orwell en su utopía negativa 1984, donde en un Estado Totalitario incluso pretende alterar los recuerdos personales de cada uno. Esa es la idea que está cuando ellos hablan de la Memoria. Cada persona tiene primero una vivencia, que luego se convierte en recuerdo, que a veces se olvida, y otras veces, no. Según el autor y creador de los Códigos Curativos, el ser humano cuando pasa por un evento que no necesariamente tiene que ser traumático, el subconsciente se encarga de que olvidemos esa experiencia, de ese modo podemos vivir.


Recientemente, el director chileno, Fernando Guzzoni (nacido en 1983) de la película Carne de Perro, que trata sobre un torturador dijo dos cosas en un programa del canal de Izquierda ARTV: primero, que el cine norteamericano no hay ninguna película digna de recordar y que son comerciales. En cambio, el cine europeo siempre se recuerda. Ahí está el cine del sueco Bergman. Segundo, que los cineastas chilenos estaban tratando de recuperar la memoria de las supuestas víctimas del Gobierno Militar. Sabe de Bergman, mas habla como si el mundo hubiese comenzado con la web.


Me di cuenta que el joven cineasta amargado y tonto grave no tenía idea de cine. El cine norteamericano es una industria, que no es subsidiada por el Estado. Por lo tanto, obviamente tiene que tener ganancias. Hasta el cine independiente procura tener ganancias. Y de repente se sacan la lotería con una buena película de escaso presupuesto. El estudio que financió la primera película de El planeta de los Simios, no había le tan bien como esperaban con unas cuatro películas que tenían en cartelera. Esa película que se convirtió en fenómeno cultural antes de la Guerra de las Galaxias y salvo a esa empresa de la bancarrota. Y lo mismo le ha ocurrido a los otros estudios estadounidenses. Las mejores películas de diversos géneros que vi en mi infancia ya sean norteamericanas o europeas fue durante el llamado apagón cultural, donde según la Izquierda allendista, no hubo cultura. Mi registro memorístico me trae de vuelta películas como After the Fox, What's New Pussycat?, Casino Royale (la sátira), El Hombre Omega, Zulú, Soylet green, Melody, la primera película de George Lucas THX 1138, The Italian Job, Khartoum, El hombre que quería ser rey, 55 días en Pekin, Los tres días del cóndor, infantiles como la Montaña Embrujada, ¿Quién se robo el dinosaurio?, las películas de ciencia ficción de los cincuenta, Topkapi, películas bélicas como Los Cañones de Navarone, El cañonero del Yangtze, Tobruk; antes de la película Carrozas de Fuego estuvo Play sobre unos corredores que entrenaban para una maratón. Una buena película de los ochenta de ciencia ficción es Enemigo Mío y la comedia El Expreso a Chicago. Películas anti bélicas como La Trampa 22 y Cómo yo gané la guerra. Y así dicen que estábamos aislados del mundo durante el Gobierno Militar. Por ser un régimen de excepción, las autoridades nos vetaron varias películas. 
 Gracias al invento de Youtube, creí nunca podría escuchar una y otra vez los temas de la películas After the Fox y The Italian Job: After the Fox y The Self Preservation Society, respectivamente. El remake del El Trabajo en Italia no tiene nada que ver con el original.
 Ahí tenemos los documentales Héroes Fatigados de Marco Enríquez Ominani y Calle Santa Fe de la mirista Carmen Castillo Velasco. Ambos tratan sobre el terrorista Miguel Enríquez como un santo. Ahí está el documental Los Sueños del Comandante, que es sobre el terrorista José Gregorio Liendo, conocido como comandante Pepe. En el tráiler que deje, mostré como le lavan el cerebro a los niños de Neltume. Los malos son santificados y los buenos exiliados en un gulag.

 

 En teatro tenemos la obra Yo maté a Pinochet basada en los recuerdos de los terroristas del FPMR que, por cierto, estuvo en la parrilla cultural del Teatro a Mil. Obviamente, si hubiese una obra de teatro Yo maté a Miguel Enríquez, la censuraría. La obra de teatro Allende, noche de septiembre de la actriz Patricia Rivaineira. Culto a la persona.

 

 La obra de danza Pinochet recomendada por el Museo de la Memoria. Asimismo, el documental La Flaca Alejandra.

               

 La ex candidata a diputado en la elección parlamentaria del 2014 y una genuina representante de la Generación Maldita, Teresa Valdés que perteneció al Mapu, el cual pretendía exterminar a 800.000 a propósito del documental Yo he sido, yo soy, yo seré, de los documentalistas de la ex RDA Walter Heynowski y Gerhard Scheumann que estuvieron en Chile, en específicamente, en Pisagua y Chacabuco hace el siguiente comentario en twitter: “Testimonios de Pisagua y Chacabuco: no pudieron esconder la verdad”. En ese mismo twittero que usa el apodo GeneracionNoViolenta recoge la opinión de la abogada comunista, Carmen Herzt, la misma que se opuso al documental Pinochet, porque según ellos, incitaba al odio: “El mejor documental sobre el Golpe y la Pasión del Pueblo”. Tres cuartas partes de los chilenos quisieron que el gobierno de Allende fuese sacado por las razones que se esgrimen en el Acuerdo de Diputados, y la Izquierda que era una minoría insisten que la mayor parte de la población lo respaldaba. Por último, el señor Arturo Muñoz escribe por el documental: “Lo siento, pero mi memoria está viva; yo no olvido ni perdono”.

En resume, a los artistas principalmente de Izquierda no les importa que un grupo de personas haya declarado la opción de la dictadura del proletariado y una vez en el gobierno prepara la instalación de un dictadura comunista, que hayan declarado la vía armada y la llevasen a cabo a través de asesinatos, que una vez en el gobierno violase sistemáticamente las leyes y los derechos humanos, que amparase a grupos armados, que esclavizara a través de la comida y que a miles conciudadanos les expropiaran ilegalmente sus fundos y empresas. Como tampoco que la mayoría del país estuviese descontento y se sublevase con los mil días de Allende. 

 No les interesa el arte, sino la propaganda y tergiversar la historia reciente por diversos medios. Y ocultando, lo que los perjudica.

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