Sacando la inmundicia
Aunque el mundo se encandile con Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, obviando la corrupción que instaló el primero y el desgobierno del segundo, en Chile existen presos políticos a quienes no se les respeta y aplica las leyes. Estos presos políticos no están entre comillados como los terroristas indultados por el ex Presidente Demócrata Cristiano, Patricio Aylwin, que la prensa cobarde de la época los calificaba de “presos políticos” en vez de calificarlos de terroristas.
Bueno los presos políticos son los militares que se enfrentaron con el terrorismo hace 35 años y que salvaron al país del totalitarismo marxista leninista. Ganaron la guerra, pero perdieron la posguerra. Desde luego, la izquierda con una maestría sacada del 1984, ha reescrito la historia. Así, el gran destructor del país, Salvador Allende es convertido en uno de los Grandes Chilenos en un programa de TVN. Los agresores se convierten en víctimas. El mundo al revés. La moral invertida, donde a los terroristas se le erigen monumentos considerados como ‘víctimas de la dictadura’ y donde reina la locura por sobre la sensatez. ¿Alguien puede creer ese desquicio que se llama ‘secuestro permanente’, que según los hombres de la Iglesia chilena y los abogados ‘progresistas’, los militares tienen secuestrados por treinta y cinco años en las cárceles donde ellos se hayan presos a personas?
Leyendo el sitio www.movimiento10deseptiembre.cl, leo una carta del ex general Hernán Nuñez Manríquez donde denuncia en que hay dos oficiales, ancianos que padecen una enfermedad terminal. Para ellos, no se les respeta su edad ni su enfermedad. En cambio a los terroristas. Recuerdo que durante el gobierno de Lagos, éste último indultó a un terrorista que tenía cáncer. Desde luego, la movida para indultar a terroristas del Movimiento Izquierda Revolucionaria (Mir) y del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) estuvo monseñor Alfonso Baeza. Sin embargo, ese monseñor no se mueve por los dos oficiales ancianos. Después de todo, para la Iglesia Católica chilena, el terrorismo de los grupos de extrema izquierda de la década del setenta del siglo pasado, no constituye una violación a los Derechos Humanos.
Por otra parte, leyendo la bitácora de Bernardita Huerta descubro que dos personajes connotados de la política nacional cometieron una falta gravísima. Me refiero al ex Presidente Patricio Aylwin y el radical Enrique Silva Cimma. El delito que cometieron, según descubrió una señora, es que estos dos políticos dejaron a hijos con Síndrome de Down en la institución Pequeño Cottolengo. Ambas personas abandonas tienen actualmente cincuenta años. ¿Alguien lo puede entender? ¡Cuantas veces hemos caminado por la calle viendo a familias con un hijo, ya bastante adulto con esa enfermedad! Una vecina que hace poco murió de cáncer, acogió hace tiempo a una niña con esa enfermedad.
En cambio, para estos dos políticos le quedó grande el poncho. Prefiero citar una parte de la carta. Es más elocuente: “¿Como es posible que, según sus propios conceptos sobre el gobierno del Presidente Pinochet, hayan dejado a un ser indefenso en un país en el cual según ellos mismos se violaban los DDHH y quien gobernaba (según ellos), era un tirano, violador de los DDHH??? He ahí la inconsecuencia y esta es una de las pruebas más irrefutables de que ellos mismos, al dejar a sus hijos en Chile y partir a su autoexilio, sabían sobremanera que quedaban al cuidado en un país seguro”.
Ambos políticos se dicen defensores de los Derechos Humanos. Uno se dice cristiano y el otro exalta el humanismo laico. Creo que los dos no valen ni un pepino. Aylwin no tiene nada cristiano, ni menos el partido que milita.
Me quedo con el comentario de la señora que escribió la carta: “Tanto a los militares presos como a esos niños Down, NADIE, absolutamente NADIE les ha podido probar una sola muerte, sin embargo siguen encarcelados o internados, sólo porque les MOLESTAN a estos chilenos mal paridos”.
Etiquetas: DD.HH., Democracia Cristiana, Igualdad ante ley, Patricio Aylwin, Salvador Allende