jueves, marzo 29, 2012

Estado de Izquierda




Una de las características de la democracia liberal es el Estado de Derecho, que es una forma en que los seres humanos hemos encontrado para convivir y no vivir bajo la ley de la selva. El Estado de Derecho supone la igualdad ante la ley y no estar al arbitrio de quien esté gobernando el país. El imperio de la ley o rule of law.
Desde hace un buen tiempo en Chile no se vive bajo el Estado de Derecho, sino bajo el Estado de Izquierda. ¿Cuáles son las características de ese Estado? Las leyes vigentes se las pasa a llevar, sólo los militares violan los derechos humanos, la prevaricación es una virtud como asimismo el perjurio, se inventan delitos como el secuestro permanente, en otras se condena con delitos que no son retroactivos, la ley de Amnistía rige sólo para los terroristas, la justicia no investiga los crímenes de la izquierda, las tomas de colegios y sedes partidarias son legítimas, la violencia de los actores sociales no es condenada. Asimismo, los que dañan la propiedad pública y privada son considerados héroes por el mundo académico progresista, ya sea Vallejo y Cía o los tres representantes del ´Movimiento social de Aysén´.
Otra característica del Estado de Izquierda, es que se habla mucho de la igualdad, de la no discriminación, contra el odio y la diversidad. Con todo, los mismos que promueven estas políticas funan, tienen su minuto del odio al referirse a los militares que combatieron al terrorismo, discriminan ya sabemos a quienes y no permiten que en los textos de historia se hable del ´Gobierno Militar´ en vez de dictadura y se burlan de los que defiende la familia y son del movimiento pro vida. Nos imponen su visión de la historia en los últimos cuarenta y cinco años o más. Y así quiere promover el día de la Diversidad.
En el Estado de izquierda, los matones que hacen barricadas, quemas autos y buses, son considerados por los intelectuales progresistas como el nuevo ciudadano. En cambio, a los militares presos se les niega hasta la salida dominical, que los terroristas gozaron durante la Concertación. Además, los militares octogenarios son considerados un peligro para la sociedad. Por otra parte, los jueces de garantía colocados por la izquierda liberan a cuanto asesino y violador, aun cuando están todas las pruebas.
La Concertación tiró por la borda el Estado de Derecho, cuando no respetó la igualdad ante ley y la ley de Amnistía. Luego le siguió Camila Vallejo cuando llamó romper la institucionalidad vigente. Como es inconsecuente como todo espécimen de la izquierda, dos días después estaba en los Tribunales de Justicia buscando amparo.
Son conocidas las palabras de Allende y de varios líderes socialistas sobre lo que pensaban sobre el Estado de Derecho. Ellos querían poner los tribunales populares de las dictaduras comunistas. Como Vallejo, después del 11 de septiembre mostraron ser inconsecuentes. Alegan contra los fallos de la justicia militar los mismos que no creían en Estado de Derecho y creían en la justicia del sádico argentino: ¨primero te fusilo, luego te pregunto¨. Y también alegan que la justicia les negó los recursos de protección. Apelan a la Convención de Ginebra, cuando ni siquiera eran un ejército regular, sino terroristas.
Después de tanto derramamiento inútil de sangre por parte de la izquierda, parece que todavía no aprenden. Los actores de los movimientos sociales se comportan igual que la izquierda a fines de los sesenta. Y los académicos no se quedan atrás, repitiendo las mismas palabras de Allende y Luis Maira. El primero sostuvo que "tras la expresión 'Estado de Derecho' se esconde una situación que presupone una injusticia económica y social entre chilenos que nuestro pueblo ha rechazado. Pretenden ignorar que el Estado de Derecho sólo se realiza plenamente en la medida que se superen las desigualdades de una sociedad capitalista". El ex diputado afirmó: "que el problema de fondo no es otro que el Estado de Derecho y su justa correlación con las transformaciones económicas indispensables". Así, el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Austral de Chile, Pablo Marshall escribe en su columna ´Violencia, movilizaciones y ciudadanía´, las siguientes barbaridades a raíz del envió de la Fuerzas Especiales en Aysén: ¨La finalidad de estos métodos es evidente. Ellos configuran la última instancia de un régimen administrativo de la sociedad que tiene como finalidad lo que eufemísticamente se denomina orden público e incluso estado de derecho, pero que no es sino la eliminación de toda forma de expresión propiamente política¨. Que un profesor de derecho diga tantas leseras, se entiende solamente que es un producto de la Concertación.
Una de las peticiones del movimiento de Aysén era, pues, eliminar el impuesto a los combustibles. La diferencia entre ellos y yo, es que yo no incendiaría neumáticos ni pondría barricadas en la calle Libertad de Viña del Mar o en la avenida Pedro Montt, en Valparaíso. Si quiero protestar, no voy afectar a terceros; cosa que el profesor Marshall no entiende. Aquí no se trata de “establecer la estigmatización criminal de los movimientos sociales y proteger los poderes económicos amenazados por las demandas sociales”. Por esa razón, le desagrada que le digan: “El Gobierno tiene que gobernar para todos los chilenos y no sólo para quienes protestan”. Los actores sociales que son una minoría tienen derecho a sentarse encima de los demás, sin embargo, el resto no puede sentarse encima de los agitadores sociales o matones.
La izquierda chilena quiere tirar por la borda, uno de los aportes de Occidente, como dice el escritor Ibn Warraq en su libro ´The West is the best´:Las grandes ideas de Occidente: el racionalismo, la autocrítica, la búsqueda desinteresada de la verdad, la separación Iglesia-Estado, el Estado de Derecho, la igualdad ante la ley, la libertad de conciencia y de expresión, los derechos humanos, la democracia liberal, son, sin duda, un logro para cualquier civilización”.
Después de todo, la periodista italiana Oriana Fallaci sostenía que el progresismo es igual que el Islam.

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martes, marzo 20, 2012

El delito es aplicar la ley



Desde que comenzó la revolución comunista en Aysén con bombas molotov requisadas, varios autos destruidos y convertidos en barricadas, naturalmente la toma de los caminos principales de la XI Región, los medios y los políticos de oposición más algún oportunista de la Alianza en el parlamento, culpan al Gobierno de la violencia. Por una parte, me extraña que los reporteros no hayan identificado a los dueños de los vehículos dañados. Por otra parte, me parece sospechoso que los dueños de esos automóviles no hayan presentado una querella o que hayan denunciado a la prensa. Tengo el vago presentimiento que esas personas están bajo amenazas, por eso, no hablan.



En el post anterior denuncié como un hombre de Dios, miente y fomenta la violencia: “
El Gobierno ha puesto la violencia”. Justo después de haber visitado Santiago y de haber presentado el pliego de peticiones en La Moneda, el obispo de Aysén, Luis Infanti, por los medios mostraron cómo fue quemado un bus de las Fuerzas Especiales de Carabineros. En otras palabras, la autoridad hace tiempo que está sobrepasada. Y la quema del vehículo es un desprecio.
Desde luego, que para los progres, tanto intelectuales como políticos, ejercer la autoridad es sinónimo de autoritarismo, pinochetismo y fascismo. Espero, dicho sea de paso, que estos mismos individuos no vean esas series norteamericanas cuyo título es Law &Order y se vayan a pasar sus vacaciones en un país en guerra interna, si tanto les gusta el desorden y el caos. Así tenemos que el asesor de Ricardo Lagos, Ernesto Ottone en una columna aparecida en la semana pasada, sostiene que El orden público es un bien a defender, pero no un ídolo que se construye con la dura madera de los bastonazos”. ¿Para qué tenemos gobierno? Los progres chilenos se olvidaron de las palabras de Madison: “Si los hombres fueran ángeles, no sería necesario ningún gobierno”. Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Camilo Ballesteros se ha comportado como matones. En los mismos pasos están los líderes del Movimiento Social de Aysén, Iván Fuentes y Misael Ruíz. Luego agrega: “El Gobierno debe hacer oídos sordos a los aprendices de brujos, que gustan de nostálgicos tonos autoritarios y lo llevan por el camino de la polarización”. Ejercer la autoridad y aplicar las leyes correspondientes equivale a ser "nostálgicos de tonos autoritarios”, y por tanto, el Gobierno es el responsable y no los activista sociales. En la misma línea de Ottone, tenemos la columna del abogado demócrata cristiano, ex sub secretario del Ministerio de Interior de Lagos y ex ministro del Tribunal Constitucional, Jorge Correa Sutil, titulada: “La doctrina de Piñera del orden público”. El primer párrafo desnuda el pensamiento progresista :”El Gobierno ensaya en Aysén su nueva política de no dialogar con movimientos que mantengan alterado el orden público. La doctrina puede ser sabia, pero como la van aplicando estas autoridades, amenaza con deplorables resultados”. O sea, es bueno incendiar el país. Sutil se contradice como político, pues el ex presidente Ricardo Lagos no tuvo problemas en aplicar la Ley de Seguridad de Interior del Estado, cuando los líderes de la locomoción colectiva alteraron el orden público en Santiago. Y finalmente, el profesor de Derecho y asesor de Lagos en materias culturales, Agustín Squella comenta en la sección Libros de ‘El Mercurio’ el último libro de Lagos, “El Chile que viene”. Allí, vemos de nuevo el desprecio del orden público, la paz y la tranquilidad, cuando la izquierda no está en el Gobierno: “Pero para lograrlo se requieren reformas políticas de envergadura, que no continúen siendo postergadas en nombre del buen estado de la economía interna o del inmovilismo que los conservadores llaman gobernabilidad”. De nuevo los políticos de la Concertación se contradicen, pues lo que ellos ufanan como coalición, es que entregaron gobernabilidad por veinte años. Y por ello, se consideran exitosos. Me queda claro, que a los políticos progresistas les gusta estar siempre bajo la ‘revolución permanente’ del líder comunista León Trosky. Esto último lo confirman las palabras de Bachelet y Ricardo Lagos, al acoger la demanda de los estudiantes, y culpando a la derecha de no haber podido realizarlas. ¿Cómo la definiríamos? Marchas continúas, toma ilegal de propiedades y saltarse las instituciones de la República. La política se hace en la calle más no el parlamento y la deciden grupos de intereses que denuncian los intereses de los demás. En vez de emprender prefieren crear la atmósfera de descontento y así sentirse estar encima de la cresta de la ola revolucionaria.




Queda claro, por lo expuesto en el último párrafo que para la derecha el Estado de Derecho y los derechos humanos significan cosas distintas que a la izquierda.
A ello se suma las desafortunadas las palabras del recién nombrado presidente del senado, el senador socialista Camilo Escalona, quien dijo: Solicito, humildemente, a su excelencia, el Presidente de la República, el término de la violencia represiva”, con respecto Aysén. Sin embargo, esas palabras se condicen con otras que dijo antes: “Como Presidente del Senado, cumpliré sin dejar de ser lo que soy, un Senador de la República perteneciente a la oposición. Naturalmente, respetaré las obligaciones legales y constitucionales que esta responsabilidad significa”. Un poder del Estado le niega al Gobierno, que es otro poder del Estado, cumplir con sus obligaciones legales y constitucionales. El senador Guido Girardi de izquierda sostuvo que si se aplica la ley de Seguridad de Interior del Estado, "simboliza el fracaso del camino republicano".
Ergo, el Gobierno destruyo los automóviles, los carabineros incendiaron su propio vehículo, los agentes del Estado quemaron neumáticos en los caminos y colocaron las barricadas. Represión significa velar por el orden y la seguridad de las personas.
El ex parlamentario de derecha y abogado, Hermógenes Pérez de Arce en su blog, nos ilustra que desde el nacimiento de la República, se han dictado diversas leyes para mantener el orden público. Así menciona el artículo 126 del Código Penal que es del año 1874, que condena con castigo de reclusión o confinamiento, que van desde 61 días hasta tres años de cárcel a "los que se alzaren públicamente con el propósito de... arrancarles (a los poderes constitucionales) resoluciones por medio de la fuerza". Y supongo que también habrá ocurrido en la Colonia, y en cualquier período de la historia humana con el único propósito de que podamos convivir.



Ahora bien, la institución que está bastante descarriada es, pues, la Iglesia Católica chilena. Así lo vemos en la declaración pública que saco a favor de los aiseninos,
cuyo título es: “Junto con la comunidad de Aysén en esta hora delicada”. Se me caen las lágrimas el puro nombre del documento. Monseñor Ricardo Ezzati Andrelo, arzobispo de Santiago afirma: “Nos duele y preocupa que la violencia en el accionar y en el discurso termine torpedeando los acuerdos, contra la voluntad mayoritaria de buscar soluciones reales en un clima de paz y respeto”. Sin embargo, no denuncia quien ejerce la violencia. Luego agrega: “A todas las personas e instituciones directa e indirectamente involucradas en este conflicto, les pedimos con toda nuestra fuerza desplegar sus mayores esfuerzos para evitar la violencia. Cuando se anteponen al diálogo la presión ilegítima, las amenazas e intransigencias, la fuerza desplaza a la razón y es la comunidad en su conjunto la principal perdedora”. Nótese el tiempo en que se escribe la siguiente frase: “les pedimos con toda nuestra fuerza desplegar sus mayores esfuerzos para evitar la violencia”, como si no existiese las bombas molotov decomisadas, los autos particulares destruidos, el desabastecimiento generalizado que tuvo la comunidad de Aysén, la toma de puentes y rutas principales, y para rematar la quema del bus que transportaba las Fuerzas Especiales. Repito porque bordea en la locura de la declaración del Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile. Monseñor Ezzati: “desplegar sus mayores esfuerzos para evitar la violencia” ¿En qué país viven? ¿Por qué tanto asombrarse, si el arzobispo realizó la gestiones para que los mapuches terroristas que emboscaron un fiscal y su comitiva tuvieran un trato preferencial? ¿A qué le llaman ‘la presión ilegítima’? ¿Quién la ejerce? ¿El Gobierno o los actores sociales? Si la Iglesia piensa que es el primero, entonces como país nos vamos a las pailas, para usar una expresión que dijo un político oficialista.



Más aún, llegan a ser un desatino y caradura las palabras del agitador social, Iván Fuentes , quien a raíz de la querella contra veintidós personas involucradas en actos vandálicos en Aysén diga: solicitando que retiren aquello (las querellas) para poder empezar a caminar como corresponde con gente civilizada, con gente del siglo XXI no con gente del siglo XIX hacia atrás”. Y agregue: “hay que entenderse desde el intelecto y no por la ley del garrote”. Si quiere hacer gala del intelecto, que renuncie a la toma de caminos y de hacer barricadas. ¿Qué hizo el señor Fuentes para impedir que se incendiara el bus de las Fuerzas Especiales? Naturalmente, la aplicación de la Ley de Seguridad del Interior del Estado no es contra los tres cabecillas del movimiento como tampoco se atrevieron culpar a Vallejos y Cía de los destrozos a la propiedad pública y privada. ¿Qué entiende el señor Fuentes por “caminar como corresponde con gente civilizada”? En otras palabras, la querella no es contra los autores intelectuales.


Los agitadores sociales están amparados por hombres de Dios, políticos e intelectuales que entienden que sus actos (delictivos) no traen consecuencias. Por eso, a la aplicación de la ley la denominan autoritarismo o represión. El delito es aplicar la ley.


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viernes, marzo 16, 2012

No basta con rezar hay que dejar la embarrá



Desde que comenzó un nuevo frente de problemas en la Región Aysén para el Gobierno de Sebastián Piñera, creados por los comunistas, algunas personas en vez de mediar le ponen más leña al fuego. Más aún, tergiversan la realidad.
Para algunos, las diversas manifestaciones que han aparecido en el país, justo cuando sale electo un gobierno votado mayoritariamente por el electorado de derecha que aplica políticas de izquierda son productos de un supuesto malestar generalizado contra todo tipo de abusos, dicen ello. Tales abusos se manifestarían en la colusión de las farmacias y supermercados, el caso de la multitienda La Polar, según la izquierda. Sin embargo, ésta y en particular el Partido Comunista no tuvieron problemas en apoyar el paro de los funcionarios estatales de Servicio de Impuestos Internos y del Registro Civil, con lo cual muchas personas no pudieron hacer trámites o casarse por el civil. ¡Que se vayan a la coronilla! Los mismos que alegan del monopolio privado, con todo, apoyan el monopolio estatal como el de la empresa ENAP.
Obviamente, para los comunistas los chilenos somos víctimas del sistema neoliberal. Por tanto, todo está malo, aun cuando la realidad lo desmienta.
Mi modesta opinión es que más descontentos o ‘indignados’ el chileno intenta hacerse ‘El Vivo’, esto es, actuar casi al margen de la ley, trabajar el mínimo esfuerzo y vivir como los suecos o franceses.
Ahora bien, una forma de reconocer la presencia de los comunista detrás de las ‘manifestaciones ciudadanas’, su huella dactilar, es, pues, encontrar bombas molotov. Ese es su sello. Pero de antes de hablar de esos dispositivos explosivos, conviene recordar las palabras que dijo monseñor Luis Infante esta semana, obispo de Aysén. Según él, en una entrevista a los medios sostuvo que: “El Gobierno ha puesto la violencia”. Unas de las primeras noticias que informaron los medios, además, de las barricadas y de la destrucción de un vehículo, que no es violencia para el monseñor, es que decomisaron 22 bombas molotov en Puerto Aysén. Más adelante, ocuparan más vehículos como barricadas. Incluso fueron inculpados tres personas. La noticia del 18 de febrero de este año, por supuesto. Creo que es la fecha en que comenzó el conflicto en esa región del sur. Otro sí, se va cumplir un mes.



El fiscal jefe esa localidad, Luis Contreras afirmó: "El llevar artefactos incendiarios tipo bombas molotov, constituye una infracción a la ley 17.798 de Control de Armas".
Según monseñor, la violencia puede desatarse si el Gobierno no cumple el petitorio de los aiseninos: Confío en que se llegue de manera madura, democrática, sabia, amable se llegue a conclusiones, porque la gente en Aysén está cada día más encrispada, porque no se llega a una solución o a decisiones importantes sobre estos temas relevantes y eso podría llevar incluso a situaciones de violencia que no quisiéramos”. La violencia ya se desató, desde el momento en que se tomaron los caminos y hasta una comisaría, con lo cual dicha comunidad tuvo una carestía que no se veía desde la Unidad Popular. Los camiones que abastecían la zona, no podían entre sin el consentimiento de los tres activistas. El intendente fue derrocado.

Por eso, mismo el Gobierno le replicó a monseñor Luis Infanti a través de su vocero, Andrés Chadwick: “con apego a la verdad y viendo posibilidades de buscar soluciones". El obispo de Aysén es de izquierda, y ésta nunca ha sido amiga de la verdad. Las fotos de la prensa refutan abiertamente al monseñor.



El obispo de Aysén ilustra que tienen intereses creados. Por una parte, quiere si o si que el Gobierno acceda a las peticiones. Por otra parte, se opuso a la construcción del proyecto de generación eléctrica Hidroaysén, que traería trabajo y prosperidad.
Una prueba que muestra que la oposición le gusta atizar el fuego más que apagarlo, son las declaraciones del senador demócrata cristiano, Mariano Ruiz Esquide , a quien no le gustaron que el Gobierno acusar a monseñor de fomentar la violencia: “no puede ser que ministros de este gobierno de derecha, católicos y ultra conservadores se den el lujo de mandar a freír monos a un obispo de la Iglesia Católica". Y agregó: "nadie que hubiese previsto o pensado lo que este gobierno iba a hacer o decir. Si estas palabras no se habían repetido nunca en Chile, ni siquiera en los tiempos de la Unidad Popular. Es como lo extremo de lo antirreligioso". ¡Qué raro que el senador DC nunca haya criticado al rector y columnista del Mercurio, Carlos Peña, reconocido por anticlericarismo! Dicho sea de paso, al parecer no le gusta la diversidad al interior de la Iglesia, a pesar de que su propio partido esta semana quiere sacar un ley para la promover la diversidad.


Ya fines de febrero, el secretario de Sernatur de Aysén, aseguraba que debido a las movilizaciones la localidad perdería noventa millones de pesos diarios. ¡Qué importa! Después de todo, están los subsidios de Santiago. Por su parte, los productores de papas de esa región hace una semana, aseguraban que tendrían perdidas millonarias. Así lo aseguró el presidente de la Asociación Gremial de Productores de Papas de la Patagonia, Ricardo Riquelme, debido a los bloqueos: “Nosotros estamos a favor de todas las peticiones que tiene este paro, pero la verdad es que estamos bastante atados porque no contamos con insumos, sobre todo petróleo, para hacer nuestras cosechas”. Se suma, las pérdidas por destrozos. El gobernador de la Provincia de Coyhaique, Néstor Mera dijo que sufrieron daños por quince millones de pesos. Añadió: “esto sin contar el perjuicio que significó el corte de luz que sufrió la ciudad por un par de horas, que incluso afectó al hospital Regional”. Hace unos pocos días, los productores de la XI Región vaticina que tendrán pérdidas por 63 millones de dólares.
No basta con rezar hay que dejar la embarrá.

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sábado, marzo 03, 2012

La degradación de los derechos humanos



¿Qué destino tiene una sociedad donde el órgano en que todos debemos confiar para dormir tranquilos tiene menos autoridad y potestad que un grupo de personas haciendo huelga del hambre, tomándose un puente o amenazando con cortar caminos? Un cambio radical es necesario(Del blog de Hermógenes Pérez de Arce, ‘Y donde terminará todo esto”)

La falta de pensadores de derecha uno lo nota, cuando se aborda los llamados derechos humanos. Si uno realiza un ejercicio retrospectivo, se dará cuenta que los juicios en torno a los derechos humanos, están invertidos desde la época del Gobierno Militar. Basta leer solamente el libro “Contra la Corriente” del abogado y escritor Hermógenes Pérez de Arce, en la que recoge sus columnas semanales desde ese período hasta el Gobierno de Ricardo Lagos. En ellas constatamos que la izquierda tiene un buen manejo comunicacional con respecto a esos derechos. Tan bueno es el manejo, que en estos veintidós años, la derecha no ha podido revertir la imagen de que los únicos violadores de los derechos humanos son los militares, no así los terroristas y/o guerrilleros. Más la pobreza intelectual de la derecha, se ilustra en el hecho de que no le haya enrostrado a la izquierda, las víctimas del terrorismo desde 1968, sino que simplemente asiente a los parámetros de los progresistas, ya sea el Informe Rettig, ya sea el Informe Valech y su secuela. Por ejemplo, hablar de las violaciones de los derechos humanos en el período que duró el Gobierno Militar y restringida a los militares.
Como dije hace tiempo, todavía los académicos como los políticos de derecha no se han dado cuenta que cuando hablamos de derechos humanos, semánticamente, para la derecha significa cosas distintas a la izquierda. Para ésta última, es un derecho humano matar, funar, lanzar bombas molotov, ajusticiar y pisotear el Estado de Derecho, aun cuando digan de puros loros que lo respetamos. Dudo, por ejemplo, que el joven candidato a la alcaldía de Providencia y representante de la red Liberal chilena, el abogado Cristóbal Bellolio se atreva a defender la Ley de Amnistía, la prescripción y la igualdad ante la ley.
Para el colmo de los males, la derecha le ha facilitado el trabajo a la izquierda aprobando instituciones que son del gusto de ésta más de aquélla: el Instituto Nacional de los Derechos Humanos, el Museo de la Memoria y ahora último, la subsecretaría de los Derechos Humanos en el Gobierno de Sebastián Piñera. Además, de la Oficina de Derechos Humanos que dependen del Ministerio del Interior, que tiene por objeto querellarse contra los militares. Casi me olvido de los poderes fácticos o las organizaciones de derechos humanos, quienes establecen quienes violan o no los derechos humanos, el Observatorio de DD.HH. o el centro de estudio de derechos humanos de la Universidad Diego Portales, por nombrar algunos. Y casi me olvido también de haber firmado el por Tribunal Penal Internacional. Después de todo, los guerrilleros que quería incendiar a América Latina para convertirla en cien Vietnam, no se les puede acusar de genocidio. Pero ellos pueden hacerlo, como lo hizo Bachelet cuando le entregaron el título de doctor Honoris Causa en la Universidad Pompeu Fabra: “hubo una política deliberada de persecución y exterminio por parte del Estado. Y eso deja huella en una sociedad". Ella que admiraba al ‘Che’ y salió corriendo cuando la llamó el dictador Fidel Castro.
Insisto, para la derecha semánticamente los derechos humanos significan cosas distintas. Si hubiesen pensadores o políticos derecha, no me refiero a los que están en el gobierno, vería en los foros, en la prensa y en los medios en general un contrapunto como el que tuvo el presidente de los Estados Unidos, John Kennedy y el Premier Soviético, Nikita Jrushchov y que recrea la serie ‘Los Kennedy’. En efecto, cuando se reúnen ambos mandatarios en Viena, Jrushchov le dice al presidente norteamericano que la Unión Soviética apoya la libertad y la dignidad humana. Por esa razón, apoyaban a los movimientos que estaban surgiendo en los países del Tercer Mundo. Pues bien, John Kennedy le contra argumenta que los norteamericanos y las naciones aliadas de Estados Unidos la libertad y dignidad humana significan cosa distintas a lo que los rusos tienen pensado sobre ello. En la ex Unión Soviética estaba prohibidas los que llamamos ‘manifestaciones ciudadanas’. Por eso, nadie salió a protestar contra la invasión a Afganistán a diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos con la Guerra de Vietnam.
El homenaje al Brigadier Krassnoff mostró el verdadero rostro de la izquierda, a quien le gusta comportarse como un matón. Cualquiera persona normal sabe si actúa como un matón, va recibir un puñetazo en el hocico. En cambio, el izquierdista cree que lo van a recibir con un collar de flores como en la ‘Isla de la Fantasía’. Cuando fue el mencionado homenaje al preso político Miguel Krassnoff, buscando por la red encontré el siguiente documente del Centro del Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME), titulado “Las ocho funas que desataron la polémica” (2000). Se cita a varios militares y civiles que fueron funados en sus casas y lugar de trabajo, de los cuales uno está preso y el otro se suicidó. Se menciona al médico del Comando Conjunto, Alejandro Forero, que trabajaba en la Clínica Indisa; al brigadier Krassnoff, que trabajaba como gerente del Hotel Militar en Providencia, y que la ex ministra de Defensa, la terrorista Michelle Bachelet pidió se le pidiera la renuncia por estar involucrados en violaciones al derechos humanos; a la periodista de ‘El Mercurio’, Beatriz Undurraga; al oficial Germán Barriga, quien, finalmente, se suicidó por no contar con el debido proceso.
En aquel entonces, el ex diputado Maximiliano Errázuriz presentó una querella contra los funadores acusándolos de asociación ilícita y de causar daño a las personas que denuncian. Naturalmente, según relata el documento, el abogado del CODEPU que defendió a los funadores fue el actual diputado comunista, Hugo Gutiérrez. Ahora bien, según el documento: “Las FUNAS son manifestaciones que apuntan a informar a la ciudadanía sobre las identidades de los ex agentes de los aparatos de seguridad del régimen militar. Los jóvenes llegan hasta los domicilios o lugares de trabajo de los funaos en medio de cantos, bailes, batucadas, provistos de lienzos y volantes informan sobre el pasado de estas personas”. Esta cita es bastante reveladora. Primero, usa la expresión ‘régimen militar’, y en segundo lugar, dice que “informan sobre el pasado de estas personas”. Eso es, justamente, lo que ha faltado en la derecha, pues de ese modo, muchas personas que estuvieron en los grupos terroristas y en la Unidad Popular, no habrían ocupados cargos públicos, ministerios, asientos en el parlamento, embajadas y otros cargos, entre ellos, Carlos Ominani, Goñi, el subsecretario de aviación, el médico del Servicio Médico Legal y la propia ex mandataria, Michelle Bachelet. Lo que ha faltado a través de los medios impresos es provocar un asesinato de imagen, tal como lo hace la izquierda.
El documento añade: “La FUNA es profundamente democrática, pues la democracia es la capacidad de la población de expresar sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y anhelos. La FUNA es una expresión propia de la juventud que no es indiferente, de una juventud que tiene algo que decir…La FUNA expresa el derecho ciudadano a expresarse pacíficamente por las calles y exponer los hechos ocultos de nuestra historia reciente”.
Firma: “Para los torturadores, asesinos y sus cómplices. ¡Ni perdón ni olvido! Si no hay justicia hay FUNA”.
¿Quiénes están detrás de las organizaciones que funa? Acción, Verdad y Justicia; Agrupación de ex Presos Políticos; la Surda; el grupo terrorista el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez; la Juventud Rebelde Miguel Enríquez; Juventudes Comunistas de Chile; Movimientos Feministas Autónomos y Núcleo Crea, entre otros.
Me quedo con una definición de los derechos humanos, que escribió mi amigo Francisco Ibero: “Una contradicción en los términos. Todo el mundo sabe que los derechos no son humanos y que los humanos son izquierdos por definición”.

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