jueves, febrero 28, 2019

Verdad, posverdad y fakenews



    Supondré que vivimos bajo un régimen de libertades y que cualquiera a la luz de su razón puede diferenciar la verdad y la falsedad. Por tanto, supongo que hay una verdad independiente de mi subjetividad o independiente de la raza o sexo. Supondré, además, que tenemos libertad de expresión, que es una extensión de la libertad de conciencia. 
   La definición clásica de la verdad es que los enunciados o palabras se corresponden con la realidad. Sin embargo, antes que cayera el Muro de Berlín un grupo de filósofos comenzó a socavar que hay una tal verdad. A comienzos de los noventa interrumpieron con fuerza en Occidente la llamada filosofía postmodernista, la cual renegaba de la verdad. Y ahora en vez de la verdad se hablaba de relatos. En una sociedad existían diversos relatos. Entonces, empezamos a escuchar que cada grupo tenía su “verdad”. Cada sector político tiene su “verdad”. Los grandes relatos habían provocado conflictos.
    El filósofo norteamericano de esa corriente, Richard Rorty lo sintetizó así: "Nosotros . . . [deberíamos] abandonar la teoría de correspondencia de la verdad, y comenzar a tratar las creencias morales y científicas como herramientas para alcanzar una mayor felicidad humana, en lugar de representaciones de la naturaleza intrínseca de la realidad”. 
    Asimismo, para los filósofos posmodernistas, los seres humanos estamos condicionados por la cultura y el lenguaje. Para ello, el filósofo francés Foucault se basa en la pintura del pintor Magritte, de 1966, en la que aparece una pipa en un pizarrón con la frase “Esto no es un pipa”. A partir de entonces, las imágenes no se corresponden con las palabras y éstas no se corresponden con la realidad.
      Hay que cambiar el lenguaje. De ahí derivamos al diccionario de la diversidad sexual promovida por los grupos LGBT. La Ley de identidad de género promulgada el año pasado, que se basa en que el sexo de una persona es una opción subjetiva, no objetiva: "se entenderá por identidad de género la convicción personal e interna de ser hombre o mujer, tal como la persona se percibe a sí misma". Dicha ley está equivocada, pues la medicina forense se basa en el esqueleto para diferenciar el hombre y mujer . Por tanto, estoy diciendo una verdad. La estructura ósea es diferente entre hombres y mujeres. En inglés hay dos siglas para referirse al cambio de sexo: Male to female (MtF) y Female to Male (FtM). Por mucho que se operen y se pongan hormonas en nada va cambiar el esqueleto. Los hombres tienen brazos largos y manos grandes, las mujeres, no. Las mujeres tienen cadera, los hombres, no. Los hombres tienen la espalda, recta, las mujeres, no. Las mujeres no tienen el cinturón de Adonis. Los hombres tienen una mirada profunda, las mujeres. Si ven, por ejemplo, una actriz, una modelo, una cantante, una deportista con el mencionado cinturón, téngalo por seguro que es hombre. Les recomiendo que vean los canales de trans investigación , ya sea en inglés o castellano de Youtube.
     Al mismo tiempo que escuchábamos que cada cual tiene su verdad, en otro plano, la izquierda intenta imponer su “verdad oficial” basada, naturalmente, en mentiras de la historia reciente. Dicho de otra manera, mientras se fomenta más el relativismo, éste último se convierte en absolutismo. Sólo es verdadero lo que la izquierda establece.
    En el ámbito la ciencia, escuchamos hablar del consenso, como si la verdad necesitase del consentimiento de dos partes o múltiples lados.
    Lo importante es repetir una mentira, hasta que se crea que es una verdad. La llamada “verdad oficial” es lo mismo que lo se conocemos ahora como posverdad, que es la definición que estableció la Real Academia de la Lengua Española, en el 2017: «el potencial [....] que la retórica tiene para hacer locutivamente real lo imaginario, o simplemente lo falso». Que dicho de manera más coloquial sería “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Además, apela a las emociones, creencias y deseos del público. O sea, la posverdad es propaganda. 
   El ministro de Propaganda del régimen nazi, Joseph Goebbels ya lo decía: “Una mentira repetidamente adecuadamente mil veces se convierte en verdad”. 
   Sin embargo, antes de Goebbels ya el líder del Partido Comunista Ruso o Bolchevique y fundador de la ex Unión de República Socialista Soviéticas (URRS), Vladimir Lenin lo había dicho: “Una mentira repetida muchas veces se convierte en una gran verdad”. 
   Ambos regímenes tenían varias cosas en común. Pero ese no es el tema. 
   A raíz del fallo de ministro Madrid por el Caso Frei, me llamó la atención, que el diputado Walker de la Democracia Cristiana, dijera que el juez estableció una verdad histórica. Tenía entendido que era tarea de los historiadores era establecer tal como los hechos acontecieron y no los jueces. Desde hace buen tiempo es así en el país. Los jueces en los llamados casos de derechos humanos se dedican establecer una verdad, cuando dictaminan sobre presunciones y falsedades. Por ejemplo, la primera condena que recibieron el general Manuel Contreras y el brigadier Miguel Krassnoff, entre otros, fue que habían secuestrado a la terrorista del Mir, Diana Aron. Recuérdese que los jueces fallan por delito ficticio, a saber el secuestro permanente. Según cuenta, Hermógenes Pérez de Arce, la mentada terrorista murió en un enfrentamiento, nunca fue apresada. 
    Los historiadores que no son izquierda se les tienen amenazado por leyes mordaza. Cárcel a los historiadores como en Europa por no aceptar la “la verdad oficial”. 
    De la posverdad llegamos a la fakenews, que en castellano significa noticias falsas. A quien dice la verdad se le acusa de difundir noticias falsas. En el último mandato de la comunista Michelle Bachelet abundaron ese tipo de acusaciones contra los medios que destapaban algo relacionado con el Presidente de la República. Desde el caso Caval hasta la compra de terrenos para hija de Bachelet, en Dominga. La ex mandataria acusaba a tal o cual medio de difundir fakenews, cuando tal medio decía la verdad. Incluso se querelló contra la revista Que Pasa por difundir el negocio de su hijo, Sebastián Dávalos y su nuera Natalia Compagnon por la compra del terreno en Malachí. 
   Cuando se firmó el Pacto Migratorio de las Naciones Unidas, que perjudicará a las naciones, la canciller alemán Angela Merkel acuso a quienes se oponían a ese pacto de difundir noticias falsas: "Todos sabemos que la inmigración ilegal, debido a las diferencias en las oportunidades de desarrollo en el mundo, genera grandes miedos en nuestros países. Y ahora los detractores de este acuerdo están utilizando estos miedos para difundir noticias falsas". En realidad, los defensores del tal pacto no estaban diciendo la verdad. 
   La revista mexicana Letras Libres entrevistó al periodista español, Arcadi Espada . Es interesante. Cuando le preguntan por la fakenews, él responde: “Las fake news no son de ahora. Están asociadas a la historia de nuestro oficio. Las palabras sirven para mentir también”. 
   Mientras escribo esta entrada, me acordé de la transmisión radial “La Guerra de los Mundos”, que ocurrió previó a la Segunda Guerra Mundial por el director Orson Wells. Por un canal de Youtube, me entero que los ingleses ya habían un transmisión que provocó pánico entre la población. La izquierda chilena cuando murió Allende, hizo una fake news, acusando a los militares de haberlo asesinado, del mismo modo con la cantidad de muertos que fallecieron después del 11 de septiembre.       Luego le pregunta de la relación entre el relativismo y la posverdad: “Sí, pero ahora hablamos de la posverdad, asociada en gran parte al triunfo del relativismo. Porque la posverdad no es solo mentir”. A lo responde el periodista español: “Sí, es la euforia del posmodernismo. La vulgarización de lo que los filósofos posmodernos llevan años diciendo”. 
  La posverdad es una consecuencia de las ideas de los filósofos posmodernos. 
  El representante de Letras Libres le pregunta si las personas están hastiadas de la fakenews y de la posverdad: “Hay hartazgo de posverdad y fake news”. Arcadi responde así: “Llevo veinte años, antes de una manera más solitaria, subrayando la importancia de la verdad en la vida pública. Esa importancia me la discutían muchos. La gente al final se ha dado cuenta de que una sociedad funciona mal si no distingue bien entre lo verdadero y lo falso”. Hasta aquí todo bien. 
   Sin embargo, el periodista de Letras Libres le saca en cara al destacado periodista español, que él proponía un ministerio de la verdad. Y lo defiende: “Sí, claro, el ministerio de la verdad es una necesaria exageración de las cosas para que la gente lea de lo que se trata realmente. Creo que la verdad es un bien al que el Estado no puede renunciar”. 
   Las personas no pueden distinguir la verdad y de la falsedad, para ello requieran que el Estado les diga qué es verdadero. No es la obligación del Estado preserva una verdad. 
    En el ámbito restringido a la literatura, Arcadi Espada acusa que las minoría identitarias están diciendo cómo los escritores tienen que escribir, lo que es una aberración: “los lobbies contemporáneos organizados en torno a las mujeres, los gays… es decir, todo este tipo de minorías identitarias que pretenden decirnos cómo tenemos que escribir los demás”. ¡A lo que hemos llegado!      Las personas por sí mismas pueden diferenciar una verdad. No necesitamos una policía del Pensamiento. Cuando se niega la verdad, entonces, se imponen verdades oficiales, que son falsedades. Como los revolucionarios descritos por el escritor ruso Fiódor Dostoyevski en las novela Los Demonios, que destruyen altares para poner otros.

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jueves, febrero 07, 2019

Nicolás Maduro es el Salvador Allende venezolano

 
     Ante la autoproclamación del socialista, Juan Guaidó como presidente de la nación venezolana, el dictador Nicolás Maduro se comparó con Salvador Allende : “Chile… la hermosa Chile de la Unidad Popular, del gran Salvador Allende, presidente mártir de los pueblos de América”.
   A Nicolás Maduro le piden que renuncie igual que la oposición a Allende.
    Ahora bien, esa comparación irritó a la izquierda chilena como a la escritora Isabel Allende. Fue considerado como abuso y aprovechamiento. Naturalmente, a los diversos personajes de ese sector que han pasado por la política mintieron para variar. Carecen de honestidad intelectual. Por eso, no les gusta verdad. Y por esa misma razón, prefieren imponer una narrativa falsa o una “verdad oficial”, que lo que menos tiene es de una verdad.
   Cualquiera comparación del régimen chavista venezolano con el Gobierno Cívico Militar que gobernó el país entre 1973 y 1990, carece de todo fundamento, pues una de las razones de la intervención militar chileno, es que los chilenos estábamos igual que los venezolanos, tanto en términos económicos como político. La única diferencia es que Allende nunca pudo comprarse a los militares, a pesar de que el Mapu y el grupo terroristas Mir se infiltraron en las Fuerzas Armadas.          Cuando vinieron las esposas de los dirigentes socialistas venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma a Chile, ni Ricardo Lagos, ni Sebastián Piñera se les ocurrió decir, que los chilenos ya vivieron en carne propia el comunismo allendista durante tres años lo que los venezolanos han llevado 20 años. Tampoco dijo nada al respecto el novelista y poeta culposo, Arturo Fontaine Talavera, que las recibió en el Museo de la Memoria dedicado a los terroristas. ¡Que hayan venido a pedirle ayuda a la izquierda chilena refleja que no tiene conocimiento de la historia reciente de América Latina!


       Me acordé que en la Cuba comunista hay monumento al presidente marxista chileno. Si Allende era democrático, ¿qué hace un monumento allá en la isla cárcel? En el segundo gobierno de Michelle Bachelet, el ex ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz viajo a ese país para incrementar el intercambio comercial. De paso, le rindió honores a la estatua de Allende. Nunca han reclamado por cierto los dirigentes de la ex UP. Antes de la llegada de la Unidad Popular, toda la izquierda estaba entusiasmada con la dictadura cubana
    Aquí se muestra que los zurdos son los verdaderos negacionistas, pues los revolucionarios marxistas leninistas de la ex UP, ya se no acuerdan de la Declaración de Principios de Congreso de Chillán de 1968 y del Congreso de La Serena, en 1971, en que botaban por la basura la democracia y optaron por la violencia: “La violencia revolucionaria inevitable y legítima….Sólo destruyendo el aparato burocrático y militar del estado burgués, puede consolidarse la revolución socialista”.        Siempre sacan a relucir que en Europa hay diversos lugares llevan el nombre de Salvador Allende. El ex matón del Grupo de Amigos del Presidente (GAP), el diputado socialista Marcelo Schilling dijo: “En Francia hay ciudades que llevan calles y plazas con el nombre de Allende; no estoy seguro de cuántas llevarán el nombre de Maduro”. La prensa europea occidental antes de la intervención militar del 11 de septiembre de 1973, era bastante ácida con respecto al gobierno de la Unidad Popular como cuenta la periodista Nena Ossa en su libro Thank You Allende! La prensa europea que criticaba a Salvador Allende como lo hacen ahora con Nicolás Maduro cambio radicalmente el mismo 11. Y eso que todavía estaba fresco la Primavera de Praga de 1968, donde los tanques soviéticos entraron a Checoslovaquia. Todo cambio gracias a la mano negra de la KGB en los medios occidentales. No hay otra explicación más lógica. Ahora Francia le acogida de asilo al terrorista del FPMR que asesino al senador de la UDI, Jaime Guzmán. En realidad, el país galo no es buen ejemplo en muchas cosas.         Los Socialista históricos que se enojaron con las palabras de Maduro son unos verdaderos mitómanos. Éstos fueron José Antonio-Viera Gallo, Marcelo Schilling, Sergio Bitar, Ricardo Solari, Ricardo Núñez Muñoz, Jaime Gazmuri. Dijeron que Allende era democrático, respetuoso de la Ley y la Constitución. Y el abogado de derechos humanos del Partido Comunista, Eduardo Contreras, a quien Bachelet nombró embajador en Argentina durante su segundo gobierno.
   El ex ministro de la Unidad Popular, Sergio Bitar expresó: “No podemos callar y aceptar que Maduro pretenda guarecerse en la imagen del Presidente Allende, desprestigiándolo y distorsionando la realidad. Allende es un símbolo de integridad moral, de compromiso social y de vocación democrática incuestionable. La experiencia de Maduro, en cambio, ha traído persecución política, miseria, crisis humanitaria, hambre”. Se equivoca el ex ministro en cuanto Allende. Todo lo que le acusan a Maduro lo hizo, pues trajo miseria. Ya no se acuerda de las JAP, del desabastecimiento, producto de las propias políticas de la UP.
   ¡Qué manera de mentir! El socialista Schilling dice: “Allende se propuso construir una sociedad más justa, respetando la Constitución, las leyes y la democracia. Nunca reemplazó al Congreso por una Asamblea Constituyente ni desconoció las normas vigentes”. Falso. No respeto la Constitución, la democracia y las leyes. Allende quería reemplazar el Congreso por el poder popular tal como lo denuncia el Acuerdo de la Cámara de Diputados: “Que, para lograr este fin, el Gobierno no ha incurrido en violaciones aisladas de la Constitución y de la ley, sino que ha hecho de ellas un sistema permanente de conducta, llegando a los extremos de desconocer y atropellar sistemáticamente las atribuciones de los demás Poderes del Estado, violando habitualmente las garantías que la Constitución asegura a todos los habitantes de la República, y permitiendo y amparando la creación de poderes paralelos, ilegítimos, que constituyen un gravísimo peligro para la nación, con todo lo cual ha destruido elementos esenciales de la institucionalidad y del Estado de Derecho;”. Y Bachelet en su último gobierno, intento algo parecido con los cabildos. Sólo el político Cristián Monckeberg señalo que esas asambleas para la nueva constitución eran ilegales.
    El ex ministro del Trabajo, Ricardo Solari dijo: “tratan de comparar la pulsión heroica en el día final de Allende con la épica eventual de una confrontación promovida por fuerzas externas, si fuera el caso”. Según dos periodistas, Allende quiso rendirse y luego fue asesinado por los cubanos.
   El ex sub secretario de Justicia de Allende, José Antonio Viera-Gallo recuerda que los comunistas chilenos supongo compararon al general Wojciech Jaruzelski con el general Prats y al Movimiento Solidaridad con el paro de los camioneros contra Allende: “Algunos dirigentes del Partido Comunista ya lo hicieron una vez con el movimiento Solidarność en Polonia, donde comparaban a Wojciech Jaruzelski (el gobernante polaco a comienzos de los ochenta) con el general Carlos Prats, y al movimiento dirigido por Lech Wałęsa con el paro de los camioneros de 1972 en Chile contra Allende. Es decir, cosas completamente absurdas”.
     Luego agrega: “Comparar estas cosas tiene una utilidad política para justificar una posición. Pero hay una enorme diferencia: quien ha dado el golpe de Estado es Maduro. Allende nunca dio uno sino que respetó toda la institucionalidad. El movimiento chavista es populista, mientras que la Unidad Popular tenía un proyecto político. Es fuera de lugar comparar a Maduro con Allende”. Nunca respeto la institucionalidad.
    Según el profesor de Historia chileno, Jan Doxrud en un escrito titulado La Política Económica de Salvador Allende y la Unidad Popular, describe la “microeconomía del populismo”, la cual se refiere para “explicar las políticas económicas que han implementado regímenes populistas como el de Allende y otros más modernos como el de la Venezuela bolivariana”. Cuando Alex Kaiser y la guatemalteca Gloria Álvarez escribieron El engaño populista, debieron haber puesto en el centro a Salvador Allende rodeado de Hugo Chávez, Michelle Bachelet, Evo Morales, Cristina Kirchner, Pablo Iglesias, Fidel Castro y Rafael Correa. 
   Lo que les falla a los políticos mencionados, es que la ex presidente Michelle Bachelet apoya el régimen de Maduro como antes respaldo a Hugo Chávez. Durante su primer gobierno Bachelet fue partidaria de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), un engendro del ex presidente Chávez. No dijo nada cuando el ex militar golpista clausuró un canal de televisión. No recibió a Lilian Tintori y Mitze Capriles. Según un reportaje , tanto ex canciller demócrata cristiano Alejandro Foxley en su primer gobierno como Heraldo Muñoz en su segundo gobierno le recomendaron tomar distancia del régimen chavista. 
    Ya en el 2003 Hugo Chávez se comparaba con Allende: "lo que le hicieron a (Salvador) Allende están tratando de hacernos a nosotros". 
   Cuando murió Chávez, La Fundación Allende saco el siguiente comunicado, en el 2014: “La Fundación Salvador Allende, Seccional Guayana, Estado Bolívar, hace llegar sus más sentidas condolencias a los padres, hermanos, hijos, nietos y demás familiares, por la pérdida irreparable de nuestro querido y apreciado presidente Hugo Chávez Frías, como también al pueblo revolucionario que sufre la terrible perdida, de quien aportó todo su esfuerzo físico y mental para transformar a Venezuela en un país de justicia, que pudiera llevar a su pueblo a la "máxima suma de felicidad" como dijera nuestro padre Libertador Simón Bolívar”. 
   En el 2015, la Radio Chile afirmó: “Hugo Chávez nos trajo a Salvador Allende al presente. Retomó en su tierra las banderas del Presidente Allende de la Unidad Popular y el pueblo chileno construyendo una nueva vía al socialismo del siglo XXI en la República Bolivariana de Venezuela”. Más claro que el agua. Sin embargo, los Socialistas históricos no dijeron nada sobre esa comparación. Se quedaron callados.
   Cuando Hugo Chávez comenzó con su gobierno, a un compañero de universidad que militaba el PPD, le dije que el ex militar golpista era el Salvador Allende venezolano y viceversa. Se enojó.
    En el 2015, cuando vinieron las esposas de los lideres venezolanos , escribí: “La oposición venezolana está más perdida que el teniente Bello. Lo ilustra las diversas declaraciones donde comparan al régimen de Maduro o Chávez con el gobierno de la Fuerzas Armadas y de Orden (1973-1990), y no contra la UP”. Lo correcto sería: “y no con la UP”. Se entiende. 
   En una entrada que escribí en septiembre del 2017 La Venezuela marxista y la Unidad Popular” deje entrever que eran lo mismo. 
  Cuando la diputada de Renovación Nacional, Camila Flores dijo que la situación que vive Venezuela es idéntica a la Unidad Popular, yo concluí con estas palabras: 
  “Salvador Allende fue nuestro Hugo Chávez y Nicolás Maduro.     Hugo Chávez y Nicolás Maduro son el Salvador Allende venezolano”.

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