miércoles, septiembre 29, 2010

Satisfaciendo a cada grupo para no tener opinión

Aún cuando estemos a fines de septiembre, no puede dejar de comentar las declaraciones del Presidente Piñera, ya sea el 11 de septiembre, ya sea sus palabras en el Congreso pleno celebrando el bicentenario, ya sea sus palabras fuera de protocolo en el día del Ejército, que a la izquierda no les gustó. Y por último, para rematar sus declaraciones de apoyo al Presidente de Colombia para enfrentarse con el terrorismo.

Pocos habrán notado que el Presidente Sebastián Piñera se contradijo en sus cuatro declaraciones. Para alguien que se guía por las encuestas y los grupos focus, no tiene nada de sorprendente. Un día apoyamos a los anti-aborto, por ejemplo, y al día siguiente, sin mediar ninguna reflexión, se apoya el grupo contrario, sólo porque trae más dividendos.

Veamos la primera desafortunada declaración : “Daba la impresión que Gobierno y oposición de la época se habían propuesto destruirse mutuamente y lo lograron y, de paso, destruyeron nuestra democracia”. No sé si esa declaración es producto del relativismo post-modernista que reino en los noventa o es una variación de la ambigüedad de la Democracia Cristiana chilena. Naturalmente, esa afirmación les gustó a la izquierda que a las personas de derecha, pues el progresismo les gusta una variación de la declaración del Presidente, a saber: “Todos somos culpables del derrumbe de la democracia”. Sebastián Piñera pone en el mismo nivel aquellos que defendieron la democracia y la libertad con los que usaron la violencia, el terrorismo, el matonaje y que quisieron instalaran un régimen totalitario. Ahora sabemos la respuesta del Presidente a su hermano José Piñera, cuando éste comparó a Allende con Hitler. ¿Dónde deja la declaración de la Contraloría, del Tribunal Supremo y el Acuerdo de la Cámara de Diputados de Agosto de 1973? Para Piñera, es lo mismo una persona que usa la violencia a una que no la usa en la política, es lo mismo un grupo que expropia empresas y tierras a uno que las defiende, es lo mismo un grupo que desprecia la democracia llamada despectivamente burguesa a un grupo que la defiende con los recursos de que dispone. Todavía el mundo artístico progresista, como el director Pablo Larraín y el escritor y guionista, Roberto Brosky se atreven calificarlo de conservador. Que yo sepa, a ningún conservador aquí en el la quebrada del ají podría en el mismo plano a los que apoyaron el totalitarismo comunista y aquellos que defendieron la democracia. Para alguien que se pavonea de admirar al ex Presidente Eduardo Frei Montalva, tengo mis dudas si leyó la carta que le envío a Mariano Rumor: “estaba absolutamente decidido a instaurar en el país una dictadura totalitaria y se estaban dando los pasos progresivos para llegar a esta situación, de tal manera que ya en el año 1973 no cabía duda de que estábamos viviendo un régimen absolutamente anormal y que eran pocos los pasos que quedaban por dar para instaurar en plenitud en Chile una dictadura totalitaria”, o si conoce la entrevista al diario español ABC: “Los militares fueron llamados, y cumplieron una obligación legal, porque el Poder Legislativo y el Judicial, el Congreso y la Corte Suprema, habían denunciado públicamente que la Presidencia y su régimen quebrantaban la Constitución….Allende vino a instauran el comunismo con medios violentos”. Si leyó el Acuerdo de la Cámara, en que acusa al Gobierno de la Unidad Popular del: “propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado y lograr de ese modo la instauración de un sistema totalitario,”. A veces, tengo mis dudas si el actual mandatario, en realidad, estudió en Harvard, pues sería incapaz de elaborar un breve ensayo de tres páginas sobre un cuento de Edgar Allan Poe. Digo esto, porque muchos estudiantes de la ingeniería o economía que hacen post-grados en dicha universidad, se asombran que los profesores le pongan de tareas escribir ensayos sobre tal o cual tema, cada semana tal como lo retratan en la película de los noventa ‘Tierra de Sombras’. Ya vimos para maremoto el precio de no saber redactar, a propósito del fax del Shoa.


Luego para su discurso en el Congreso Pleno reiteró sus declaraciones que realizó el sábado 11, que el pronunciamiento : “ciertamente fue evitable, pero obedeció a una democracia que venía enferma desde mucho antes. Enferma de exceso de ideologismo, violencia. Por eso mismo tenemos que saber aprender de nuestra historia". Esta vez, a la izquierda no les gustó. Si era evitable, ¿Por qué el ex Presidente Eduardo Frei Montalva afirma, en el Acta de Rivera: “Nada puedo hacer yo, ni el Congreso ni ningún civil. Desgraciadamente, este problema sólo se arregla con fusiles,”?

Además, sus declaraciones confunden más a las nuevas generaciones.

Las palabras del mandatario es el resultado de la descomposición moral de la llamada ‘patrulla juvenil’ de los noventa conformada por el propio Piñera, Lily Pérez, Alberto Espina y Andrés Allamand. Este último junto con el ex jefe de SII de tiempos de Pinochet, Felipe Lamarca no dijeron nada de los disparates que escribió el ex terrorista, Max Marambio cuando fueron invitados al lanzamiento del ‘Las Armas del Ayer’. Después tenemos los clones, Rubilar, quien asistió a un homenaje a Allende, el diputado Monckeberg recomendado hacernos la lobotomía al visitar el Museo de la Memoria, Francisco Chahuán, quien les interesa los temas de futuro, pero evade los del pasado. En fin, el mismo sector de RN, que censuró al ex embajador Miguel Otero. Casi olvido, al actual ministro de Interior, Hizpeter que pertenece al mismo equipo.

Después, para la Parada Militar afirmó que las Fuerzas Armadas están : “para defender nuestra patria y para ir en tu ayuda, cada vez que las circunstancias lo requieran o cada vez que la naturaleza nos golpee con sus fuerzas”. Los militares contentos. Sin embargo, en la semana había sostenido la sociedad chilena estaba enferma. ¿Ello incluye a las Fuerzas Armadas que defendieron la Patria de la embestida totalitaria comunista de izquierda?

Y estando en ONU, el presidente Piñera apoyó al presidente colombiano, José Manuel Santos, tras la muerte del guerrillero Jorge Briceño, alias "El Mono Jojoy, en la que declaró: “pero muchas veces la debilidad frente al terrorismo y frente a la guerrilla produce más daños que combatirlas con vocación, con fuerza y compromiso”. Antes había dicho, que la muerte del guerrillero “le hace bien a la humanidad”. Sebastián Piñera con su declaración relativista del 11 de septiembre, fortaleció a la izquierda que se pavonea de su pasado terrorista y mostró debilidad. En cambio, el actual mandatario le dió la espalda a los militares que combatieron el terrorismo del Mir, del FPMR y del Frente Lautaro, que están presos injustamente, al no respetar su compromiso antes de la elección. La muerte de los grupos terroristas chilenos constituye una violación a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad. La muerte del terrorista y fundador del Mir, Miguel Enríquez no es un “bien a la humanidad”, sino una “víctima de la dictadura” y de todos aquellos que pensaban como él.

En agosto, el diario ‘El Mercurio de Santiago’ anticipo que el Gobierno para estas fiestas del bicentenario recién pasadas querían “instalar el perfil de "estadista" de Piñera, tomando distancia de los conflictos políticos diarios y pidiendo trabajar en conjunto”, invitando a los ex presidentes de la Concertación como símbolo de la ‘unidad nacional’. Y así, zanjar el petitorio sobre el indulto de la Iglesia Católica chilena. Las personas serias de este país, sabemos que la unidad nacional y la reconciliación pasa por liberar a los militares. Si no es así, es pura farándula política, que es algo que le gusta a Piñera.

Ahora bien, si el presidente Sebastián Piñera es conservador y estadista, entonces, yo soy Jesús o Buda.

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sábado, septiembre 18, 2010

Una Independencia que no es tal



Parece que los números terminados en cero provocan un encanto espacial. Así, lo vimos primero cuando llegó el 2000, el cual se veía lejano para las personas que nacieron a mediados del siglo XX, y así lo hemos vivido al celebrar los doscientos años de la supuesta Independencia. Los únicos que han celebrados sus doscientos años de vida independiente en las Américas, son los norteamericanos, porque la fecha que celebran corresponde a su independencia de Gran Bretaña. Tal es su independencia, que ni siquiera se les ocurrió sumarse Commonwealth.

¿A quién se le ocurrió maquinar la idea de celebrar una fecha que no es tal? Hace tiempo leí en otro blog, que un representante del nacional-sindicalismo chileno culpaba a los liberales de iniciar la República en 1810. ¿Por qué en 1810 y no en 1818? ¿Por qué la promueven? ¿Por qué el mundo universitario no se encarga de desmentirlo a través de los medios?

La declaración de la Independencia fue en rigor en 1818. Entonces, ¿Por qué dos veces en nuestra historia hemos insistido en esta misma mentira? Quizás, aquí esté el origen de la política del realismo mágico, que tanto les gusta a los hispanos parlantes. Una política alejada de la realidad y de la naturaleza humana, al contrario de los Padres Fundadores de los Estados Unidos.

Este 18 de septiembre lo único que estamos celebrando no es la Independencia, sino nuestra lealtad a la Corona Española. El Acta de la Primera Junta de Gobierno reza:

y a ejemplo de lo que hizo el señor gobernador de Cádiz, depositó toda su autoridad en el pueblo para que acordase el Gobierno más digno de su confianza y más a propósito a la observancia de las leyes y conservación de estos dominios a su legítimo dueño y desgraciado monarca, el señor don Fernando Séptimo...defender al reino hasta con la última gota de su sangre, conservarlo al señor don Fernando Séptimo y reconocer al Supremo Consejo de Regencia...Todos los cuerpos militares, jefes, prelados, religiosos y vecinos juraron en el mismo acto obediencia y fidelidad a dicha junta instalada así en nombre del señor Don Fernando Séptimo, a quien estará siempre sujeta

Sin embargo, tampoco nadie ha explicado porqué estando el Rey Fernando VII preso por Napoleón, quien puso a su hermano José Bonaparte, el poder vuelve al ‘pueblo’, que se organizó a través de Juntas. ¿Por qué el poder no lo tomo algún otro aristócrata o noble? La razón se debe a que la Corona Española se regía con el código medieval conocido como Las Siete Partidas de Alfonso X. En efecto, la II Partida de la Ley Nº 3 titulo 15 se refiere a la sucesión. En ella, se establece que en ausencia del rey, se debe establecer una Junta de Gobierno. Cabe señalar que la Constitución Española de 1978 recoge aún ese punto. La versión de corta de esa Partida, es que el poder viene de Dios, éste se lo pasa al pueblo y finalmente, llega al monarca. Como se ve es lo opuesto al Absolutismo. Sabemos que la palabra 'pueblo' es un entelequia, si nos guíamos por el individualismo metodológico.

Cuando estaba en la enseñanza media, me gustó que el historiador Jaime Eyzaguirre rescatase esa teoría sobre el origen del poder para ponerlo en contrapunto con las ideas de la ilustración francesa y al absolutismo. Como también me gustó cuando supe mucho más tarde de la Escuela de Salamanca, cuya importancia en la historia del pensamiento económico ha sido reconocida por el liberal Friedrich von Hayek y el libertario Murray Rotbarth. En el país, el único que la ha rescatado fue el fallecido Álvaro Bardón, quien le dedicó una columna. El ex Presidente Eduardo Frei Montalva menciona al padre Mariana para justificar el derrocamiento de Allende.

Lo que me llama la atención, es que siempre personas de derecha rescatan la obligación que se puso la Primera Junta de Gobierno: “que siendo el principal objeto del Gobierno y del Cuerpo representante de la patria, el orden, quietud y tranquilidad pública,…en manifestación de la gratitud que merecía a este generoso pueblo, que teniéndole a su frente se promete el Gobierno más feliz, la paz inalterable y la seguridad permanente del reino”.

Me parece que la obligación que se puso la Primera Junta de Gobierno está en consonancia con el modo de vida de los hacendoso y laboriosos hobbits de Tolkin.

Se puede tener democracia con orden y libertad. ¿Alguien me puede explicar porqué los Padres Fundadores de los Estados Unidos no se consideraban demócratas?

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miércoles, septiembre 15, 2010

Los extranjeros y el once de septiembre de 1973

Hace tiempo tenía pensado comentar algunos juicios tienen los extranjeros sobre Pinochet, para mostrar cómo repiten los clichés de la izquierda: los militares y las víctimas, sin darse cuenta. Tan bien ha funcionado la propaganda izquierdista, desde que fracaso su intento de instalar una dictadura comunista con el gobierno de la Unidad Popular, que creen por así decirlo, que las sombras que describe Platón en el Mito de la Caverna corresponden a los objetos reales. Dicho con otras palabras, no se dan cuenta que están inmersos en una especie de Matrix como en la película del mismo nombre. Así, si el progresismo o la vieja izquierda marxista leninista afirma que Pinochet tuvo contacto con hombrecitos verdes, los extranjeros de derecha lo van repetir tal como han hecho con el Informe Rettig y Valech, sin previo examen. Luego saber las opiniones del ex miembro de la Comisión Rettig José Zalaquett sobre quienes violan los derechos humanos , me no cabe duda que el Informe Rettig carece de seriedad. Lo mismo al saberse de las personas que se hicieron pasar por torturadas con el Informe Valech. ¿Cómo los miembros de la comisión Valech les pasaron gato por libre? Me convenzo, como decía el fallecido historiador, Gonzalo Vial Correa, que es imposible esa comisión haya tratado los 30.000 casos en el tiempo que tuvo.

La izquierda ha querido mostrar que los militares se fueron contra sus propios conciudadanos, por no decir, el pueblo, ya sea primero con la intervención militar, ya sea después en la lucha contra el terrorismo entre 1973 y 1990. El periodista Mario Spataro en “Pinochet: las ‘incómodades’ verdades” sin embargo lo refuta, que cuando hubo caído el régimen de Allende: “En un amplio recorrido por Santiago, el Canal 13 mostró las poblaciones marginales cubiertas de banderas chilenas”.Basta recordar las palabras de la abogada del ex CDE mencionadas anteriormente: "La especificidad de los delitos contra los derechos humanos perpetrados por fuerzas armadas y de orden contra habitantes del mismo país de pertenencia”.

Lo que ocurre con Chile lo mismo sucede con Argentina. Algunos de derecha liberal o conservadora de extranjero les encantan decir que murieron 30.000 personas en Argentina, cuando el Informe Sábato sostiene que murieron 8000. Desde luego, que no contabilizan a los muertos que dejó el terrorismo en tiempos de Isabel Perón, es decir, en democracia. Así, se convierten en tontos inútiles.

Un ejemplo de la desinformación que reina en Europa, uno lo puede ver en el columnista del diario LibertadDigital, José Carlos Rodríguez : “Recordemos que la dictadura comenzó por hacer en economía la correspondencia exacta de su política; el socialismo por otros medios. Sólo cuando el país, y con él el propio régimen, se vio en peligro, el Gobierno recaló en los técnicos. Con la suerte que éstos eran un grupo de jóvenes que venían de la Universidad de Chicago con muchas ideas y una sola: liberalizar la economía de su país”. Falso. Quien tuvo la visión de que se necesitaría un plan económico para sacar a Chile de la crisis en que lo estaba arrastrado la Unidad Popular, fue el almirante Tobirio Merino Castro, quien le encargó al oficial en retiro Richard Kelly. Éste, a su vez, fue capaz de reunir a los jóvenes economistas en la ciudad de Viña del Mar en tiempos del gobierno de Allende. Producto de ello, nació ‘El Ladrillo’. Luego, cuando se hubo instalado el Gobierno Militar, fue el almirante Merino, quien convenció a Pinochet de los Chicago Boys y de la apuesta por el mercado. Pues, hay recordar que dentro del Ejército había muchos oficiales convencidos que la economía socialista era todavía la solución. En tanto, la oposición a la Unidad Popular no sabía cómo sacar al país del callejón sin salida, a lo cual condujo el gobierno socialista. En fin, lo que dice el español José Carlos Rodríguez no deja ser una fantasía, un deseo. Luego más adelante habla: “Resulta incómodo hablar del éxito de Chile, porque el modelo se comenzó a forjar bajo una feroz dictadura”. Igualmente a este columnista le gusta atribuirle los “crímenes que se cuentan por tres millares”, olvidándose donde hubo una lucha entre 1973 y 1978, contra el terrorismo. Y concluye en otra parte: “Ha sabido instaurar una democracia después de una dictadura brutal, ha sabido mirar hacia delante más que hacia atrás, sin mirar por ello a otro lado frente a los crímenes del régimen de Pinochet”. Sin embargo, los tontos inútiles de la derecha extranjera, nada dicen de los crímenes de la izquierda con el terrorismo, que comenzaron en democracia. La violencia política que comenzó la izquierda en democracia solamente a afectó al menos del 1% de la población que había en 1973, ya sea con la había a principios de 1990. Y así, hablan de ‘feroz dictadura’, ‘dictadura criminal’, ‘violencia excesiva’ y ‘dictadura brutal’, entre otras expresiones. Además, si gran parte de la ciudadanía, por no hablar de la entelequia ‘el pueblo’, a través del Acuerdo de la Cámara de Diputados pidió la intervención militar, como ultima ratio. Después de todo, el ex Presidente Eduardo Frei Montalva en el Acta de Rivera, sostiene: “Esto problema sólo se arregla con fusiles”.
Por su parte, el economista argentino Alberto Benegas Lynch justifica la rebelión del 11 de septiembre, basándose en tres aspectos. Notése que usa la palabra ‘rebelión’, no golpe de estado para referirse al levantamiento civil y luego militar: “En primer término, la justificación al derecho de resistencia tan caro a las tradiciones liberales, contemporáneamente desde Sidney y Locke, a la Declaración de la Independencia estadounidense que enfatiza que si cualquier forma de gobierno atenta contra las libertades de las personas "está en el derecho de la gente alterarlo o abolirlo e instituir un nuevo gobierno". Lo mismo había ocurrido en Inglaterra con la sublevación contra Jacobo II y, posteriormente, contra el despotismo español en Sudamérica o la invasión aliada contra Hitler”.

Algo parecido dice José Piñera en su libro ‘Una Casa Divida’.

En el mismo tono de Rodríguez, aunque más objetivo es el mejicano Ricardo Valenzuela , quien afirma: “Se iniciaba así un capítulo de nuestra historia que enfrentaría con pasión a la comunidad internacional durante las siguientes casi dos décadas: la férrea dictadura de un hombre que, en lo político, se le llegaría a considerar el verdugo de opositores y de la democracia chilena y, en un confuso contraste, el arquitecto del milagro económico del país andino que hoy día lo clasifica como el único desarrollado en América Latina”. Obsérvese la expresión ‘se le llegaría a considerar verdugo de opositores’. Es la típica expresión de izquierda, aun cuando Valenzuela no es de izquierda, para referirse a la lucha contra la subversión. O la otra que repite que los perseguían por pensar distinto.

Otro ejemplo de lo que hablo, lo ilustra el periodista conservador norteamericano, Robert D. Kaplan en ‘El retorno de la antigüedad: la política de los guerreros': “El dictador chileno Augusto Pinochet, por otro lado, empleó una violencia excesiva y, por lo tanto, carece de la virtud maquivélica”. Creo que si hubiese estudiado la Guerra Civil del 1891, sabría lo que es violencia excesiva. Si hubiese conocido la opinión del dirigente socialista chileno, Clodomiro Almeyda, quien dijo que tendríamos una guerra civil como la española, que costó un millón de vidas, agradecerían a los militares por reducir la mortandad: “Yo me inclino a creer que es más probable que tome la forma de una guerra civil revolucionaria, a la manera española, con intervención extranjera, pero de curso más rápido y agudo”. Naturalmente, la culpa la tiene Pinochet.
No sé que les molesta más, que los militares hayan hecho una transformación económica liberal y política, mientras combatían la subversión. Lo que significa, naturalmente, muertos por uno u otro lado o que asocien a Pinochet con el liberalismo o la derecha. Pinochet, simplemente, tomó una decisión y acertó, mucho antes que Thatcher o Reagan. Nadie dijo que sería fácil. De lo que estoy cierto de que extranjeros como Rodríguez o Kaplan, si lo trasladáramos en un viaje en el tiempo, sin los conocimientos que se tiene ahora, no sabrían cómo sacarnos del callejón sin salida que llegó el país. Lo más fácil es ser general después de la batalla.

Se entiende porque personas de derecha están tan desinformadas, pues el periodista inglés Paul Johnson lo aclara: “Pero al evitar la transformación de Chile en un satélite comunista, el general se granjeó el furioso odio de la unión Soviética, cuya maquinaria propagandística le demonizó con éxito entre los intelectuales de todo el mundo. Fue el último triunfo del KGB antes de desvanecerse en la papelera de la historia. Pero Pinochet sigue siendo un héroe para mí porque conozco los hechos”. Pocos son valientes como este inglés al defender a Pinochet.

Agradezco a los militares que nos hayan salvado de la esclavitud comunista, que por cierto, el actual progresismo no se niega aún reconocer su pasado totalitario, fascista, guerracivilista y terrorista.

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jueves, septiembre 09, 2010

La broma de los derechos humanos

Más de una vez he criticado a los abogados de los derechos humanos o derechos de la izquierda, ya sea por su parcialidad, ya sea por defender a los terroristas. Pues, los únicos que tienen derechos son las personas ligadas a la izquierda. A los demás, hay negarles la sal y el agua, e incluso los derechos más elementales que están previstos en nuestra legislación. Pero, como son del otro lado, buscan cualquier pretexto para no aplicarlos.

Por el blog de Hermógenes Pérez Arce confirmo lo que siempre había pensado de los abogados de derechos humanos. En efecto, don Hermógenes cuenta que escuchó en Radio Agricultura al abogado José Zalaquett, quien sostuvo que los militares violan los derechos humanos dando simplemente razones arbitrarias de ser violadores de los humanos, en cambio los terroristas, según él mismo abogado, no violan los derechos humanos. Tal cual. Claro como el agua. Por eso, más de una vez he criticado al señor José Zalaquett, quien no tiene ninguna autoridad en materia de derechos humanos. Sólo un tonto se deja atrapar por la supuesta autoridad que dicen tener algunos señores.

Y propósito de la huelga de los terroristas mapuches, otro abogado de derechos humanos, Hernán Montealegre expresó en ‘El Mostrador’: "Evidentemente que el terrorismo existe y que es un tipo de delincuencia distinto a la delincuencia común. Organizaciones terroristas han existido en muchos países: el IRA en Irlanda, la ETA en España, Al Qaeda…En Chile la verdad no logro configurar las características de estas organizaciones para homologarlas con algún grupo chileno. Desde luego la idea de Pinochet de que aquí había terrorismo es falsa. La esencia del acto terrorista es que comete delitos contra las personas o la propiedad pero, lo que le interesa no es dañar a esa persona o propiedad, sino a través de eso producir alarma en conjunto o parte de la sociedad”. Se nota las simpatías del escritor hacia el terrorismo chileno, que comenzó a fines de la década del sesenta del siglo pasado. Además, se le nota el neolenguaje del abogado. Antes cuestiona el artículo de la Constitución del 80, en que dice el terrorismo es contrario a los derechos humanos. Pues, como dice el abogado: “Con eso se sostuvo lo que Pinochet siempre quiso transmitir: los que de verdad violaban los derechos humanos eran los terroristas y no ellos”.

Otro ejemplo de lo que hablo, es el reciente libro que publicó la ex abogada del Consejo de Defensa del Estado, Clara Szczaranski en la que estuvo presente el senador Hernán Larraín, quien no creo que haya tenido coraje intelectual para rebatirle al ex comunista. La señora Szczaranski: "La especificidad de los delitos contra los derechos humanos perpetrados por fuerzas armadas y de orden contra habitantes del mismo país de pertenencia”. Nótese la expresión: “delitos contra los derechos humanos perpetrados por fuerzas armadas y de orden contra habitantes del mismo país de pertenencia”. Los abogados de izquierda como esta arpía quieren dar la impresión de que las fuerzas armadas y los organismos de seguridad atacaban indiscriminadamente a los civiles. Nada más falso, pues lo que así procedían eran los terroristas, ya sea a fines de la vieja democracia (1967-1973), ya sea durante el Gobierno Militar. De hecho, lo refuta la declaración de la Cámara de Diputados de agosto de 1973.

Lorena Fríes, del Instituto de Derechos Humanos, quien dijo que el actual ministro de Interior, Rodrigo Hizpeter apoyaba esa institución. Fríes declaró sobre el Presidente : “deslindarse de esa derecha vinculada a las violaciones del pasado y en ese sentido estamos apostando ambos a ganador”. No me extraña, si Hizpeter dijo que ganamos con las banderas de la izquierda. Fríes dijo en ‘La Segunda’: “¿qué tienen en común los pueblos indígenas, con los temas del matrimonio gay, de la discriminación a las mujeres, o incluso, con los de los privados de libertad con malas condiciones carcelarias? El principio de la igualdad. Ese será nuestro gran tema”. Precisamente, el gran tema no es la igualdad, sino la desigualdad que promueve esa institución al no respetar las leyes que favorecieron a los terroristas. A raíz de la huelga de hambre de los terroristas mapuches, la directora se mostró preocupada. Sin embargo, no muestra interés por el cáncer que afecta a los uniformados en Punta Peuco y Cordillera. Naturalmente, si fuesen terroristas, la señora Fríes estaría dando su opinión.

Para que vean que es una broma de mal gusto todo lo que huela a los derechos humanos, incluyendo la Brigada de Derechos Humanos de la PDI, me contaron que entre las personas procesadas por el caso de terrorista Woodward, arrestaron a un sub oficial de la armada retirado, el mayor Leiva, quien tiene 92 años y padece de Alzheimer. Lo cuidan sus dos hijas. La última vez que vi ese señor fue en funeral de un conocido de ambos. Seguramente, la jueza lo interrogó. No lo interrogó. Estamos ante un justicia, además, prevaricadora, una justicia desquiciada.

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