Ley de Paridad
Un bloggero había advertido que, cuando Michelle Bachelet asumió la Presidencia de la República los carabineros estaban alternados por hombre y mujer. Quizás con ello se quería anunciar los nuevos tiempos de la paridad.
Bachelet siguiendo a José Luis Zapatero colocó a 10 hombres y 10 mujeres. Esa es la igualdad de la izquierda, mejor dicho la nueva igualdad. Lo que a muchos les pareció una moda bastante exótica, rídicula y pasajera, los socialistas y el mundo progresistas se le tomaron en serio. En efecto, para ellos es casi una cruzada. Con todo, en la semana pasada la iniciativa se puso en al ámbito público encontrando por cierto a detractores y defensores.
Para los socialistas la paridad había que llevarlas a los partidos y a las empresas públicas y privadas. En el caso de las empresas privadas eso significa que están obligadas a seleccionar mujeres en ciertas áreas. Lo importante sería las necesidades de un grupo ‘marginado’ y no los intereses de la empresa. Después de todo, el empresario sabe a quién necesita. Los socialistas se defienden que la ley no obliga. No me imagino a la empresaria Martha Stewart ni Carly Fiorina en un papel de víctima de la sociedad, como les gusta mostrar a los socialistas a las mujeres. Antes era el proletariado. Carly Fiorina fue presidenta y CEO de Hewlett Packard, la segunda multinacional de informática. Además, estudió filosofía e historia en la universidad.
Los socialistas sugerían, por ejemplo, que para un concurso hubiese dos ternas: una para hombre y otra para mujer.
Los socialistas arguyen que la Ley de Cuotas “es una herramienta transitoria para poder lograr la inclusión de la mujer en la política en circunstancias de que la sociedad estructuralmente la margina y discrimina”.
Cuando los socialistas emplean el término ‘transitoria’, significa permanente como los impuestos. Lo único transitorio que ha conocido la República de Chile, ha sido los artículos transitorios de la Constitución del ’80, que cuando llegó la democracia dejaron de ser.
Me asombra que a estas alturas de a principios del siglo XIX, se esgrima el siguiente argumento por mundo ‘progresista’ por parte de un diputado socialista: “Yo siento que no hay una valoración importante del rol de la mujer en la sociedad y creo que hay determinados sectores que están convencidos que la mujer debe estar circunscrito solo al hogar o solo a lo que tiene que ver con su rol como madre y esposa. Nosotros pensamos por el contrario, que deben generarse condiciones en la sociedad que permitan la plena inclusión de la mujer en igualdad de condiciones y en igualdad de derechos”.
Los socialistas creen de mala fe que las mujeres de ‘derecha’ quieren solamente ser madre y esposa. No creo eso, menos ahora. Así quedaría ese sector como retrógado y arcaico. Ellas quieren ser madre, esposa y ser profesional, como esas series de policías y detectives del canal Warnes Bros.
Afortunadamente, los hombres todavía podemos encontrar mujeres inteligentes que creen que ese tipo de leyes no las favorece. El mismo día la diputada UDI María Angélica Cristi, y varias concejalas del partido manifestaron su "total oposición a la Ley de Cuotas que se enviará al Parlamento". Entre las consejales estaba la bloggera Isabel Pla.
La diputada de oposición argumentó: "impondrá a todos los partidos políticos la obligación de incluir una determinada cantidad de mujeres como candidatas a elecciones populares".
Además, agregó algo importante: "los liderazgos de los hombres y mujeres deben estar centrados en sus ideas, en su compatibilidad y en trabajar juntos y no en tratar de separarlos". Por eso los ingleses elegieron por tres períodos a la Dama de Hierro, que por cierto era femenina. Ella denunció “una igualdad forzada”.
Y recalco los meritos de los individuos, ya sean hombres o mujeres: que "el liderazgo debe centrarse en sus capacidades, en sus esfuerzos, por lo que en un futuro quieren participar, pero en reconocimiento a su trabajo y no a imposiciones".
Cuando escuché esa esa noticia, se me ocurrió una idea descabellada. En vista de que los socialistas quieren igual cantidad de hombres y mujeres en las empresas públicas y privadas, por que no cambiamos el ejecutivo. En vez de elegir una persona para la primera magistratura de la nación, eligamos dos: un hombre y una mujer. Volvamos al sistema político romano de los dos procónsules. De ese modo, la mujer presidente vigilaría al hombre presidente y viceversa.
Me parece absurdo que se imponga a partidos y empresas una cuota, si no se hace lo mismo con la Presidencia.
Etiquetas: Bachelet, Discriminación positiva, Zapatero