viernes, febrero 16, 2018

La verdadera desigualdad


    Es frecuente que la Izquierda siempre hable de la desigualdad natural como si fuese malo. Por eso, hablan les gusta aparejar la cancha con la igualdad de oportunidades, lo que significa que un tercero media entre dos o con el igualitarismo, hasta el punto que en vez de subir a las personas haya que bajar al resto, o sea, empobrecer. Eso lo vimos en la nefasta reforma educacional con la Ley de Inclusión en los políticos como el ex ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre expresó que había que bajarle los patines y también el jurista de Bachelet para la nueva Constitución chavista, Fernando Atria manifestó la misma metáfora.
 El segundo gobierno de Michelle Bachelet surgió como una cruzada contra la desigualdad antes mencionada, si hasta el ex presidente Piñera se tragó el cuento en su primer gobierno repitiendo como un coro o loro lo que decía los ex líderes estudiantiles convertidos en burgueses con el escaño en el parlamento. Cabe repetir que a la mayoría de los chilenos no le intereso la desigualdad. Por eso, Bachelet obtuvo apenas un 26% de los votos de todo el padrón electoral. Con todo, esa realidad no le intereso a ella ni a los periodistas de Izquierda.
    Bachelet en su primer gobierno se subió el sueldo y también a los ex presidentes como si no les alcanzara para el mes. En ese tiempo no estaba con su cruzada por la desigualdad. Del mismo modo, ninguno de los ex presidentes se les ha ocurrido bajarse la jubilación que reciben, que es una obscenidad teniendo en cuenta el sueldo promedio de los chilenos que es 400 mil pesos.
  Los mismos que desde los noventa, cuando llego “La Alegría ya viene” han denunciado la desigualdad o la equidad, mientras exprimen a los contribuyentes con impuestos. Como si el pobre no pagara el IVA.
    Ni siquiera el electo presidente y millonario, Sebastián Piñera se le ocurre no cobrar el sueldo que va a recibir, cuando sea el cambio mando, siguiendo el ejemplo Trump. Plata le sobra. Hasta podría dar el ejemplo.
     A propósito de “La Alegría ya viene”, el traidor y cobarde primer presidente de la ex Concertación, el Demócrata Cristiano, Patricio Aylwin, y de la época de la “Democracia de los Acuerdos”, se les ocurrió subirse el sueldo para combatir la pobreza, como si el sueldo que con trabajaron los civiles y militares en el Gobierno Militar no fuese suficiente. Además, de subir los impuestos con el pretexto de apaciguar las ficticias demandas sociales que supuestamente había en el país y así lograr la paz social. Al Gobierno Militar se le achaca la pobreza que había y que era alrededor del 40%, olvidándose al bloque de la Democracia Cristiana y los ex Unidad Popular, que cuando cayó el gobierno marxista de Allende la pobreza era del 70%. Habría que agregarle la desnutrición infantil. O sea, los militares redujeron la pobreza.
   En estos 28 años, la Izquierda burguesa y revolucionaria ha apelado a las demandas sociales para subir los impuestos. Cuando hablo de ‘paz social’, me refiero pura y simplemente a que un grupo minoritario sale a calle para provocar indignación y malestar amenazando con incendiar el país. Paz social es extorsión. El ejemplo más elocuente que fue transacción que el hizo el primer gobierno de la Concertación con los terroristas: cárcel a los militares, el unilateral y sesgado Informe Rettig. Todo ello porque Aylwin no se atrevió desafiar a la extrema Izquierda.
   Ahora bien, si una persona se identifica con los conservadores, los liberales y libertarios lo único que tiene que defender es la igualdad ante ley. Esta última no le gusta a la Izquierda.
    Al poco tiempo de transcurrido el actual gobierno nos enteramos del caso Caval, donde participo el hijo de Bachelet, Sebastián Dávalos y nuera, Natalia Compagnon. La compra de los terrenos en Malachí no se pudo haber realizado sin que mediase Bachelet. Todo esto sucedió por un reportaje que hizo una revista, y que el presidente se enteró por la noticias, como si no supiese ella de los negocios que tenía su hijo. No me interesa lo que la justicia haya determinado con respeto al parcito, pues, obviamente, no iban a parar a la cárcel. El trasfondo era que el país estaba entretenido con el grupo Penta que financió a algunos parlamentarios del partido opositor Unión Demócrata Independiente por el llamado boletas ideológicamente falsas de trabajos no hechos, según  el Servicio de Impuestos Internos. Fue una maniobra del gobierno para hundir la UDI como manifestó el ex director de SII. La orden vino del ministerio del Interior. Luego se destapo por los mismos la empresa SQM, la cual financió a todos los políticos tanto de la ex Concertación como de la ex Alianza por Chile. El punto está que hijo de Bachelet y la nuera abusaron del poder al tener información privilegiada. Ese el quid de la cuestión. ¿Dónde quedo la igualdad?
   Después nos enteramos que Michelle Bachelet le compró un terreno a su hija partidaria de los locos del Frente Amplio cerca del proyecto Dominga, en la IV región. La nuera fue la que medio en la adquisición de ese terreno, según manifestó el presidente. Bachelet le comprar ese sitio para dejárselo como herencia. De nuevo información privilegiada. Además, en su campaña a la presidencia criticó la herencia, pues crea desigualdad. Ya sabemos que el discurso socialista o comunista no es para ellos, sino para los demás.
    Luego nos enteramos de la jubilación millonaria que obtuvo la señora de un político socialista que trabajó en Gendarmería por unos período corto, a la cual los medios la compararon con sacarse la lotería. De ahí la expresión “Jubilazo”.
    Las personas que participan en política y que llegan a ocupar cargos no tienen nada de especial. Entonces, ¿por qué esos sueldos millonarios a costa de los contribuyentes, que por cierto si trabajaran en el mundo privado jamás tendrían a menos que sean los propios dueños de las empresas? Se supone que los políticos son servidores públicos no ordeñadores públicos o explotadores públicos. Hace mucho tiempo que ya no está la austeridad republicana que antes tenían los políticos. El ejemplo más emblemático lo tenemos con el ex presidente, Jorge Alessandri.
    En el 2014, el diario La Segunda apareció un artículo referido al sueldo de los parlamentarios y los comparaba con el sueldo de un Gerente General de Logística. Para cualquiera comparación de los políticos con alguien del mundo empresarial es totalmente injusta. No pueden comparar ni siquiera al Presidente de la República y ministros con los CEO. Cualquiera persona sabe, sin tener un MBA o un doctorado en Economía, que a los CEO si no posicionan la marca, los despiden. Así de simple, cosa que no se les exige a los políticos. ¿Cómo van comparar a un parlamentario con un Gerente General? Es un insulto comparar a los políticos con los dueños de la mediana empresa y la pequeña empresa. Los empresarios saben si no venden o producen, tendrán que cerrar su negocio y despedir personas. Más bien, los políticos viven a costa de los que producen en la sociedad. En ese sentido se parecen a los reyes y príncipes de los períodos antiguos. La única diferencia que el poder no viene de Dios, de los dioses, del Sol y la Luna.
 Cuando propusieron bajarle el sueldo al presidente de las República y a los ex presidentes, un parlamentario lo tildo de populismo. Se trata de decencia.
  En realidad, cuando los políticos fijan el sueldo mínimo engañan a los ciudadanos, porque hay descontarle el 19% del IVA que retorna al Estado o sea, los políticos.
 A pocas semanas de que termine este nefasto gobierno nos enteramos por la prensa, que la ministra de Salud recibió una indemnización de 80 millones de pesos, lo que provocó un escándalo, que hasta el Ejecutivo intervino. Todo sea por la cruzada por la desigualdad.
   El sacerdote jesuita y comunista, Felipe Berríos dijo la siguiente declaración el año pasado: “Yo creo que la verdadera corrupción de Chile es la desigualdad social. Esa es la verdadera corrupción y eso ha existido desde la Colonia”. A un hermano de mi padre que llego ser la cara visible del Banco de Chile, sin ni siquiera tener un título le escuché un comentario parecido. Según él, en Chile existía una desigualdad como la había en su juventud. Fue un DC hasta los despidieron del banco los propios demócratas cristianos. Sus opiniones en política siempre a favor de la Izquierda. La derecha es la mala por excelencia. En ambos casos es falso lo que dicen. O sea, el Chile de 1990 es el mismo de 1950, por ejemplo. Es falso. Otra frase del jesuita: “Somos un país inviable con estos niveles de ingresos”. Más nada de los sueldos millonarios de los políticos, ni menos del Jefe de Estado.
 Es para la risa escuchar a los políticos de Izquierda denunciado la desigualdad de ingresos, mientras exprimen a las personas con más impuestos encubiertos, además, del IVA.
El año pasado la Conferencia Episcopal saco una declaración en medio de la carrera presidencial, que confundió a los católicos de derecha, que no creen en el igualitarismo: “Al respetar y promover la vida humana, en todas sus dimensiones, la Iglesia rechaza el aborto, como asimismo las escandalosas e injustas desigualdades sociales, la usura, la eutanasia y la discriminación arbitraria”. Dicho en otras palabras, la Iglesia fomenta la envidia igualitaria. Los obispos no entendieron la elección presidencial donde ganó Bachelet con apenas el 26%, ni menos habrán entendido la última elección, donde los chilenos no quisieron que el país se convirtieron en “Chilezuela”.

   En una sociedad libre cualquiera persona es libre de hacer lo quiera con su dinero, ya sea jugar en la Bolsa de Valores de Santiago, comprar monedas virtuales, comprar propiedades, jugar en los casinos y abrir un negocio, y si le va bien expandirse a otros lugares o comprar lingotes de oro. Si cree que eso le dará seguridad, está bien. Obviamente, van a generar desigualdades naturales. Cada persona elije su camino. 
   La no médico Michelle Bachelet jamás tendría el sueldo o la fortuna que tiene si tuviese una consulta particular. Ni siquiera los profesores de Historia que fue vocero del primer gobierno de Bachelet y el otro que fue parlamentario que acabo siendo embajador en este gobierno tendrían la vida que tienen. Me refiero a Vidal y a Ricardo Ñuñez, respectivamente. 
 La verdadera desigualdad es la que hay entre los políticos que viven a costa de los contribuyentes.

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domingo, febrero 04, 2018

Los años en que no bastaba con rezar del Cardenal Silva Enríquez


    La Izquierda sigue contando sus medias verdades a través de diversas expresiones, sobre artísticas, relacionadas con el Gobierno Cívico Militar que gobernó el país entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. Lo malo fue ese gobierno, no la Unidad Popular. Viendo una noticia cualquiera que enlazaba con el diario La Tercera, me enteré por la sección Cultura que iban a sacar en el formato de la novela gráfica, la historia del Cardenal de Santiago, Raúl Silva Enríquez después del 11 de septiembre hasta la década de los ochenta con relación a los derechos humanos. Así leemos el titular de esa noticia : “El Cardenal, la novela gráfica sobre los años más difíciles de Silva Henríquez”.
     Por lo que desprende del titular que para el Cardenal de Santiago no fueron los años difíciles los tres años nefastos de la marxista de la Unidad Popular, en que la mayoría de la población temió al final de ese gobierno una dictadura comunista o la Guerra Civil.
   Después de la caída de Allende, la Iglesia Católica creó el Comité Pro Paz y de la que surgió la Vicaría de la Solidaridad, que apoyo primero al grupo terrorista Mir y luego al FPMR. 
    En esa misma noticia citan las palabras de la abogada, Carmen Hertz, quien apoyo la charla que hizo el FPMR en el Instituto Nacional. 
   En la novela gráfica se pregunta: “¿Cómo construimos una sociedad justa y en paz entre tanto dolor”. La culpa la tiene los militares, y no la Izquierda que uso la violencia y el odio en la política, y sigue odiando con la consigna: “Ni perdón ni olvido”. 
  La novela es sesgada, pues cuenta el caso de los Hornos de Lonquén y de la gente que termino en el mar, como si en ambos casos hubiesen la orden hubiera emanado del gobierno mas no cuenta o describe los actos terroristas del Mir de esa época como el asesinato del intendente de Santiago, el general Carol Urzua y otros. 
   El problema para el Cardenal era la DINA, no el Mir. 
  También menciona la tortura. 
   El jesuita y ex rector de la Universidad San Albero Hurtado, el sacerdote Fernando Montes contó en una entrevista que él ayudo a personas de la ex UP para que se refugiaran en las embajadas. Dicho sea de paso, viendo varios documentales sobre los jesuitas y he llegado a la conclusión que mucha odiosidad de Bachelet proviene de ese sacerdote. En esos documentales siempre usan la expresión “tal jesuita le hablaba al oído a tal persona”. El sacerdote que más le gusta a la marxista y atea presidente es el jesuita mencionado. Desde luego, que no lo tiene como confesor. Hay un video cuando el cura Montes presenta el libro Krassnoff: prisionero de su destino donde lo injuria. Hay que recordar que ese libro fue una reacción al libro Krassnoff: prisionero por servir a Chile, que se convirtió en un éxito editorial y ha sido publicado en otros idiomas. El jesuita jamás hablara mal del terrorista Miguel Enríquez. 
    Gracias a la Iglesia Católica, los presos políticos militares sufren la crueldad de la Izquierda. Del Comité Pro Paz llegamos a la Vicaría de la Solidaridad, de ésta al sesgado Informe Rettig y a la novela porno el Informe Valech y, por último, a los teleserie para los afeminados de Izquierda Los Archivos del Cardenal. 
   Ya lo dijo el general de la Fuerza Aérea, Carlos Alberto Rey Cortés que se suicidó el año pasado por una condena arbitraria e injusta, que uno de los responsables de la situación que viven los militares fue la Iglesia Católica: “He tomado esta drástica decisión, pues no creo en el Poder Judicial existente en el país, porque todo lo que un uniformado diga no tiene valor, pues los fiscales y abogados de DDHH se preocupan de llevar testigos falsos después de 40 años, fabrican peritajes de acuerdo a su conveniencia, etc., con la complicidad de la mayoría de los Jueces que sólo desean ascender como sea”. Él agrega en su carta: “hemos sufrido la peor derrota y humillación de la historia, a manos de los políticos de todos los colores (Izquierda, centro y derecha) y de la Iglesia Católica, usando sólo la pluma para escribir y la lengua para hablar en cuanto sistema informativo existe en Chile y a nivel internacional”. 
   Luego me acordé de la tibia declaración que saco la Iglesia Católica después que cayó Allende que había leído en los libros de la Editorial Maye. Asimismo, volví al libro Desde la Cenizas, donde me muestra las relaciones conflictivas de la Iglesia con el Gobierno Militar desde el primer momento, hasta convertirse en opositor. Avanzando un capítulo más uno descubre que el Cardenal apoyaba a Allende y que ayudaron a los terroristas buscados. Tenían clara la noción del bien y del mal, o de los buenos y los malos.
    Lo que vienen a continuación lo saqué del libro Desde las Cenizas de James Whalen. La Declaración de la Iglesia Católica después de caída de Allende fue la siguiente: “la sangre que ha enrojecido nuestras calles, nuestras poblaciones y nuestras fábricas, la sangre de civiles y militares, las lágrimas de tantas mujeres y niños. Pedimos respeto por todos los que han caído en la lucha y, en primer lugar, para quien hasta el martes 11 de septiembre fue Presidente de la República”. Allende fue la primera víctima como dijo un escritor izquierdista, olvidándose de los asesinatos del Mir a civiles y militares hasta esa fecha. Igualmente, la declaración manifestaba “que los adelantos logrados por el gobierno pasado en favor de las clases obrera y campesina no sean abolidos”. Luego pedía que pronto “la normalidad institucional” retorne al país. Tal vez con esa expresión se referían a la casa de locos de la UP. 
   La Revista Mensaje de los jesuitas de noviembre de 1970 señala: “Cuando Chile y el mundo juzguen a Allende, será juzgado como un revolucionario. ¿Habrá significado su trabajo en La Moneda un paso decisivo hacia la aparición del Hombre Nuevo: recto, libre, responsable, creativo y comprometido? ¿Se habrán marchado los antivalores fomentados por el sistema capitalista, en vista de las estructuras que los amparan hoy día? Allende sabe lo que se espera de él y está decidido a cumplir…A medida que el gobierno de la Unidad Popular avanza hacia (la creación de) ese Hombre Nuevo, un cristiano no puede sino marchar a su lado, puesto que el Hombre Nuevo no es otro que el mismo Cristo vino a instaurar en este mundial”. 
    En una entrevista al diario La Nación en 1961, el Cardenal Silva Enríquez dijo: “Es estúpido rechazar todo lo comunista sólo porque es comunista. Ellos han hecho cosas positivas en la más delicada de las áreas, la moralidad pública”. 
   James Whalen cuenta que en 1968 nueve sacerdotes, tres monjas y doscientos laicos se tomaron la Catedral de Santiago por protestar en favor de una píldora anticonceptiva y oponerse a la construcción del Santuario de Maipú, que fue una promesa que hicieron José San Martín y Bernardo O’Higgins, después de la batalla que hubo en ese lugar en 1818. Aquí viene lo más interesante: “Por veinticuatro horas, los invasores cantaron canciones de protesta y celebraron misa, después de haber adornado previamente el altar de la Catedral con imágenes del cura guerrillero Camilo Torres y el Che Guevara”.
 Luego cuenta el periodista norteamericano, que le Cardenal fue a ver a los rebeldes y dijo: “Fui a ver a los sacerdotes envueltos en este asunto, estuve con ellos y tuvimos un diálogo muy abierto, y sentido la bondad que hay en ellos. Creo que es muy bueno que haya tensiones”. 
    En septiembre de 1969, la Iglesia Joven realizo un Misa en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en honor al mirista Jorge Silva Luvecce, quien estaba en la cárcel por asaltar bancos. El sacerdote que ofició la misa fue el argentino José Ruiz Guiñazú. En su sermón condeno el camino violento del mirista, sin embargo afirmó: “pero la violencia tiene otros autores que no han aparecido en este proceso, y quienes, por el contrario, son hoy sus jueces: los muy ilustres y solemnes jueces de la Corte Suprema”. Ahora cito las palabras de Whelan: “Era el comienzo del permanente compromiso de otros sacerdotes con el MIR, especialmente después de la caída de Allende”. 
   A fines de 1969, el Cardenal dijo: “Si un cristiano vota en conciencia por un marxista, yo lo comprendo”. El sacerdote jesuita y editor de la revista Mensaje, Padre Larraín dijo por la televisión: “No veo ninguna razón que impida que un cristiano vote por un marxista. Los marxistas y nosotros los cristianos podemos llegar a un acuerdo”. Como pueden ver las declaraciones son similares al actual Papa Francisco I con respecto a los comunistas: “Si acaso son los comunistas los que piensan como cristianos”.
    Cuando Allende todavía no había sido confirmado como presidente, un grupo de obispo saco la siguiente declaración a favor del candidato marxista: “Hemos cooperado, y queremos seguir cooperando, en producir cambios, especialmente aquellos que benefician a los pobres”. 
   El Cardenal Silva Enríquez dijo en una recepción de la Embajada soviética lo siguiente: “Las reformas básicas contenidas en el programa de la Unidad Popular son apoyadas por la Iglesia Católica; miramos esto con inmensa simpatía”. Para confundir a los católicos de derecha.
   El jesuita Fernando Salas, el primer director ejecutivo del Comité Pro Paz en 1975 tuvo participación en la protección del segundo jefe del grupo terrorista Mir, quien estaba herido.
   La Iglesia Católica jamás condeno el terrorismo y la violencia de la Izquierda. Por tanto se hacen cómplices de los crimines del Mir y del FPMR.
   Monseñor Manuel Baeza fue el encargado de que indultaran a los terroristas del Frente Lautaro en tiempos de Ricardo Lagos a la vez que le negaba el mismo de los militares.
   Los años en que no bastaba con rezar se refiere al apoyo al régimen marxista de Allende. Tengo claro que si el Cardenal Silva Enríquez hubiese seguido mediando entre la Unidad Popular y la oposición, estaríamos igual que la actual Venezuela. No sé si sacerdotes progresistas de esa época verán reflejado el nefasto gobierno de Allende en el gobierno de Maduro.

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