miércoles, septiembre 18, 2019

Entre Bolsonaro y el inserto


     Para las personas bien nacidas en Chile, la respuesta que le dio el presidente de Brasil, Jail Bolsonaro a la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Nacionas Unidas, Michelle Bachelet antes del 11 de septiembre son una bendición y un balde de agua fría para la izquierda: “pero olvida que su país no es una Cuba gracias al personal de Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre estos comunistas su padre, militar de la época”. A las personas que son de izquierda, hay decirles las cosas sin anestesia.
    Las palabras de Bolsonaro no sólo cayeron mal a los partidarios de la ex Unidad Popular, sino también a personas que no de izquierda o fueron como los dos conversos Mauricio Rojas y Roberto Ampuero; a los militantes de Evolución Política; al cientista político, Patricio Navia para quien el único problema de Allende era la inflación; a los firmantes de la Carta por la Reconciliación y de los Derechos Humanos. Por la izquierda, a las periodistas del Ciper, Mónica González y Férida Zerán; al terrorista del Mir, Pascal Allende; a los barones del Partido Socialista, Ricardo Nuñez y José Antonio Viera-Gallo; a las comunista Camila Vallejo y Carol Kariola; al actual director del Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos. Casi me olvido del señor José Rodríguez Elizondo.
    La liberal del Cato Institut, la uruguaya Hana Fischer estará con una urticaria al haberse enterado de las palabras de Bolsonaro, pues según ella, que comento el Informe Bachelet sobre Venezuela, aprovechó la oportunidad de calificar de ‘cruel’ el gobierno militar chileno. 
 La ex presidente de la República le espetó al gobierno brasileño “que el espacio democrático se está reduciendo”. Sin embargo, yo que recuerde Bachelet desde que asumió el cargo no ha condenado la dictadura cubana. Muchos aplaudieron el Informe sobre derechos humanos sobre Venezuela, entre ellos mucha gente que comulga las ideas liberales, olvidándose del mutismo hacia la isla cárcel. Igualmente, muchos académicos liberales que le creen que cuento que Bachelet fue víctima, se olvidan que la Alta Comisionada antes de ir Venezuela fue a México, donde comparo el país azteca con un país en guerra como Siria, lo que desató la furia de mexicanos. 
   ¿Por qué el silencio de Bachelet a Cuba? La ONU que dicta cátedra de derechos humanos realizó una reunión de unas de sus agencias en ese país. Me refiero a la Cepal. No sólo estuvo allí su actual directora, sino el mismísimo mandamás de las Naciones Unidas. Obviamente, no se lo ocurrió al jefe de la ONU que el actual regente de Cuba llamara a elecciones libres y que liberaran a los presos políticos. Los negacionistas están en la izquierda. Donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos es en el gobierno de la Unidad Popular, no en el Gobierno Militar. Basta leer el Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973, donde acusa al gobierno de marxista de cometer flagelación y tortura contra los opositores. 
    Para la izquierda, violar los derechos humanos durante el gobierno cívico militar significa que nadie puede matar a la guerrilla o terroristas del Mir, del Frente Lautaro y del FPMR, el brazo armado del Partido Comunista. El Museo de la Memoria están dedicado a ellos y no los asesinatos o personas que fueron heridas por bombas, o por la violencia de esos grupos antes del 11 de septiembre y después. Como de costumbre la prensa se puso al lado de la izquierda. Antes de la celebración del 11 de septiembre leí un titular que rezaba “El último crimen de la dictadura”. Refiriéndose al vocero del Mir, Jécar Neghme. El medio nos informa, además, que están tramitando en tribunales internacionales la causa contra el Estado de Chile. La prensa omitió los crímenes de la extrema izquierda en 1990, donde asesinaron a militares asignados a la CNI o la DINA, porque supuestamente habían sido torturados. Fueron ajusticiados. Después le llego al turno al senador Jaime Guzmán. Desde luego, que la prensa no sacara un titular que diga: “Los últimos crímenes de la izquierda”. No existe el periodismo en Chile. 
   Asimismo, queda probado que el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos es de izquierda. Es una redundancia. Por tonto, ellos debieran financiarlos. La hija del presidente marxista, la política Isabel Allende, quien donó una carta de Hortensio Bussi, dijo: "El lugar es el más indicado, estar en el Museo de la Memoria porque se trata de eso, de reivindicar la memoria y el museo nos testimonia las gravísimas violaciones a los derechos humanos que ocurrieron a partir del 11 de septiembre del 73". Como de costumbre, hay que precisar lo significa la expresión ‘violaciones a los derechos humanos’. La senadora miente, pues donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos fue en el gobierno de su padre tal como lo describe el Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973. Para la izquierda, quienes combatieron el gobierno militar les violaron los derechos humanos. O sea, los militares no tenían derecho a defenderse. Así, cualquiera es matón, revolucionario de izquierda que es lo mismo que matón y guerrillero. Ni a la senadora ni al resto de la izquierda les importa los crímenes que cometió su sector, ya sea contra civiles o militares, antes del 11 de septiembre y después. La izquierda chilena no quiere admitir que fueron derrotados tanto política como militarmente. Un poco antes de comenzar este blog, escribe unas series de cartas a El Mercurio de Valparaíso, de Santiago y La Tercera. En este último medio exprese que ‘fueron derrotados tanto en la política como militar’. La editora borro la palabra ‘militar’. ¿Por qué le habrían de ofender? No existió el Mir, ni el FPMR. 
     El mismo día 11 aparecieron las palabras del académico norteamericano, Jared Diamond: “Nadie podría negar que Pinochet logró resultados positivos al tiempo que hizo cosas horribles”. Cuando leí esas palabras, me acorde de lo que dijo el historiador demócrata cristiano, Cristián Gazmuri: “Pinochet cometió horrores, Allende cometió grandes errores”. Esta última expresión la repiten todos con variaciones como un mantra. La nieta de Allende, Marcia Tambutti Allende dijo en el 2013: “La izquierda ha cometido errores, jamás horrores”. El ex senador socialista, Ricardo Nuñez decía por el 2000: "No se hicieron las cosas bien. Cometimos errores". Alguien más joven, un tal Nicolás Aravena escribió hace poco: “Crecí y descubrí que Allende cometió errores… Jamás me verán relativizar los horrores de la dictadura. Jamás avalaré que intenten empatar las cifras de muertos de un lado y de otro. Porque en Chile hubo terrorismo de Estado”. El mismo Ricardo Lagos: “errores, pero no horrores”. 
    La izquierda quería instalar una dictadura comunista que costaría un millón de muertos y guerra civil. Eso no es horroroso. 
   La Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos (AFDH) el 11 septiembre pasado se molestó porque El Mercurio de Santiago puso un inserto, en que sostiene que gracias a la intervención militar, Chile no se transformó en una Venezuela. La presidente de AFDH dijo que se iba querellar contra ese medio. Cuando leí esa información bizarra, me acordé de la estúpida canción de la opción ‘NO’ para el plebiscito de 1988, “La Alegría ya viene”, que ya he comentado antes: 
   “Porque diga lo diga, yo soy libre de pensar
    Porque siento que es la hora de ganar la libertad 
    Hasta cuando ya se abusos, es tiempo de cambiar 
    Porque basta de miserias, voy a decir que no” 
    La letra describe la dictadura del ‘NO’. Estamos en la dictadura del ‘NO’. El próximo 5 de octubre, la izquierda dirá que ellos recuperaron la democracia y puras palabras huecas. A los militares presos se les abusa y los campamentos que se había reducido, volvieron a crecer gracias la izquierda y los jesuitas que necesitan miserias. 
    Eso prueba que la extrema izquierda no cree en la libertad de pensamiento. Y por tanto, en la libertad de expresión. Me extraña que la AFDH se haya querellado contra el ex embajador en Argentina, el abogado de derechos humanos del Partido Comunista, Eduardo Contreras, quien dijo: “Condenar a Maduro es como condenar a Allende”. 
   Tanto las palabras de Bolsonaro como el inserto que publicaron el 11 de septiembre refuta las excusas que ha dado la izquierda. A mí me molesto a leer la columna del señor Joaquín García-Huidobro Queremos golpe, donde escribe: “Hoy decimos que no tenemos responsabilidad por lo que pasó en Chile, como tampoco la izquierda. Los civiles de uno y otro lado decimos: “Lo siento, yo quería otra cosa””. ¿Cómo un académico no es capaz de distinguir una trampa? Decir nadie es responsable significa exculpar a la izquierda de llevarnos a cuasi guerra civil. No les creo que ellos querían otra cosa. Esa afirmación que cita el filósofo es más falso que el certificado de médico de Michelle Bachelet. 

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sábado, septiembre 07, 2019

Traidores


    En vísperas del próximo 11 y 18 de septiembre en que recordamos la segunda y primera independencia nacional, respectivamente, nunca en nuestro país los gobernantes los había traicionado tanto en tan poco tiempo. Con el acuerdo que pacto este gobierno con la ONU, dejamos ser un país soberano e independiente. 
   El primer gobernante traidor que se tenga memoria es, pues, el mismísimo Salvador Allende, quien tiene estatuas, calles, avenidas y colegios llevan su nombre. El presidente marxista fue agente del servicio secreto de la ex Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas al cual le pagaban. Hasta tenía un apodo: “EL Líder”. Esto está Archivo Mitrokhin. Para el próximo 11, los medios zurdos probablemente hablarán solamente de los archivos desclasificados de la CIA. El comunismo no existió. En la fracasada Unidad Popular no estuvo ni la DGI cubana, ni la policía secreta de la ex RDA, la Stasi. Según el ex oficial de la Armada, German Bravo Valdivieso en su libro La infiltración en la Armada 1973: La historia de un motín abortado, el socialista fallecido Carlos Altamirano fue sacado del país por la Stasi, después de la caída de Allende.
   Por el canal El Nacional Libertario nos enteramos que el acuerdo que firmó el gobierno de Chile comenzó en el segundo gobierno de Bachelet y Piñera simplemente lo ratificó. Es la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Los periodistas progresistas estaban felices e igualmente, el actual canciller. Con lo cual Chile se convirtió en un protectorado de la ONU. Y el que manda es la señora Silvia Rucks, que es la coordinadora residente del sistema de las Naciones Unidas.
   El programa de desarrollo sostenible es un invento de la ONU, en que meten la inmigración, el cambio climático, la pobreza, la igualdad, la democracia, entre otros temas. Según muestra en su canal, la ONU nos quiere dar cátedra de cómo ser un país desarrollado. Esa organización internacional ha tenido puros fracasos. Basta ver los países africanos y aquí en América Latina, Haití. La receta es socialismo y comunismo.
  La Agenda 2030 dice que se propone promover la democracia y los derechos humanos. Con todo, una alta funcionaria del Cambio Climático sostuvo que el mundo debía ser manejado al estilo de la dictadura comunista China. Hablan de democracia a la vez que nos imponen un programa. Los habitantes de este mundo no elegimos al presidente de la ONU, ni mucho menos elegimos a la Silvia Rucks.
    La traidora de Bachelet no llamó a plebiscito para preguntarle a sus compatriotas, si queríamos la Agenda 2030. 
    No hay nada que repensar el país. La expresión ‘repensar’ es que la usa la izquierda para acabar con el modelo económico que dejaron los militares. 
   ¿Alguien cree que le importe a la señora Rucks que en el país haya más personas trabajando para el Estado que en el mundo privado? 
    Las políticas de la ONU tienen que convertirse en políticas de Estado, según confiesa Silvia Rucks. Por tanto, es indiferente quien gane. 
  En el documento del gobierno sobre la Agenda 2030: Objetivos Desarrollo Sostenible leemos: “La Agenda 2030 es consistente con el Programa de Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y las reformas realizadas y en curso –Tributaria, Educacional y Laboral – así como con la expansión del Sistema de Protección Social y los significativos avances en la gestión medio ambiental……, junto el desarrollo de una solidad institucionalidad en materia indígena y niñez”. Dicho sea de paso, el documento aplaudió el nefasto programa de Bachelet, incluyendo una nueva Constitución. Tengo la impresión que la que el programa de Retroexcavadora nació en la ONU y no lo hicieron los tecnócratas de la ex Nueva Mayoría. Cuando la ONU usa la palabra ‘diálogo’ con diversos actores, se refiere a aceptar si y sólo si la Agenda 2030. Es el mismo sentido que Bachelet en su segundo mandato. Dicho informe elogia el cambio del sistema electoral y la tonta agenda de Productividad.           Las tres reformas fracasaron. ¡Qué le importa el desempleo que provocó la Reforma Tributaria y la falta de confianza! Perdimos la certeza jurídica. La reforma laboral también fue un fiasco.
    A la ONU no le interesa la niñez, pues la Unicef es un nicho de pederastras. Durante el gobierno de Bachelet murieron más de 500 niños en el Sename, hasta que salió a luz. 
   También leemos lo siguiente: “Siguiendo las directrices de Naciones Unidas, este informe describe la metodología empleada por el Gobierno de Chile en proceso de instalación, difusión, diagnóstico realizado entre los años 2016 y 2017”.
     Chile firmó el cuarto acuerdo de Marco Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Undaf), en el cual 19 agencias de la ONU que se van a preocupar de que los 21 ministerios lleven a cabo la agenda. El canciller Ribera dijo: “las agencias de Naciones Unidas para identificar aportes que estas últimas pueden entregar a Chile, a través de la asistencia técnica”. Se desprende de las palabras del ministro de que nada ha servido las diversas reuniones de los distintos think tank en estos 29 años con el cuento de modernizar el Estado. Jamás achicarlo. Y que, además, el país no cuenta con personas capacitadas. Si Chile para después del 11 de septiembre le hubiese pedido ayuda a la ONU, estaríamos a como Haití. Luego agregó: “Es un ejemplo concreto del compromiso con el multilateralismo y su aporte para mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos”. El multilateralismo murió. 
  Uno de los objetivos de la Agenda 2030 es la paz, sin embargo, al imponer la ONU su punto de vista crea conflicto. Me recordó la neolengua de 1984: “La paz es guerra”. Ellos creen que los demás tienen que aceptar su agenda siniestra. 
   Supongo que las Naciones Unidas deseen que los estadounidenses cambien la Constitución de 1776 y los ingleses la Carta Magna. 
   Los ministerios le van a rendir cuenta a otra entidad: 
  “Además, el Consejo cuenta con la asesoría técnica del Instituto Nacional de Estadísticas en materias de indicadores de monitoreo de los ODS. Y se ha organizado una Red Gubernamental ODS constituida por los 23 Ministerios; se han implementado Comisiones y Grupos de Trabajo, compuestos por diversos actores de sociedad civil, sector privado, academia, instituciones públicas incluidas organismos autónomos y otros Poderes del Estado, con el apoyo del Sistema de Naciones Unidas”. 
    Sin consultarnos a los conciudadanos nos convirtieron en conejillos de Indias de la ONU. Si la ONU apoya la inmigración masiva, es que desea crear conflictos al interior de los países. Por tanto, no puede promover la paz. Parte del experimento es que los inmigrantes tengan derecho a la salud y otros servicios por sobre los nacionales. Asimismo, que se mueran personas en la lista de espera en los hospitales públicos. 
    Esto comenzó en el segundo gobierno de Bachelet. Dentro del experimento que no es otra cosa que ingeniería social estuvo el tráfico de personas desde Haití, que llegaban entre gallos y medianoche al aeropuerto de Santiago, los cuales recibían un sombre amarillo. Los llamados ‘turistas’ que luego vendía el dulce Super 8. ¿Alguien le cree las explicaciones que dio el ex ministro de Relaciones Exteriores de Bachelet, Heraldo Muñoz, que ellos sabían, pero no hicieron nada al respecto? ¿Alguien cree que la banda en la capital que atraparon fue la responsable de los haitianos que llegaban cada día? Obvio que estuvo metida la ONU. 
    Supongo que parte del experimento es fomentar la ideología del género a través del Ministerio de Educación, obligando a los niños a que se vistan de niñas para rendir una prueba de matemáticos. Y viceversa. 
    Parte de instructivo de la ONU en el segundo gobierno de Bachelet fue que la Policía de Investigaciones no podía impedir el ingreso de personas con prontuario criminal. 
    Bachelet es traidora como su padre. Uno de los últimos actos que hizo durante su segundo gobierno fue colocar una placa en honor a su padre. No sé si en el Ministerio de Defensa. Me alegro las palabras del presidente de Brasil, Jail Bolsonaro a la Alta Comisionada de los Derechos Humanos antes del 11 de septiembre, pues dice la verdad: "Señora Michelle Bachelet: si no fuera por el personal de (Augusto) Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre ellos a su padre, hoy Chile sería una Cuba". Por cierto, no es ataque ad hominen o a la persona. Ya que menciono Cuba Bolsonaro, que yo sepa la Alta Comisionada no ha dicho nada sobre la dictadura que hay en ese país, desde que asumió ese cargo. 
    También son traidores el actual Presidente de la República, Sebastián Piñera; su canciller, Teodoro Ribera; Roberto Ampuero y el canciller de Bachelet, Heraldo Muñoz. Él estuvo previamente en el cargo de Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo o PNUD. Ese cargo es un chiste. Además, es uno de los presidenciables de la izquierda. Al señor Muñoz hay que sacarle en cara que es traidor, si le ve caminado tranquilamente por la calle. 
   Algunos hablan de los tentáculos de la ONU. Prefiero compararla con la organización nazi de Los Vengadores, Hidra. Aniquilas una cabeza y parece dos.
    Ahora hay que realizar la Tercera Independencia Nacional. Para ello, Chile se tiene que retirar de la ONU y salirse de todos los tratados que sean contrarios al interés nacional. Luego juzgamos a los traidores.

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